Pompeya, la ciudad romana en la que según algunos
historiadores se basan las leyendas sobre la Atlántida ahora también es la inspiración
de esta cinta homónima ¿la diferencia? Esta película será olvidada en muy poco
tiempo a diferencia de la leyenda de la Atlántida.
TriStar Pictures nos trae este film que responde a una
pregunta que nunca nadie hizo ¿Qué pasaría si Titanic (la película, no
precisamente el barco) y Gladiador tuvieran un bebe? Y la respuesta
aparentemente es una película que si bien es entretenida, nunca será recordada
fuera de “esa vez en la que Jon Snow de Game of Thrones fue un gladiador romano
y peleo contra Jack Bauer de 24” que en teoría suena genial pero no lo es.
Pompeya nos cuenta la historia de amor entre Milo (interpretado por Kit Harington), un gladiador
destacado que es llevado a la ciudad de Pompeya y Cassia (Emily Browning) la
hija de una familia de la alta sociedad que viven un apasionado romance después
de haber cruzado como 3 palabras entre si y haberse visto en dos ocasiones
distintas… Quizá solo sea cosa mía o es algo que solo le pasa a la gente bonita
(por lo que nunca podre experimentarlo) pero ¿De verdad la gente se enamora una
de otra así de fácil una de la otra? Ni las princesas de Disney son así de fáciles
y una de ellas vivía con 7 hombres solteros al mismo tiempo.
Por suerte no es lo único que tiene que ofrecer esta reinterpretación
de la historia, también cuenta con la versión pirata de Gladiador de Russell Crowe.
Lo mismo pero más barato y ni cercanamente interesante. El doctor Simil se sentiría
orgulloso. El problema con Pompeya es que todos los personajes se sienten
completamente planos e intercambiables unos por otros. Los buenos son buenos
porque así lo dicta el guion, no porque tengan una motivación o una meta que
los defina como tales y los malos son los malos por exactamente las mismas
razones. El peor de estos casos es el personaje del senador romano Corvus
(Kiefer Sutherkand) que se queda a nada de ponerse un bigote postizo, un
sombrero de copa y amarrar a la damisela en desgracia a las vías del tren solo
para que el héroe pueda salvarla. Si fuera más cliché probablemente sería
ilegal.
Esta película podría ser catalogada solo como una versión inferior
de las otras cintas ya mencionadas (porque lo es) de no ser por el tercer acto
que se compone completamente de la destrucción de la ciudad y el derroche de
efectos visuales. Me imagino a Jupiter viendo la historia de amor entre Milo y
Cassia y diciendo “esto es aburrido… Vulcano, hagamos esto más interesante”.
Los efectos son bastante buenos y aunque si hay un cierto placer mórbido en ver
la trágica destrucción de Pompeya a causa del volcán Vesubio, pero seamos
sinceros, no es diferente del que se experimenta al ver cualquier otra película
de desastres naturales, la diferencia aquí solo es el escenario de una antigua
ciudad romana.
Pompeya es una película que vale la pena ver en el cine solo
por los efectos especiales y aun así no creo que eso sea incentivo suficiente
para pagar el boleto completo. Entretenida como para ponerla en la tele
mientras estas haciendo alguna otra cosa pero nada que más y mejores películas pueden
ofrecer.
Solo dos cosas más: 1.- Por alguna razón no dejo de pensar
que Emily Browning haría una perfecta princesa Zelda si alguna vez se llega a
filmar una película de La Leyenda de Zelda, no sé si es por el tipo de vestuario
o por sus orejas, quizá un poco de ambas. 2.- (posible spoiler, aunque no creo
que cuente como spoiler a una historia que sucedió hace más de 1800 años…)
Pompeya, lamento decirte que Watchmen llamo y quiere que le regreses esa escena
que le robaste casi cuadro por cuadro, ambos sabemos de cual estamos hablando.
Pompeya: 6/10
Mejor que: Cualquier otra película dirigida por Paul W. S.
Anderson (aunque tristemente eso no es decir mucho)
Peor que: Titanic, Gladiador