Para
sorpresa de absolutamente nadie (y para cimentar aun más el hecho de que soy la
personificación perfecta del cliché de ñoño) disfruto mucho de las películas de
Godzilla, pero entiendo que esto es un, llamémosle “gusto adquirido”, uno que
definitivamente no es para todo el mundo. Tal vez para muchos el concepto de
monstruos gigantes destruyendo ciudades les parezca infantil o pasado de moda,
y quizá lo sea, pero afortunadamente la tecnología ha logrado hacer más
interesante el concepto para un publico contemporáneo, cambiando a tipos en
disfraces de Halloween pisoteando maquetas por efectos especiales
espectaculares, y aunque Godzilla II: El Rey de los Monstruos no es la
primera vez que se intenta llevar el concepto a un publico más amplio con una producción
gringa, lo cierto es que esta es la mejor adaptación hollywoodense del icónico personaje
hasta la fecha.
En Godzilla
II: El Rey de los Monstruos (No confundir con Godzilla: Rey de los
Monstros que es el nombre que le dieron a la original Godzilla de 1954… o Godzilla
Contrataca de 1955 que fue la segunda película de Godzilla… miren,
el punto es que hay un chingo de películas de Godzilla ¿Ok?) veremos a
una poderosa creatura luchando por mantener su dominio sobre la tierra. Por
todo el mundo han aparecido monstruos gigantes denominados como “Titanes” que
podrían poner a la humanidad en peligro, por lo que la organización
internacional conocida como “Monarch” se ha dedicado a su estudio y cuidado.
Cuando un grupo de eco terroristas roba un poderoso equipo experimental que podría
despertar a todos los Titanes a la vez, “Monarch” deberá hacer hasta lo
imposible por recuperar el dispositivo, incluso si eso implica despertar y
proteger al monstruo más poderoso de todos: Godzilla.
Uno de los
problemas más grandes de las versiones estadounidenses de Godzilla era que el protagonismo
casi siempre se veía robado por aburridos personajes humanos, dejando a Goozilla
como personaje secundario en una película que lleva su nombre, y aunque esto
sigue ocurriendo de vez en cuando en esta entrega, no hay confusión al respecto:
la atracción principal es ver a monstruos gigantes peleando entre ellos cual si
de función de lucha libre se tratase, y este espectáculo es MUY entretenido.
Las peleas de monstruos se ven interrumpidas constantemente por personajes
humanos comentando las escenas o envolviéndose en sus propias secuencias de acción,
las cuales no diría que son malas, pero sí bastante “estándar” (por llamarlas
de alguna manera), con personajes corriendo de explosiones y cosas así, lo cual
no es malo, pero entre ver a humanos corriendo o monstruos golpeándose en la
cara unos a otros, la segunda opción siempre sonara más interesante (porque lo
es).
La trama ocasionalmente
finge ser más profunda de lo que es, con temas como sobrepoblación o la función
misma de desastres naturales y su relación con la humanidad, pero la historia
nunca se complica demasiado, de hecho en ocasiones se siente tan sencilla y ridícula
que hasta parece sacada de una caricatura de acción ochentera. A pesar que la
trama al final se reduce a un simple conflicto de “buenos contra malos”, el
guion intenta dar tonos de grises a ambos lados del conflicto, haciendo que ninguno
de ellos esté totalmente en lo correcto o incorrecto, curiosamente haciendo que
tanto protagonistas como antagonistas tengan ideales en común, siendo los métodos
que cada uno utiliza como la distinción entre “héroes” y “villanos”, algo que
hace a la trama más interesante, por lo menos en mi opinión.
Tal vez esto
no signifique mucho para aquellos que no están familiarizados con la
franquicia, pero la película esta repleta de homenajes, referencias y alusiones
a toda la serie, y me refiero a todas las películas de Godzilla, no solo a las
producidas en estados unidos. El nivel de detalle en estos homenajes refleja la
verdadera dedicación y amor de aquellos detrás de esta producción por toda la
franquicia. De nuevo, tal vez esto no signifique nada para aquellos cuyo primer
acercamiento a la franquicia sea esta cinta, pero escuchar alusiones musicales,
ver versiones nuevas de creaturas clasiacas como Rodan, Mothra o King Ghidorah,
incluso escuchar la melodía característica de Godzilla junto con su icónico rugido
hace que a cualquier fan se le ponga la piel de gallina.
No me avergüenza
decir que amé esta película, lo que me pesa es reconocer que aunque sí resulta
muy entretenida no significa que sea perfecta. La trama tiene huecos
argumentales del tamaño de una huella de monstruo gigante, con demasiadas “coincidencias”
que ocurren solo para que la trama siga su curso, así como hacer a los
protagonistas humanos inmunes a la radiación, electricidad, la fuerza de
gravedad o derrumbes de edificios cada que es conveniente, rompiendo así un
poco la ilusión de que estos personajes se encuentran frente a frente con monstruosidades
gigantes, pero tal vez es ingenuo de mi parte esperar “realismo” de una cinta
sobre una lagartija gigante radioactiva con aliento atómico luchando contra un dragón
de tres cabezas que escupe electricidad. Como dije al principio, entiendo que
el concepto general de Godzilla no sea atractivo para todo el mundo, pero Godzilla
II: El Rey de los Monstruos me parece el punto de entrada perfecto
para aquellos que tengan la más mínima curiosidad por esta longeva franquicia, además
de que deja a todos los fans de la misma con un muy buen sabor de boca. Si son
fans no se la pueden perder, y si no son fans ¿Quién sabe? Tal vez esta cinta
sea la que finalmente los convierta en uno.
Godzilla II:
El Rey de los Monstruos: 3/5. Buena.
Mejor que:
Godzilla (1998), Godzilla (2014), Titanes del Pacifico: La Insurrección (2018)
No tan buena
como: Kong: La Isla Calavera (2017), Titanes del Pacifico (2013) Ya sé que la
franquicia de Titanes del Pacifico técnicamente no tiene nada que ver con
Godzilla, pero hay que reconocer que esa serie no existiría sin “El Rey de los
Monstruos”
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