Aunque no
fue la primera en su tipo, la franquicia de X-Men es la que
(debatiblemente) se encargo de cimentar la actual “época dorada” de adaptaciones
de comic al cine, atrayendo la atención del publico general a un producto que
poco antes era considerado demasiado “raro” o “ñoño”. En algunos sentidos la
primera cinta de X-Men estuvo adelantada a su tiempo, el problema es que
las tendencias siguieron avanzando rápidamente, no solo alcanzando a la serie
sino sobrepasándola, y lo quieran aceptar o no, la franquicia nunca pudo seguir
el paso, desafortunadamente otra muestra de esto lo podemos ver en X-Men: Dark
Phoenix, que da un cierre bastante flojo y sin mucha gracias a lo que fue
la era de los X-Men bajo la bandera de 20th Century Fox.
En X-Men:
Dark Phoenix veremos a los “Hombres X” enfrentarse a una gran fuerza cósmica
más allá de su comprensión. Después de muchos años de esfuerzo, el sueño de Charles
Xavier (James McAvoy) finalmente es una realidad: un mundo donde los seres
humanos y los mutantes pueden vivir en paz unos con otros, sin embargo esta
nueva utopía se ve amenazada cuando un miembro de los X-Men, Jean Grey (Shopie
Turner), es poseída por una extraña energía venida del espacio. Mientras que
Jean comienza a volverse más violenta y perder el control sobre sus poderes, el
resto de los X-Men deberán detener a su compañera y amiga antes de que se ponga
a ella misma y al resto del mundo en peligro.
Aunque Dark
Phoenix técnicamente no es un remake de X-Men: La Última Batalla, la
cinta tiene muchos puntos en común con esa cinta, lo cual es entendible
considerando que ambas son adaptaciones de la misma historia de los comics, el
problema con esto es que, aunque en teoría tenemos una historia “nueva”, muchas
escenas y tramas se sienten demasiado similares entre las dos películas,
simplemente cambiando algunos personajes de lugar y a los actores que los
interpretan, provocando que a pesar de sus mejores esfuerzos Dark Phoenix
se sienta como el “recalentado” de lo ya antes visto, quizá no una copia al carbón,
pero el sentimiento de “deja vu” es difícil de ignorar.
En cuanto a
los elementos “nuevos”, estos se sienten anticuados. La trama involucra una
serie de antagonistas bastante planos y aburridos que terminan siendo sólo una
excusa para que los personajes tengan a alguien que golpear durante el climax
de la historia, en lo cual, hay que aceptar, hacen un buen trabajo. El
desenlace esta repleto de la acción que se podría esperar de una “típica” cinta
de súper héroes, y aunque en un mundo post Avengers: Endgame no resulta
tan espectacular en comparación, el tercer acto es bastante entretenido, de
hecho (y esto es un pequeño spoiler) al hacer que los antagonistas técnicamente
no sean humanos hace que la cinta pueda darse el lujo de ser extremadamente
violenta, con secuencias muy creativas y emocionantes, aunque eso sí, nada de
sangre para no perder la clasificación de “B”, apta para público de 12 años en
adelante.
Tal vez le parezca
irónico o hasta hipócrita de mi parte, pero lo que muchos podrían considerar como
elementos ridículos y sin sentido a mí me parecieron curiosos homenajes al
material original. Es cierto que cosas como una pista de aterrizaje debajo de
una cancha de basketball, un teléfono que comunica a los super héroes directamente
con el presidente o un yet que puede viajar al espacio rompen con la seriedad y
“realismo” de la película, pero recordemos que toda la franquicia esta basada
en un telepata que entrena a un grupo de niños con habilidades sobre humanas a
pelear contra un terrorista con poderes magnéticos, el “realismo” no es precisamente
una prioridad.
Ya saben que
no me gusta ser extremista, esto lo digo porque ya he visto algunas opiniones
que dicen que esta es la peor película de la franquicia, así como los fans de
hueso colorado que están dispuesta a defenderla con capa y espada, pero la
verdad es que mi opinión no se alinea con ninguna de esas dos vertientes. La
película es funcional a secas, cumple con su objetivo de entretener, pero
desafortunadamente eso es lo único que hace y eso no es suficiente, no en la
actualidad al menos. Debajo del filme se esconde uno mucho más interesante, de
moralidades grises y verdadero drama, pero estos elementos se tocan muy
superficialmente, desperdiciando una muy buena premisa para, otra vez, irse por
el camino seguro de monos súper poderosos agarrándose a golpes unos a otros, es
decir, y como decía al principio, lo mismo que ha hecho la franquicia durante casi
veinte años de trayectoria. 20th Century Fox estuvo sentado sobre una mina de
oros durante años, y en lugar de explotarla se dedico ha crear una formula, una
efectiva e innovadora para su tiempo, lo cual llevo a que la serie nunca
alcanzara su verdadero potencial. Sé que ahora que Marvel Studios ha recuperado
los derechos cinematográficos de los X-Men veremos una nueva y mejorada encarnación
de esta franquicia, pero francamente creo que sería mejor dejar descansar a los
personajes por un tiempo… excepto tal vez Deadpool, aun no me canso de él.
X-Men: Dark Phoenix: 2/5. Meh.
Mejor que: X-Men:
La Última Batalla (2006), X-Men Orígenes: Wolverine (2009), X-Men: Apocalipsis (2016).
No tan buena
como: X-Men (2000), X-Men 2 (2003), X-Men: Primera Generación (2011), Wolverine
(2013), X-Men: Días del Futuro Pasado (2014), Deadpool (2016), Deadpool 2 (2018),
Logan (2017) Esa última era el final PERFECTO para toda la serie, pero Fox
tenía que salir a meter la pata otra vez…
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