Drama
situado en la segunda guerra mundial… como se nota que los premios Oscar están a
la vuelta de la esquina… Dejando el cinismo de lado por un momento, no creo que
sea una exageración que, por lo menos en el cine comercial (y excluyendo
documentales), Rescatando al Soldado Ryan
sea la película más influyente en memoria reciente que trate del conflicto
velico entre Aliados y El Eje, a tal grado que, por lo menos a gran escala, no
he visto ningún filme que trate de manejar un enfoque similar al manejado por Spielberg.
Hay quienes dirían que el intento mismo de superar esa película sería una
locura, por suerte Mel Gibson ha demostrado que es lo suficientemente loco y,
aunque el enfoque no es precisamente el mismo, Hasta el Último Hombre bien podría sentarse al lado de Ryan y compañía
en ser una delas mejores películas sobre la segunda guerra mundial.
Hasta el Último Hombre nos muestra la historia de un
soldado durante la segunda guerra mundial. Al buscar una manera de servir a su
país durante tiempos difíciles, Desmond Doss (Andrew Garfield) decide
enlistarse en el ejército. A pesar de que el joven Doss genuinamente quiere
ayudar a los que lo necesitan en la guerra, sus fuertes convicciones y
creencias religiosas lo hacen negarse rotundamente a portar un arma, lo cual
luce descabellado al pensar que será enviado directamente a una zona de combate.
Tengo que
decirlo desde un principio: El filme contiene un fuerte matiz religioso que
definitivamente no será del agrado de muchos, pero en defensa de la cinta, aunque
el fervor religioso es una parte importante de la trama, lo cierto es que no se
podría considerar como propaganda religiosa. La película sí cuenta con algunas características
que me hacen inevitable compararlas con filmes de propaganda, como lo es un
protagonista con cierto complejo de mártir, un leve delirio de persecución y simbología
nada sutil, pero a diferencia de otras películas, Hasta el Último Hombre
logra justificar estos detalles al incorporarlos íntegramente a su
protagonista, complementando perfectamente su aspecto religioso y,
sencillamente, su propia condición como ser humano.
La primera
mitad de la película se utiliza para presentarnos con lujo de detalle al
protagonista y su entorno, lo cual es necesario para enganchar por completo al
espectador durante el segundo acto. Puede sonar exagerado pero la única manera
en que puedo describir la segunda mitad de la cinta es, en una sola palabra: “Brutal”.
El conflicto velico se nos muestra con un lujo de detalle casi perturbador y visceral,
dándonos algunas de las escenas más violentas que he visto en algún tiempo. La acción,
aunque no precisamente “divertida” (a menos que sean alguna clase de sociópata),
definitivamente es muy envolvente por sí sola, pero gracias al tiempo que se
toma la cinta en retratar a su protagonista hace que verdaderamente podamos
ponernos en sus zapatos y entender su nada difícil situación.
Aunque no lo
llamaría propiamente una falla, debo decir que el elemento del romance entre el
protagonista y su esposa no es de mi agrado. La subtrama romántica, aunque se
lleva a buen ritmo, parece iniciar prácticamente de la nada y una vez que se
desarrolla parece utilizar toda oportunidad que puede para utilizar diálogos e
interacciones entre los personajes que rayan en lo vomitivamente melosos. Lo
anterior se debe muy probablemente a mi negro e insensible corazón, pero el
romance cumple la función de humanizar aún más a los personajes, lo cual logra
hacer perfectamente y tomando en cuenta que esto está basado en una historia
real ¿Quién soy yo para cuestionar este aspecto? Eran los años 40´s, tiempos
más sencillos y todo eso.
Reconozcamos
una cosa, Hasta el Último Hombre no
es ni la primera ni la última película que nos hable sobre el triunfo del espíritu
humano durante la segunda guerra mundial, pero definitivamente es una de las
cintas que mejor desarrollan ese tema. Sé que la moralidad del director es más
que cuestionable en más de un sentido pero ¡Maldita sea! Mel Gibson es un buen
director que sabe contar una buena historia, aun cuando parece inevitable (por
lo menos últimamente) inyectar a sus proyectos cierta dosis de religiosidad y,
aunque suene raro, un extraño nivel de sadismo. Definitivamente algo que vale
la pena ver, pero de nuevo, aunque suene exagerado, las cosas pueden ponerse
demasiado graficas durante la segunda mitad de la pelicula. No digan que no les
avise.
Hasta el
Último Hombre: 4/5. Muy Buena.
Mejor que:
Aliados (2016)
No sé si
decir que no es tan buena como Rescatando al Soldado Ryan (1998), eso es algo
que necesita de tiempo y perspectiva, pero por lo menos ahorita me atrevería a
decir que se encuentra a la par.