jueves, 28 de noviembre de 2019

Video-reseña: Jugando con Fuego

Video-reseña: Frozen 2

Video-reseña: Midway: Batalla en el Pacífico

Video-reseña: Contra lo Imposible

Video-reseña: Placa de Acero

Video-reseña: Polvo


Cine Barato: Jugando con Fuego



No toda película está hecha para todo tipo de público y la causa no siempre se limita a un gusto personal. Algunas producciones tienen a un único público objetivo y es a ese tipo de espectador al que se pretende entretener y a nadie más. Todo esto no es más que mi forma de intentar aminorar el golpe cuando diga que, a pesar de que Jugando con Fuego sea una película bastante mala, creo que podría entretener a un público infantil de muy corta edad, digo, no creo que la forma de hacerlo sea buena, pero logra su cometido.

En Jugando con Fuego veremos a un grupo de rescatistas cuidando a unos traviesos niños. Jake Carson (John Cena) está a cargo de una estación de bomberos en California, siendo uno de los mejores en su trabajo gracias a su disciplina y seriedad. Tras rescatar a de un incendio a Brynn (Brianna Hildebrand), Will (Christian Convery) y Zoey (Fonley Rose), Jake y su grupo de rescatistas deberán cuidar a los tres niños hasta que sus padres vayan a recogerlos a la estación, lo cual pondrá de cabeza toda la vida de estos bomberos.

El único ángulo “original” del filme es hacer que el protagonista sea un bombero, de ahí en más TODO elemento del filme ya se ha visto antes en un sinfín de películas similares. La rutina del macho Alpha, rudo y macho cuyo corazón es alcanzado por un grupo de tiernos niños ya se ha visto antes, como en Un Detective en el Kínder (1990), Una Niñera a Prueba de Balas (2005) o Hada por Accidente (2010), todas ellas ejecutando esta fórmula de mejor manera.

El humor es muy simplón. 50 % es personas cayendo al suelo, 35% pedos y mierda, 10% malentendidos de comedia romántica y 5% cualquier otro tipo de “chiste”. No estoy seguro de si se está tratando de ser gracioso o solo es otra forma de vender producto, pero la película tiene una fuerte fijación por “Mi Pequeño Pony”, lo cual indirectamente hace que la cinta se convierta en OTRO comercial de juguetes.

El casting es un desastre y no solo por las malas actuaciones. A pesar de que John Cena quiera hacer el papel de hombre rudo, tiene un aire demasiado bonachón, digo, eso no cambia el hecho de que probablemente podría romperme todos los huesos del cuerpo usando solo su dedo meñique, pero su personalidad no encaja con el de su personaje. Los niños tienen el mismo problema, en una escena actuando como bebes que apenas y pueden hablar, en otras como si tuvieran daño cerebral y en otras lo suficientemente maduros y razonables como para dar consejos de vida a un motón de adultos. La inconsistencia resulta más confusa que graciosa.

Lo único que puedo decir a favor de Jugando con Fuego es que no me aburrió, no me divirtió tampoco pero por lo menos no me hizo dormir. El humor es demasiado simple, las actuaciones malas y la trama dolorosamente predecible. Como dije al principio, solo niños muy pequeños podrían disfrutar esta cinta, y aun así, creo que hay muchas otras opciones mejores.

Jugando con Fuego: 1/5. Mala.













Mejor que: Parque Mágico (2019)
No tan buena como: Dora y la Ciudad Perdida (2019)

martes, 26 de noviembre de 2019

Cine Barato: Frozen 2



¿Alguien más está un poco espantado por el monopolio de entretenimiento en el que se está convirtiendo El Malvado Imperio Galáctico Disney? No solo porque se siente como que eventualmente todo el mundo terminara siendo empleado de Mickey Mouse (excepto yo. Sé que la compañía no haría nada por contratarme porque no valgo ni una escupida), sino porque esto ha hecho que la empresa se vuelva floja y muy poco creativa con sus producciones. Como si su constante regurgitación de películas clásicas en “Live Action” no fuesen suficientes, también tenemos que liderar con secuelas innecesarias que, tristemente, lo único que necesitan es tener un nombre reconocible y con eso tendrán el éxito asegurado en taquilla, como es el caso de Frozen 2, que a pesar de contar con muy buena animación, tiene una historia muy forzada que en más de una ocasión no tiene ningún sentido.

En Frozen 2 nos volveremos a encontrar a Elsa y Anna. El reino de Arendelle vive una nueva era de prosperidad bajo el mando de la reina Elsa y su hermana Anna. Cuando una serie de desastres naturales comienzan a afectar al reino, Elsa, Anna y el resto de sus amigos, se embarcaran en una aventura para descubrir su misteriosa la causa, algo que también podría revelar el origen de los poderes mágicos de Elsa.

Pueden odiarla o amárala, pero hay que reconocer que el impacto de la original Frozen ha dejado huella en el mundo de las películas infantiles (y en las carteras de todos los padres con hijas pequeñas, especialmente cuando se acerca navidad), siendo una “clásico contemporáneo”, un cuento de hadas que se siente más “moderno” (por llamarlo de alguna manera) sin que esto le quite la magia e inocencia infantil, en otras palabras, es (o era) un concepto bastante refrescante, mientras que su secuela es TODO menos novedoso.

En lugar de seguir con el crecimiento de sus personajes, Frozen 2 parece querer olvidar las lecciones aprendidas en la película anterior y decide que sus protagonistas hagan el mismo crecimiento que ya han tenido antes. Vemos a Elsa explorando su propia identidad queriendo descubrir su verdadero ser… otra vez… Anna queriendo desesperadamente ayudar a su hermana y fortalecer sus lazos familiares y de amistad entre ambas… otra vez… tenemos a Kristoff que solo está ahí, sin aportar prácticamente nada a la historia. Curiosa o tristemente, dependiendo de cómo lo quieran ver, el único personaje que parece continuar con un desarrollo más creíble es Olaf, quien sin perder su optimismo ante la vida está pasando por una crisis existencial propia, lo cual es bastante gracioso, o quizá solo es idea mía y mi propio nihilismo lo que estoy proyectando.

Los momentos más destacables resultan los números musicales, los cuales son bastante agradables pero no creo que ninguno de ellos sea tan pegajoso como la música de la cinta anterior, aunque eso sí, intenta duplicar el éxito de “Libre soy” no una, sino dos veces con dos números musicales muy parecidos tanto en tono como en composición visual, lo cual es muy agradable a la vista gracias a la excelente animación, pero mi mente de adulto amargado  no puede dejar de pensar que estas escenas solo quieren reproducir el éxito ya antes obtenido, no aportar nada verdaderamente nuevo o interesante.

No sé cómo decirlo exactamente, pero la producción se siente un tanto arrogante, ya que da por hecho que todo el mundo conoce a sus personajes, digo, probablemente tiene razón, pero eso hace que no se dé tiempo a presentarnos a sus protagonistas, asumiendo que ya conocemos sus personalidades y la forma usual de interactuar entre  ellos. Curiosamente esto termina siendo una paradoja ya que, aunque los personajes no se presentan adecuadamente, haciendo casi mandatorio el ver la primera cinta para entender quién es quién, la historia misma de Frozen 2 se conecta de manera tan torpe y forzada con su antecesora que bien podría tener a protagonistas totalmente distintos y la trama no sufriría ningún cambio significativo.

Lo entiendo, no importa que tanto nos quiera convencer El Malvado Imperio Galáctico Disney de que quiere darnos momentos familiares entrañables, su verdadero objetivo es hacer dinero, así funciona el mundo del capitalismo nos guste o no, pero antes podía decir que al menos había algo de integridad y valor artístico detrás de sus producciones, por lo menos en la Frozen original lo había, pero esta secuela se siente como un descarado comercial de juguetes, con una estereotípica trama de fantasía cuyo objetivo es recordarnos que estos personajes existen y, una vez más, vendernos toneladas y toneladas de juguetes y mercancía relacionada con la cinta. Es como si, mientras que los niños se están divirtiendo al ver a sus personajes favoritos en la pantalla grande una vez más, la producción viera directamente a los ojos de sus padres para decirles: “No olviden tener el dinero listo para comprarle esta nueva muñeca de Elsa a sus hijas. Es el mismo molde de antes pero con un vestido y cabello son diferentes”. No, no disfrute de Frozen 2. Tal vez estoy proyectando mi propi cinismo, pero no creo que este ni cerca de lo novedosa o entretenida que fue la película original, sin embargo al menos puedo decir que la animación es excelente y sí, en ese aspecto supera a la original, es la historia y sus personajes los que se quedan cortos, lo que tristemente no va a importar en nada ya que todo niño pequeño llevará a rastras a sus padres a ver esta película al cine, si es que no lo han hecho ya más de una vez. Frozen 2 tiene sus momentos entretenidos y les aseguro que tanto niños como adultos podrán disfrutarla sin muchos problemas, pero en lo personal la falta de consistencia en la trama me deja con un muy mal sabor de boca.

Frozen 2: 2/5. Meh. (La verdad es que le estoy dando un punto de más en un lastimero intento de que una chusma iracunda de niños rata no me linche por decir que su comercial de juguetes favorito es una mala película).














Mejor que: Wifi Ralph (2018) (hablando de secuelas innecesarias)
No tan buna como: Frozen (2013), Frozen: Fiebre Congelada (2015), Olaf: Otra Aventura Congelada (2017), Moana (2016).

domingo, 24 de noviembre de 2019

Cine Barato: Midway: Batalla en el Pacifico



La abundancia de películas sobre la Segunda Guerra Mundial es algo que nunca va a cambiar, después de todo es el acontecimiento más importante en la historia reciente que ha forjado el mundo a lo que es hoy. No solo esta repleta de batallas y personajes fascinantes, si no que, con el tiempo y perspectiva, nos podemos dar el lujo de ver un mismo acontecimiento desde varios puntos de vista como en el caso de Midway: Batalla en el Pacifico, que nos muestra una de las batallas navales más importantes de la historia, agregándole una estética de “película de acción” que la vuelve más entretenida.

En Midway: Batalla en el Pacifico veremos la dramatización de una serie de batallas de la Segunda Guerra Mundial. Después del ataque a Pearl Harbor por parte de fuerzas japonesas, Estados Unidos entra en el conflicto armado. Mediante una serie de batallas navales y varias operaciones de espionaje y contraespionaje, Estados Unidos descubre que el ejercito Japones planea atacar la base militar en Midway, punto clave para las fuerzas aliadas. Preparándose para una cruenta batalla, ambos bandos se preparan para lo que será una batalla decisiva que bien podría definir el curso del resto de la guerra.

La película retrata varios acontecimientos importantes antes, durante y después de la batalla de Midway, y aunque hace un buen trabajo al hacerlo, muchos detalles parecen tratarse un poco a la ligera. No me malentiendan, el filme nos da todos los datos que necesitamos para comprender la importancia y peso de cada decisión dentro del conflicto, pero al querer abarcar tanto como le sea posible, muchos datos se tocan de manera muy superficial, lo cual ayuda a que el ritmo de la trama nunca se detenga, pero en más de una ocasión los datos se sienten saturados, como las notas simplificadas de un libro de historia, lo cual es entendible, esto es una dramatización, no un documental, si embargo pienso que el filme llega a abarcar más de lo que debería.

Podemos ver los acontecimientos desde muchos puntos de vista, desde generales hasta mecánicos y pilotos de los vehículos de guerra, lo cual ayuda a dar variedad a la narrativa, pero una vez más, al querer abarcar tantas líneas argumentales, muchas de ellas se sienten demasiado apresuradas. Quizá la excepción a esto es la historia del teniente Richard Best, piloto que se nos pinta casi casi como el clásico héroe de acción valeroso e intrépido, algo que quizá sea romantizar a la verdadera figura histórica, pero al menos no demerita en lo absoluto sus hazañas, además de darle al público una historia fácil de seguir con un protagonista carismático.

Los efectos especiales ayudan a crear batallas emocionantes pero todas ellas tienen más o menos los mismos problemas. Los modelos por computadora no son precisamente malos, pero cada que vemos una intensa batalla aérea parece como si estuviésemos viendo a alguien jugando un videojuego, no a verdaderas batallas históricas. Esto se acentúa aún más con el trabajo de “green screen” el cual es bastante malo, haciendo muy evidente cuando los actores tienen de fondo una imagen hecha por computadora y no algo más tangible. Es cierto que la forma de acentuar los efectos visuales ayuda a darnos secuencias mucho más interesantes, pero al mismo tiempo terminan rompiendo con el realismo que el resto del filme está tratando de alcanzar.

Midway: Batalla en el Pacifico logra su cometido de ser un drama histórico con tintes de acción, y aunque hace un buen trabajo al contarnos su historia no creo que tenga un ángulo verdaderamente único que la haga distinguir de otras tantas películas de guerra. Al querer contarnos tantas tramas a la vez, todas ellas fuertemente entrelazadas, muchos hilos narrativos se sienten incompletos o, en el mejor de los casos, llegan a un desenlace que se siente bastante anticlimático. Admiro la convicción de la producción por darnos tantos detalles como puede, pero esto le da un aire muy “genérico” a la cinta, no que esto se algo malo, pero pienso que si se hubiese enfocado en solo unos cuantos eventos y personajes, la cinta seria más memorable. Si son aficionados a las películas sobre la Segunda Guerra Mundial, Midway: Batalla por el Pacifico es una buena opción, pero francamente no creo que se quede en la mente del espectador por mucho tiempo.

Midway: Batalla por el Pacifico: 2/5. Meh.














Mejor que: Pearl Harbor (2001).
No tan buena como: Dunkerque (2017).


jueves, 21 de noviembre de 2019

Cine Barato: Contra lo Imposible



Una prueba infalible para valorar la calidad de una película es que esta se capaz de atrapar por completo tu atención, lo cual es mucho más fácil decir que hacer. Obviamente nos inclinamos hacia las producciones que nos resultan familiares, ya sea un género, un actor, director o algún otro elemento con el que estemos familiarizados, pero una buena película es capaz de atraparte aun cuando en un principio no tengas ningún interés en la misma, eso es lo que me paso a mí con Contra lo Imposible, que al tratarse de un “drama histórico” sobre automovilismo, tema del que no tengo mucho interés que digamos, logra darnos una cinta verdaderamente cautivadora en más de un sentido.

En Contra lo Imposible veremos la historia de un grupo de personas unidas por su pasión por el automovilismo. Después de una negociación que no llegó a buen término, la rivalidad entre las empresas automovilísticas Ford y Ferrari aumenta, no solo en el ámbito comercial si no hasta de manera personal para los dueños de ambas empresas, Henry Ford II (Tracy Letts) y Enzo Ferrari (Remo Girone). Para demostrar que es capaz de ganarle a su rival en su propio juego, Ford reunirá un grupo de ingenieros, diseñadores, mecánicos y pilotos con el objetivo de crear un auto capaz de vencer a Ferrari. Liderados por Carroll Shelby (Maatt Damon) y Ken Miles (Christian Bale), todo el equipo pondrá a prueba no solo sus capacidades si no las de sus propias maquinas.

Aunque el filme si utiliza muchas de las convenciones ya muy vistas de películas deportivas, la cinta es mucho más que una historia de “carreritas” o el típico cuento de “blanca nieves” donde un “desconocido” logra la gloria mediante un triunfo deportivo inimaginable, esto gracias al guion y al reparto. Lo más interesante del filme son sus personajes y las diferentes interacciones entre todos ellos, haciendo que cada participante pueda desenvolverse en más de una sola faceta, como por ejemplo el personaje de Ken Miles, que debe balancear su vida familiar con la laboral, sus propios sueños y esperanzas, además de no descuidar su faceta de padre amoroso, todo ello dándonos un personaje bastante completo, cierto, esto debe ser un poco más “fácil” debido a que estamos viendo la dramatización de eventos reales, pero el hecho de que se puedan manejar tantas facetas a la vez sin que ninguna de ella se sienta fuera de lugar es algo sobresaliente. Y solo estoy daño el ejemplo del personaje interpretado por Christian Bale, pero a la verdad es que todo el reparto logra inyectar esa misma esencia multifacética a todos los personajes.

El filme no evita mostrar su favoritismo por cierta versión de la historia, por lo que no es demasiado sorprendente ver a una producción estadounidense mostrar a Ford como el protagonista y Ferrari, una empresa “extranjera” como los antagonistas, pero por suerte esto no se pinta como un simple “buenos contra malos”. A pesar de que muchos personajes y sus historias se ven entrelazadas gracias al factor común del automovilismo, todos ellos no dejan de tener ideales y motivaciones propias, los cual los hace chocar entre ellos aun cuando, técnicamente, todos sean parte de un mismo equipo. Aquí no hay verdaderos “malos” ni “buenos”, solo personas con diferentes puntos de vista.

Las escenas de carreras, debatiblemente el platillo principal de la cinta, logran ser tanto entretenías como emotivas. El filme podría mostrarnos solo un montón de carreras una tras otras, pero en lugar de ello se toma su tiempo para mostrarnos lo que está en juego, de dejaros ver la verdadera pasión detrás del deporte, lo cual lleva su tiempo pero la espera definitivamente vale la pena, haciendo que al final algo tan “sencillo” como hacer un cambio de velocidades sea una experiencia muy emocionante.

Quede fascinado con Contra lo Imposible, aunque no estoy seguro si esto se debe a mi propio desconocimiento sobre automovilismo, pero quiero imaginar que si tuviera siquiera la más mínima noción sobre el tema amaría aún más esta película. Puede que no sepa de autos, carreras europeas o ingeniería, pero el filme logra retratar la pasión que hay detrás de todo este mundo, y aunque esto no me convierta en un aficionado de este deporte, por lo menos me hace comprender más a aquellos que comparten ese entusiasmo. Para fingir imparcialidad creo que debo señalar algo “malo” dentro del filme, y eso sería que es bastante largo, pero francamente incluso eso es una crítica sin fundamento ya que cada escena resulta importante para toda la trama, todo se une de manera casi perfecta para mantener las cosas en marcha, cual motor bien ajustado… perdón por la analogía nada original, no podía evitarlo. Si tienen la oportunidad vean contra lo Imposible, y aunque no creo que sea del todo necesario para disfrutar de su historia, véanla en la pantalla grande para apreciar por completo esas secuencias de carreras, solo por ello ya vale la pena ir al cine.

Contra lo Imposible: 4/5. Muy buena.














martes, 19 de noviembre de 2019

Cine Barato: Placa de Acero



No sé a qué se deba, tal vez es cansancio, tal vez ya se me acabaron las palabras, tal vez me doy cuenta de que en realidad a nadie le importa, el punto es que cada vez me es más difícil expresar los comos y los porqués de lo malo que, en mi opinión, tiende a ser el cine mexicano comercial. Tomen por ejemplo Placa de Acero, una producción que intenta ser un híbrido entre comedia y acción que fracasa en el intento, pero en esta ocasión dicho fracaso no me provoca la rabia usual, desilusión o tristeza, así que me voy por la vía fácil a repetir lo que he dicho muchas veces antes: No es la peor que haya visto en mi vida, pero eso no significa que sea buena. Ni de cerca.

En Placa de Acero veremos las desventuras de un grupo de policías. Roberto Recto (Alfonso Dosal) es un elemento modelo recién salido de la academia de policía dispuesto a servir a su comunidad. Durante sus primeros días en su nuevo trabajo como agente de la ley, Roberto es asignado a patrullar junto con el oficial Vázquez (Adrián Vázquez), un policía corrupto, flojo y sínico, es decir, la imagen opuesta del propio Roberto. Aun con sus diferencias, los policías tendrán que aprender a trabajar juntos para atrapar a una banda de narcotraficantes que está distribuyendo una nueva y peligrosa droga por toda a la ciudad.

La película está cimentada en tantos clichés como es humanamente posible, siendo la típica historia policiaca de “pareja dispareja” y aunque sus intentos de humor tratan de disfrazar lo predecible de su trama, en ocasiones lo único que logran es acentuarla. Lo que debo reconocer es que, por lo menos, el humor no se siente tan forzado, digo, eso no lo hace gracioso, pero los personajes no se sienten como que estén buscando “hacerse los chistositos”, no todo el tiempo al menos, aunque eso sí, yo no soy de aquellos que piensan que escuchar decir “pendejo”. “me la pelas”, “baboso” y otras tantas frases similares sean equivalente a contar un chiste, algo que la producción sí cree y por ello abusa de ese recurso.

Otro problema que se arrastra casi desde el principio es que se trata de mantener un poco de seriedad en la trama, pero esto hace que muchas escenas que se intentan tomar como dramáticas y emocionantes solo terminen convirtiéndose en comedia involuntaria. El desenlace quiere simular el clímax de una película de acción “seria”, con los personajes peleando a mano limpia y dialogando entre ellos como si fuesen dos caricaturas, lo cual podría ser graciosos de no ser porque la producción pretende que se tome la secuencia con toda seriedad. En este caso pienso que el querer mantener un tono serio fue un desperdicio ya que, al estar basándose en formulas ya establecidas, esta pudo ser una buena oportunidad para parodiar dichas convenciones, lo cual tampoco es precisamente original pero ayudaría a balancear un poco lo desigual que se siente su uso de la comedia y la acción.

Como es de esperarse (tristemente), el guion está lleno de agujeros argumentales, muchos de los cuales pretende justificar mediante comedia, pero eso termina siendo una pobre excusa para un guion que se siente bastante flojo por momentos. Los personajes siempre llegan en el momento preciso para escuchar a “los malos” monologando sobre sus planes malvados, o comportándose de manera totalmente irracional con tal de tratar de contar un chiste, como cuando por ninguna razón más que provocar un poco de comedia física barata, los policías llevan esposado a un informante directamente a un escondite de narcotraficantes, no porque o necesiten, no porque tenga información relevante, sino solamente para tener a alguien con quien tropezar y caer al suelo repetidamente. Sé que muchos consideran que una comedia no debería de estar tan comprometida con ser verosímil, y tienen razón, pero para que esto funcione el tono debe ser una constante, no cambiar de comedia a “seriedad” sin ton ni son.

Ya no sé qué decir. Puedo apreciar el intento de darnos una comedia que vaya más allá del chiste ”de pastelazo” o “albur barato”, es más, aquí entre nos hasta estoy agradecido de que la producción no sea otra insípida comedia romántica, pero el producto final deja mucho que desear. No sé si el guion originalmente era una historia policiaca de verdad y solo hasta después se le inyectaron los elementos cómicos o si era una comedia que quiso tener una trama más seria, el punto es que la combinación no funciona, por lo menos no en la forma en que la presenta Placa de Acero. La película se queda a unos cuantos pasos de llegar a esa mítica zona de ser “tan mala que es buena”, pero se queda a medio camino, es decir, simplemente es mala. No dudo que puea entretener a más de uno, pero francamente no creo que valga el boleto de entrada, a lo mucho verla cuando la den por televisión abierta y no haya otra cosa mejor que hacer.

Placa de Acero: 1/5. Mala.













Cine Barato: Polvo



Sé lo que van a decir: “ni cuando le dan gusto este mamón está satisfecho”. Esto lo digo porque Polvo tiene todo lo que busco en una película de cine mexicano comercial: Buenas actuaciones, una historia interesante, toques de humor negro y una visión más “artística” sin llegar a sentirse pretenciosa… y aun con todo eso, Polvo es extraordinariamente aburrida, lo cual, quiero creer, tiene una buena razón de ser, pero eso no cambia lo monótona que resulta.

En Polvo veremos a un hombre regresar a su pequeño pueblo natal para terminar un trabajo relacionado con el narcotráfico. Después de que un cargamento de cocaína cayera en el remoto y pequeño pueblo de San Ignacio, “El Chato” (José María Yazpik) es encomendado por su jefe a recuperar el cargamento, lo cual se le facilitaría ya que “El Chato” conoce muy bien la zona y a sus habitantes, ya que él es originario del pueblo. “El Chato” no solo tendrá que lidiar con dolorosos encuentros de su pasado sino que la tarea también lo hace enfrentarse a las consecuencias de sus propias acciones, futuras y pasadas.

La historia de la película puede sonar una muy gastada, el típico cuento de los males del narcotráfico, y aunque esto es verdad, el ángulo que toma es muy distinto al acostumbrado. No hay glorificación del narco, balaceras emocionantes o persecuciones extravagantes porque esa no es la historia que el filme quiere contar, en su lugar vemos los efectos secundarios aún menos glamorosos, la persecución del dinero que orilla a una población a dejar de lado la educación, el deporte y hasta la familia con tal de perseguir el bien monetario, el cual al final ni siquiera sirve para mejorar la calidad de vida de las personas sino a la creación de “nuevos ricos”, cuya idea de estabilidad económica y opulencia se limita a vestir de traje todos los días y a tomar cerveza en copa.

El ritmo de la trama es muy lento y repetitivo, en ocasiones teniendo muchas escenas en las que aparentemente nada sucede, pero esto es intencional (creo), ya que esa misma monotonía y repetición es la que se podría esperar de un pequeño pueblo en medio de la nada con poco más de 300 habitantes, dándole al filme un aire de realismo difícil de explicar. Y ya que hablamos de realismo, este también se ve reflejado en la actuación. Puede sonar demasiado obvio, pero todos los actores se sienten como verdaderas personas, no caricaturas exageradas de ellas, con diálogos llenos de pausas, muletillas y modismos que hacen sentir cada conversación como un intercambio verbal genuino y no como algo salido de un libreto rebuscado y melodramático.

El nivel técnico también está muy bien cuidado, con fotografía y cinematografía que logra retratar de manera muy agradable y convincente la monotonía diaria de un pueblo pequeño, con paisajes “mundanos” que no son tan bellos como para adornar una postal, pero que no carecen de belleza propia a su manera.

Sé que no tiene ningún sentido lo que voy a decir, pero el “problema” de Polvo es que hace un trabajo demasiado bueno al recrear una atmosfera repetitiva y monótona, lo cual le inyecta a la producción una dosis de realismo difícil de superar, pero eso no equivale a tener una experiencia entretenida, lo cual está bien, ya he dicho antes que reducir al cine a un metro divertimento es menospreciar todas las capacidades del medio, pero esto evitara que muchos puedan encontrarle valor al filme. Este no es un caso de “si no te gusta es porque no le entiendes”, ya que parte de su objetivo es retratar la vida cotidiana sin adornos o exageraciones; los que saben dirán que es una “comedia costumbrista”, pero yo no lo hare porque yo no soy de los que saben. Las pequeñas muestras de humor hacen la experiencia más llevadera, pero estas se convierten también en algo repetitivo y demasiado esporádico, y aunque se venda así misma como una “comedia”, el filme definitivamente no lo es. Me alegro de haber visto Polvo por el simple hecho de que es algo verdaderamente diferente a lo que llega usualmente a cartelera por parte del cine mexicano comercial, por ser una propuesta con verdadero valor artístico, pero francamente no creo que el público general pueda apreciarla, y no es cuestión de elitismo o intelectualismo barato, es porque la cinta, por diseño, es aburrida, y no creo que muchos quieran ir al cine sabiendo que se van a aburrir. Véanla si quieren experimentar algo diferente, solo tengan en mente que la dicha experiencia podría no ser agradable.

Polvo: 2/5. Meh.













Video-reseña: Doctor Sueño

jueves, 14 de noviembre de 2019

Cine Barato: Doctor Sueño



El problema más grande de muchas secuela de películas es que a veces se producen no por querer expandir el material original o porque haya más desarrollo en la historia, sino que se hacen con el único objetivo de “colgarse de la fama” del material original, y aunque ese no creo que sea el caso de Doctor Sueño, eso no significa que esté libre de sus propios problemas. No me importa sonar a disco rayado y decir lo que ya todo el mundo ha icho hasta el cansancio: El Resplandor de Stanley Kubrick es una pinche obra maestra, y el siquiera sugerir que necesita una continuación me suena a una blasfemia pero aun así Doctor Sueño logra continuar con su legado de manera natural además de que, quizá más importante, resulta una muy buena película por mérito propio.

En Doctor Sueño nos volveremos a encontrar con Dan Torrance años después de los traumáticos eventos ocurridos en el Hotel Overlook. Han pasado muchos años desde Dan Torreance descubriera su don de “resplandecer” pero debido a su traumática infancia ha tenido problemas para ajustarse a la vida adulta. Cuando Dan es contactado por Abra Stone (Kyliegh Curran), una niña que posee habilidades psíquicas similares pero superiores a las suyas, ambos empiezan a forjar una amistad, sin embargo el gran poder de Abra también atraerá la atención de un peligroso grupo de personas que se alimentan y destruyen  a aquellos que cuentan con “El Resplandor”.

Lo lamento, pero al ser una secuela directa de El Resplandor, las comparaciones serán inevitables, es por eso que lo más importante para apreciar Doctor Sueño es saber que, aunque ambas cintas están fuertemente ligadas, no están precisamente “cortadas con la misma tijera”. El Resplandor es una obra maestra del terror, y aunque Doctor Sueño tiene algunos elementos del género, sobre todo cuando se da a la tarea a recrear escenas clásicas del filme anterior, y aún más específicamente durante el desenlace, su tinte se acerca mucho más al suspenso que al horror. En lugar de “plagiar” a su predecesora, Doctor Sueño intenta reproducir el estilo de Kubrick siempre que puede y lo hace bastante bien. El encuadre, la fotografía, el paneo de la cámara y otros tantos conceptos de cine de los que finjo saber para sentirme más inteligente de lo que soy, son sacados directamente de El Resplandor y terminan sintiéndose como un genuino homenaje y no solo un “copy + paste” barato.

Los efectos especiales podrían verse un tanto ridículos sacándolos de su contexto, pero en realidad estos se utilizan para transmitir ideas, no tanto para ser un espectáculo estilo “juegos artificiales”. Los efectos visuales se integran perfectamente a la trama, ayudando a que esta avance en lugar de distraernos, y aunque a primera vista no parezcan tan espectaculares, definitivamente resultan originales.

La historia es una de esas que suena ridícula cuando la escuchas (estamos hablando de algo así como “vampiros psíquicos”), pero logra presentarse de forma coherente, envolvente e interesante. El ritmo puede ser lento por momentos, pero nunca se torna aburrida, aunque eso sí, es bastante larga, lo cual podrá hacerla sentir cansada para algunos.  Algo que ayuda muchísimo es la actuación y la personificación de prácticamente todo el elenco. Todos hacen un buen papel, incluso los, en ocasiones, exagerados y caricaturescos villanos, pero si hay alguien que destaca aunque sea un poquito más de los demás, esa sería la niña que interpreta a Abra… cuyo nombre ni siquiera voy a tratar de pronunciar. Tal vez sea porque en mi mente siempre relaciono a niños actores con malas actuaciones, pero el caso de esta niña es muy distinto, ya que se adapta muy bien a cualquier situación en la que se encuentra, lo cual suena muy vago de mi parte, pero dar detalles sería arruinar algunas sorpresas que se dan mediante su actuación.

Quizá lo que está en mente de todos es ¿Doctor Sueño es mejor que El Resplandor? La respuesta es fácil: claro que no, aunque eso no es tan malo como suena. Doctor Sueño se apoya de la mitología antes creada por su antecesora, pero no se limita a reproducirla sino que la expande de manera adecuada y original. Doctor Sueño no trata de ser mejor que El Resplandor porque sabe que sería inútil, en lugar de ello busca ser un complemento con un sabor distinto, lo cual si logra pero además esa no es la mejor parte ya que, debido a su calidad en general, logra ser un relato redondo por su propia cuenta. No se necesita ver El Resplandor para disfrutar de esta secuela, ayuda, eso que ni qué, pero no es indispensable, así que no se sientan intimidados y vean Doctor Sueño. Verán que tiene mucho mérito propio.

Doctor Sueño: 4/5. Muy Buena.














Mejor que: It: Capítulo 2 (2019)
No tan buena como: El Resplandor (1980)


Video-reseña: ¡Boo!

jueves, 7 de noviembre de 2019

Cine Barato: ¡Boo!



Ya no quiero tener que usar mi muletilla de “esto es de lo peor que haya visto últimamente” porque lo digo con tanta frecuencia que la frase ya está perdiendo toda su credibilidad, pero también porque empiezo a creer que cuando lo digo, alguien, en algún lado, por alguna razón, parece tomarlo como un reto personal. Así que aquí vamos otra vez a tentar a la suerte: ¡Boo! Es una de las peores películas que haya visto últimamente.

Una familia cae en la maldición de una carta cadena, no, ni siquiera un correo o una publicación del “Face” de esas que te dicen que te va a cargar el payaso si no lo compartes con x número de contactos, una carta de papel y tinta. La familia no hace caso y todos mueren, excepto el niño que nunca queda claro si él es la causa de la maldición, si esta poseído, si tiene problemas mentales o que chingados. Fin.

Incluso si creen que esa descripción suena remotamente interesante, déjenme decirles que no lo es, o mejor dicho, podría serlo si la película no desperdiciara su tiempo en absolutamente nada durante una hora. Una cosa es querer crear una atmosfera lúgubre mediante un ritmo lento, y otra muy distinta que tengas escenas que no muestran nada ni de la trama ni de sus personajes, que duran minutos enteros y para lo único que sirven es para que el filme alcance el mínimo tiempo requerido para poder considerarse una película.

Que tan desesperada debe estar la producción para alcanzar los 90 minutos de duración que, para lograr su cometido, implementa una escena de sexo de una de sus protagonistas que no avanza el crecimiento de su personaje, no influencia a la historia en lo más mínimo y nunca se vuelve a hablar de esta escena. No soy mojigato, una rápida muestra al historial de mi navegador y una luz ultravioleta apuntada a la cercanía de mi computadora serían pruebas más que suficientes, pero creo que una escena de sexo en una película debería de tener una función importante dentro de una película “seria” y no solo ser una excusa para ver a una actriz desnuda.

La película comete el peor “crimen” de una producción para cine: ser mortalmente aburrida. No, olviden eso, puedo soportar películas lentas y técnicamente aburridas siempre que tengan algo que decir, algún valor artístico (después de todo soy la única apersona en el planeta al que le gusto Viene de Noche (2017)), pero ¡Boo! además de aburrida, no es más que una sencilla historia de terror, o lo sería si fuese capaz de causar miedo y no solamente sueño. Durante los últimos 20 minutos, que es cuando empieza lo “escalofriante” es cuando se trata de desarrollar a sus personajes, pero para entonces ya es demasiado tarde como para despertar el interés del público.

A pesar de que me la he pasado hablando pestes de esta producción, creo que la idea podría funcionar bajo las circunstancias adecuadas, que en este caso sería un episodio de alguna serie de televisión de no más de 30 minutos, uno de esos de antologías de terror o suspenso como La Dimensión Desconocida o Cuentos de la Cripta, pero tal y como se nos presenta, ¡Boo! es aburrida, estúpida y sin nada de valor. La única razón por la que se salva de entrar en mi lista de peores películas del 2019 es porque su fecha de estreno original es del 2018 ¿Por qué la ponen como “estreno” en México? Ni puta idea. Tal vez no me crean y quieran ver esta mierda por su propia cuenta mientras piensan “No puede ser taaaan, mala ¿o sí?” Están en todo su derecho, pero si lo hacen no digan que no se los advertí.

¡Boo!: 0/5. Ofensivamente mala.











Video-reseña: Día de Muertos

martes, 5 de noviembre de 2019

Cine Barato: Día de Muertos



Usualmente soy demasiado duro a la hora de criticar las producciones del cine mexicano comercial, lo reconozco, y tal vez lo sea aún más con aquellas que son proyectos de animación, pero en el caso de estas últimas esa “dureza” (sin albur) se debe a que casi siempre estas animaciones sí logran mostrar verdadera pasión y “amor al arte”, devoción que no siempre equivale a un buen producto final, como es el caso en Día de Muertos, filme que cuenta con algunos factores a su favor pero también otros tantos que la hacen ver medio apresurada y tosca.

En Día de Muertos veremos las aventuras de un grupo de amigos tratando de descubrir el secreto de su pueblo natal. En el pequeño pueblo de Santa Clara los espíritus de los muertos pueden visitar a los vivos y convivir directamente entre ellos cada 2 de noviembre. Aunque la joven y curios Salma (Fernanda Castillo) aún no ha podido contactarse con sus padres difuntos, una pista la guía a una misteriosa isla a las afueras del pueblo, donde es probable que encuentre las respuestas que busca. Junto con sus amigos Jorge (Ala Estrada) y Pedro (Memo Aponte), Salma se embarcara en una aventura que le revelara su misterioso pasado.

Para bien o para mal las comparaciones entre Día de Muertos y otras producciones como Coco (2017) son inevitables, después de todo ambas tocan temas similares, pero hay que ser justos, aunque Día de Muertos ni de cerca está a la altura de una mega producción de Pixar, sería muy injusto decir que no es más que la versión pirata de Coco. La película va creando su propia mitología, dándonos como resultado un cuento sencillo pero entretenido en tan solo los primeros 10 minutos del filme, desafortunadamente esos primeros minutos son los mejores en cuanto al guion, ya que el resto se convierte en un caos que pocas veces tiene sentido.

La trama está formada por dos historia diferentes que la producción desesperadamente trata de unir pero que ambas parecen sacadas de proyectos totalmente distintos, una de ellas siendo más seria y melodramática, mientras que la otra está más enfocada a la aventura y la comedia. El problema con las dos historias no es lo dispar de sus tintes, sino que justo cuando vemos un poco de desarrollo en una de las dos líneas narrativas, saltamos bruscamente a la otra, proceso que se repite constantemente y que entorpece el ritmo de ambas tramas. Por si esto fuera poco, muchos “giros” en la historia salen de la nada, como un pretexto para darle más “emoción” a la película pero que en realidad no tienen ningún sentido, como por ejemplo un secreto de salma que, cuando te pones a pensar en ello, no existe ningún motivo para mantenerse oculto, causando más de un agujero argumental en el guion.

Los personajes, a pesar de contar con historias interesantes, no dejan de sentirse muy planos, con poco o ningún crecimiento ya que, aunque constantemente se hace alusión a sus respectivos pasados, sus antecedentes nunca se exploran de manera adecuada. A cada persona se trata de dar personalidad propia, pero incluso esto nunca queda demasiado claro. Salma no deja de sentirse como la clásica “princesa Disney” que quiere más en la vida, desafortunadamente esto casi siempre la hace ver como un personaje caprichoso, grosero y hasta tonto, aunque eso sí, al menos en su caso ella si “aprende su lección”, terminando un arco de personaje demasiado sencillo pero adecuado con la historia. Por otra parte, Jorge es el típico personaje cómico cuya participación se limita a hacer pésimos chistes sosos que no le harán gracia más que a un público infantil, y aun con sus intentos de “caer bien”, el personaje resulta casi insoportable para cualquiera que tenga más de 8 años de edad.

La animación no es la peor que haya visto, pero hay que reconocer que podría ser mejor. El movimiento de los personajes es muy rígidos, las texturas planas y la paleta de colores un tanto opaca para mi gusto (sobre todo en el mundo de los muertos). La película se atreve a tener algunas “escenas de acción”, pero lo limitado de la animación las hace ver torpes, aunque esto se trata de mitigar mediante unos cuantos trucos de edición, y aunque esto sí funciona de vez en cuando, a veces la edición solo sirve para enfatizar todavía más lo limitado de la animación.

Tal vez estén esperando a que les diga que odie esta película, pero quizá les sorprenda escuchar que ese no fue el caso. El filme cuenta con muchas, MUCHAS asperezas que podrían haberse mejorado con algo más de tiempo y atención, sobre todo en cuanto al guion se refiere, pero la ambientación, el diseño de personajes e incluso la propia banda sonora logran denotar un verdadero compromiso por parte del grupo creativo para darnos un producto de calidad, algo que quizá no se logre de todo, pero esto, quiero creer, se debe a recursos limitados y no por falta de atención, como suele ser el caso en muchísimas otras películas mexicanas. Hay buenos fundamentos para crear una franquicia, lo cual parece la intención tomando en cuenta los muchos cabos sueltos y una escena post créditos, por lo que Día de Muertos podría ser el comienzo de algo mucho mejor, solo espero que si ese es el caso podamos ver mejor desarrollo de personajes, un ritmo menos accidentado y un guion más cuidado. Hay potencial aquí, solo queda esperar que no se quede solo en eso.

Día de Muertos: 2/5. Meh.














Mejor que: Ana y Bruno (2017) En cuanto a animación por lo menos. Anna y Bruno tienen un guion mucho más sólido, pero su animación es todavía más tosca que la de Día de Muertos
No tan buena como: Coco (2017), El Libro de la Vida (2014). Lo sé, es una comparación medio injusta tomando en cuenta que Día de Muertos no tiene con los mismos recursos, pero aunque aún le falta muchísimo camino por recorrer, con el empeño adecuado no dudaría que en el futuro, eventualmente, tendremos una producción de esa altura. Soñar no cuesta nada…

Video-reseña: Terminator: Destino Oculto

Video-reseña: Un Papá Pirata

sábado, 2 de noviembre de 2019

Cine Barato: Terminator: Destino Oculto



AMO la franquicia de Terminator pero también ODIO la franquicia de Terminator. Tal vez piensen que esa afirmación es solo una señal de mi cada vez más deplorable estado mental, pero esa no es la única razón. Las primeras dos cintas de la serie son verdaderas joyas del cine, la segunda acercándose a la perfección tanto como es humanamente posible… y ese es exactamente el problema ¿Cómo superar la perfección? Todo lo que venga después, por bueno que sea, se verá mediocre en comparación y el hecho que, en mi opinión, todas las películas de la serie después de la segunda han sido de malas a pasables no ayuda mucho que digamos. Aun así, siempre tengo esperanza en la franquicia, por lo que estaba muy emocionado por ver Terminator: Destino Oculto que termina encapsulando a la perfección mis sentimientos por toda esta propiedad intelectual: tiene partes que me encantan y otras tantas que terminé odiando.

En Terminator: Destino Oculto veremos a una joven siendo perseguida por un robot homicida que viene del futuro. La lucha de Sarah Connor (Linda Hamilton) por proteger el futuro parece no tener fin ya que, a pesar de haber detenido los planes de Skynet más de una vez, el presente sigue siendo invadido por maquinas provenientes del futuro, aunque en esta ocasión ni Sarah ni su hijo parecen ser el objetivo de las maquinas, sino una chica llamada Daniella Ramos (Natalia Reyes). Ahora Sarah, junto con otra misteriosa mujer proveniente del futuro llamada Grace (Mackenzie Davis) deberán proteger a Daniella del peligroso Rev-9 (Gabriel Luna) y salvar el futuro de la humanidad.

Es muy difícil hablar de este filme sin caer en spoilers, pero haré lo que pueda. Prácticamente desde la primera escena se nos da un cambio MUY grande al “estatus quo” de la serie, y aunque entiendo que muchos se podrán sentir decepcionados, tristes o incluso enojados con esto, pienso que un cambio tan radical es precisamente lo que se necesitaba para inyectar algo de “frescura” a la serie, tristemente la innovación comienza y termina aquí mismo.

Se nos presentan muchos personajes nuevos junto y algunos ya conocidos, lo cual siempre es bueno para llamar la atención de público nuevo y mantener la de aquellos que ya somos fans, pero aunque las caras sean nuevas, los conceptos y situaciones siguen siendo las mismas: Ver a los protagonistas siendo perseguidos por un robot asesino, simplemente cambiando algunos nombres por otros y nada más. Los mismos temas filosóficos del filme también son grotescamente simplificados (sí, filosofía en una película de robots homicidas ¿Ahora entienden porque amo esta serie?), y aunque sí se especula un poco el dilema entre libre albedrio contra el futuro predestinado, esto se hace de una manera muy superficial, en ocasiones con poco o ningún sentido.

Debo confesar que prácticamente todas las escenas de acción sí lograron emocionarme como pocas películas dentro del género han podido hacer en mucho tiempo, esto debido a buenos efectos especiales y una dosis de efectos prácticos excelentemente ejecutados, aunque hay que reconocer que muchas de estas secuencias, sobre todo cerca del desenlace, sí cruzan la línea de lo ridículo. Y hablando de efectos especiales graciosos, no estoy seguro a que se deba pero cada que un personaje simplemente salta, aunque el efecto visual no es precisamente malo, se ve “raro” y es difícil tomarlo en serio.

Hay algo que la trama de la cinta arrastra como un lastre que la perjudica en lugar de ayudarla, y eso es, curiosa y tristemente, el propio Arnold Schwarzenegger. Es cierto que desde su concepción, Arnold ha sido prácticamente el rostro de la franquicia, y aunque hacer una historia de Terminator sin el suena a una blasfemia, la historia de su personajes (o mejor dicho “personajes”, en plural) ya está terminada. El insistir en utilizar este personaje es entendible ya que le da continuidad a toda la franquicia, pero la forma de implementarlo dentro de la trama de Destino Oculto solo provoca muchísimos huecos argumentales.

Hay muchas otras cosas que en verdad odie dentro de esta película pero no puedo discutirlas ya que hacerlo sería arruinar algunas sorpresas, aunque una de ellas es tan estúpida que estoy tentado a hacer el spoiler, digo, no lo voy a hacer, pero estoy MUY tentado. El problema más grande del filme es que quiere hacer dos cosas totalmente opuestas al mismo tiempo: Intenta renovar a la franquicia por completo pero al mismo tiempo no puede (o quiere) separase de su prominente pasado, por lo que termina haciendo ambas cosas a medias y, como dicen en mi rancho, “ni picha, ni cacha, ni deja batear”. Terminator: Destino Oculto es una muy buena película de acción, eso ni siquiera lo duden, pero las incongruencias argumentales y algunos cambios radicales bien intencionados pero cuestionables hacen que la película no esté a la altura de algunas de sus predecesoras, solo queda esperar y ver si en el futuro la serie de verdad se atreverá a innovar. Ni la mejor ni la peor, se queda justo en el medio: Hay mucho, MUCHO peores pero también hay mucho, MUCHO mejores.

Terminator: Destino Oculto: 3/5. Buena.











Mejor que: Terminator 3: La Rebelión de las Maquinas (2003), Terminator: La Salvación (2009), Terminator Genesis (2015).
No tan buena como: Terminator (1984), Terminator 2: El Juicio Final (1991)


Cine Barato: Un Papá Pirata



Sé lo que piensan “¿Para qué vas a ver cine mexicano comercial si ni te gusta?”, pregunta valida con una respuesta sencilla: Cada película debe ser juzgada por su propia cuenta, no por la buena o mala fama de su procedencia o controversias que rodeen a una producción. En otras palabras, me niego a decir que algo es malo o bueno hasta no probarlo de primera mano. Puede que el dar “el beneficio de la duda” al cine mexicano comercial sea un error de mi parte el 90% del tiempo pero al final siempre podré decir que no odio el cine nacional comercial por malinchista, sino porque sus proyectos casi siempre se limitan a una mediocridad que evita tomar en serio a la “industria” en nuestro país, otro triste ejemplo de ello es Un Papá Pirata, que se queda en potencial desperdiciado debido a, y solo estoy asumiendo, el valemadrismo del su grupo creativo.

Un mocosos se entera de que quien lo crio desde niño no es su verdadero padre y va a buscar al verdadero. Después de una serie de enredos que deberían ser graciosos pero que no lo son, todos los personajes se abrazan en un final feliz forzado y sin fundamento que finge que el protagonista tuvo un arco de personaje cuando en realidad nada en la trama indica que lo haya hecho. Fin.

La película sufre de lo que muchas otras producciones: tienen una buena premisa pero no saben cómo desarrollarla. El hecho de querer manejar un tema relativamente delicado de forma cómica en lugar de dramática es una expelente idea, pero se queda en eso: una buena idea. Usualmente suelo defender el humor diciendo que cada quien tiene gustos diferentes, pero en esta ocasión no creo que sea el único que no encontró divertido el filme, ya que toda la sala se escuchaba tan animada como un funeral. El filme no hace bromas o chistes, se limita a presentar personajes excéntricos y cree que eso es suficiente para hacer reír, lo cual sería cierto si estos se vieran inmiscuidos en situaciones verdaderamente graciosas, cosa que nunca sucede. Lo más cercano a algo “gracioso” es un personaje que va a todos lados vestido en una botarga de vaca… pero eso es TODO el “chiste” y nunca va más allá de ser un simplón “Gag” visual.

Quizá el problema más grande de la cinta es el protagonista. Quisiera no ser tan duro, después de todo Luis de la Rosa sigue siendo prácticamente un niño, pero eso no justifica que sea un pésimo actor dentro de esta producción. El protagonista es un hoyo negro de carisma que afecta a todo y a todos a su alrededor. El personaje de Ian (sí, “Ian”. Supongo que “Brayan” ya estaba ocupado) resulta aburrido mediante su insípida actuación, poniendo la misma cara de aburrida confusión ante cualquier situación, desde conocer a su verdadero padre hasta ser arrestado mientras viste una botarga de pollo, su expresión nunca cambia. La pésima actuación se extiende a pequeños monólogos internos del personaje los cuales, al igual que todo lo demás que envuelve al protagonista, siguen el mismo tono de aburrición y “actuación” cuestionable.

El guion está repleto de inconsistencia, las cuales, hay que ser honestos, no son tan graves por si solas, pero ese es precisamente el problema: que son demasiadas inconsistencias pequeñas que se van apilando unas sobre otras. Solo un ejemplo: El protagonista supuestamente tiene dieciséis años (dato que se nos repite varias veces), conoce a una chica y se enamoran instantáneamente porque claro que lo hacen ¿Quién necesita química o desarrollo de personajes? Ese no es el punto. La chica, la cual nunca se nos dice su edad pero se asume que debe ser similar a la del protagonista, dice que ha trabajado en el mismo lugar durante cinco año, lo cual, asumiendo que también tenga dieciséis años, significa que ha trabajado de botarga desde que tenía once, lo cual es difícil de creer porque también descubrimos que vive sola en un departamento, lo cual a su vez implica que ya es mayor de edad… mayor de edad que entra en una relación amorosa con un menor. Tal vez esto sea parte del “chiste”, pero francamente lo encuentro desconcertante y enfermizo en lugar de gracioso. Y no hablare de todas las demás incoherencias del guion porque si lo hago estaremos aquí todo el pinche día.

Hay buenas ideas dentro del filme, pero en lugar de desarrollarlas simplemente se plantean y se dejan a la “ahí se va”, casi siempre resolviéndose de manera casi mágica, no tanto por las acciones de los personajes sino simplemente porque el guion lo dice, y si el guion dice que debemos llegar a un trillado y emocionalmente muerto final feliz, es ahí a donde llegaremos sin importar que tenga sentido o no. Como ya lo mencione, la película tiene muchas, MUCHAS fallas que se van acumulando, como una piedrita en el zapato que al principio es incomoda pero no evita que sigas caminando, pero esas piedritas se van acumulando rápidamente hasta que dar un solo paso se convierte en una tortura. Un Papá Pirata tenía el potencial para ser algo interesante, pero nadie supo o quiso desarrollar sus ideas, pero si a la producción no le interesa pulir su trabajo y convertirlo en algo verdaderamente decente ¿Por qué tendría yo que excusar su mediocridad?

Un Papá Pirata: 0/5. Ofensivamente Mala.