¿Alguien más
está un poco espantado por el monopolio de entretenimiento en el que se está
convirtiendo El Malvado Imperio Galáctico Disney? No solo porque se
siente como que eventualmente todo el mundo terminara siendo empleado de Mickey
Mouse (excepto yo. Sé que la compañía no haría nada por contratarme porque no
valgo ni una escupida), sino porque esto ha hecho que la empresa se vuelva
floja y muy poco creativa con sus producciones. Como si su constante
regurgitación de películas clásicas en “Live Action” no fuesen suficientes,
también tenemos que liderar con secuelas innecesarias que, tristemente, lo
único que necesitan es tener un nombre reconocible y con eso tendrán el éxito
asegurado en taquilla, como es el caso de Frozen
2, que a pesar de contar con muy buena animación, tiene una historia muy
forzada que en más de una ocasión no tiene ningún sentido.
En Frozen 2 nos volveremos a encontrar a Elsa
y Anna. El reino de Arendelle vive una nueva era de prosperidad bajo el mando
de la reina Elsa y su hermana Anna. Cuando una serie de desastres naturales
comienzan a afectar al reino, Elsa, Anna y el resto de sus amigos, se embarcaran
en una aventura para descubrir su misteriosa la causa, algo que también podría
revelar el origen de los poderes mágicos de Elsa.
Pueden
odiarla o amárala, pero hay que reconocer que el impacto de la original Frozen ha dejado huella en el mundo de
las películas infantiles (y en las carteras de todos los padres con hijas
pequeñas, especialmente cuando se acerca navidad), siendo una “clásico contemporáneo”,
un cuento de hadas que se siente más “moderno” (por llamarlo de alguna manera)
sin que esto le quite la magia e inocencia infantil, en otras palabras, es (o
era) un concepto bastante refrescante, mientras que su secuela es TODO menos
novedoso.
En lugar de
seguir con el crecimiento de sus personajes, Frozen 2 parece querer olvidar las lecciones aprendidas en la
película anterior y decide que sus protagonistas hagan el mismo crecimiento que
ya han tenido antes. Vemos a Elsa explorando su propia identidad queriendo
descubrir su verdadero ser… otra vez… Anna queriendo desesperadamente ayudar a
su hermana y fortalecer sus lazos familiares y de amistad entre ambas… otra
vez… tenemos a Kristoff que solo está ahí, sin aportar prácticamente nada a la
historia. Curiosa o tristemente, dependiendo de cómo lo quieran ver, el único
personaje que parece continuar con un desarrollo más creíble es Olaf, quien sin
perder su optimismo ante la vida está pasando por una crisis existencial
propia, lo cual es bastante gracioso, o quizá solo es idea mía y mi propio
nihilismo lo que estoy proyectando.
Los momentos
más destacables resultan los números musicales, los cuales son bastante
agradables pero no creo que ninguno de ellos sea tan pegajoso como la música de
la cinta anterior, aunque eso sí, intenta duplicar el éxito de “Libre soy” no
una, sino dos veces con dos números musicales muy parecidos tanto en tono como
en composición visual, lo cual es muy agradable a la vista gracias a la
excelente animación, pero mi mente de adulto amargado no puede dejar de pensar que estas escenas
solo quieren reproducir el éxito ya antes obtenido, no aportar nada
verdaderamente nuevo o interesante.
No sé cómo
decirlo exactamente, pero la producción se siente un tanto arrogante, ya que da
por hecho que todo el mundo conoce a sus personajes, digo, probablemente tiene
razón, pero eso hace que no se dé tiempo a presentarnos a sus protagonistas,
asumiendo que ya conocemos sus personalidades y la forma usual de interactuar
entre ellos. Curiosamente esto termina siendo
una paradoja ya que, aunque los personajes no se presentan adecuadamente,
haciendo casi mandatorio el ver la primera cinta para entender quién es quién,
la historia misma de Frozen 2 se
conecta de manera tan torpe y forzada con su antecesora que bien podría tener a
protagonistas totalmente distintos y la trama no sufriría ningún cambio
significativo.
Lo entiendo,
no importa que tanto nos quiera convencer El Malvado Imperio Galáctico
Disney de que quiere darnos momentos familiares entrañables, su verdadero
objetivo es hacer dinero, así funciona el mundo del capitalismo nos guste o no,
pero antes podía decir que al menos había algo de integridad y valor artístico
detrás de sus producciones, por lo menos en la Frozen original lo había, pero esta secuela se siente como un
descarado comercial de juguetes, con una estereotípica trama de fantasía cuyo
objetivo es recordarnos que estos personajes existen y, una vez más, vendernos
toneladas y toneladas de juguetes y mercancía relacionada con la cinta. Es como
si, mientras que los niños se están divirtiendo al ver a sus personajes favoritos
en la pantalla grande una vez más, la producción viera directamente a los ojos
de sus padres para decirles: “No olviden tener el dinero listo para comprarle
esta nueva muñeca de Elsa a sus hijas. Es el mismo molde de antes pero con un
vestido y cabello son diferentes”. No, no disfrute de Frozen 2. Tal vez estoy proyectando mi propi cinismo, pero no creo
que este ni cerca de lo novedosa o entretenida que fue la película original,
sin embargo al menos puedo decir que la animación es excelente y sí, en ese aspecto
supera a la original, es la historia y sus personajes los que se quedan cortos,
lo que tristemente no va a importar en nada ya que todo niño pequeño llevará a
rastras a sus padres a ver esta película al cine, si es que no lo han hecho ya
más de una vez. Frozen 2 tiene sus
momentos entretenidos y les aseguro que tanto niños como adultos podrán
disfrutarla sin muchos problemas, pero en lo personal la falta de consistencia
en la trama me deja con un muy mal sabor de boca.
Frozen 2:
2/5. Meh. (La verdad es que le estoy dando un punto de más en un lastimero
intento de que una chusma iracunda de niños rata no me linche por decir que su
comercial de juguetes favorito es una mala película).
Mejor que:
Wifi Ralph (2018) (hablando de secuelas innecesarias)
No tan buna
como: Frozen (2013), Frozen: Fiebre Congelada (2015), Olaf: Otra Aventura
Congelada (2017), Moana (2016).
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