AMO la
franquicia de Terminator pero también
ODIO la franquicia de Terminator. Tal
vez piensen que esa afirmación es solo una señal de mi cada vez más deplorable
estado mental, pero esa no es la única razón. Las primeras dos cintas de la
serie son verdaderas joyas del cine, la segunda acercándose a la perfección
tanto como es humanamente posible… y ese es exactamente el problema ¿Cómo
superar la perfección? Todo lo que venga después, por bueno que sea, se verá
mediocre en comparación y el hecho que, en mi opinión, todas
las películas de la serie después de la segunda han sido de malas a pasables no
ayuda mucho que digamos. Aun así, siempre tengo esperanza en la franquicia, por
lo que estaba muy emocionado por ver Terminator:
Destino Oculto que termina encapsulando a la perfección mis sentimientos
por toda esta propiedad intelectual: tiene partes que me encantan y otras
tantas que terminé odiando.
En Terminator: Destino Oculto veremos a una
joven siendo perseguida por un robot homicida que viene del futuro. La lucha de
Sarah Connor (Linda Hamilton) por proteger el futuro parece no tener fin ya
que, a pesar de haber detenido los planes de Skynet más de una vez, el presente
sigue siendo invadido por maquinas provenientes del futuro, aunque en esta ocasión
ni Sarah ni su hijo parecen ser el objetivo de las maquinas, sino una chica
llamada Daniella Ramos (Natalia Reyes). Ahora Sarah, junto con otra misteriosa
mujer proveniente del futuro llamada Grace (Mackenzie Davis) deberán proteger a
Daniella del peligroso Rev-9 (Gabriel Luna) y salvar el futuro de la humanidad.
Es muy
difícil hablar de este filme sin caer en spoilers, pero haré lo que pueda.
Prácticamente desde la primera escena se nos da un cambio MUY grande al
“estatus quo” de la serie, y aunque entiendo que muchos se podrán sentir
decepcionados, tristes o incluso enojados con esto, pienso que un cambio tan
radical es precisamente lo que se necesitaba para inyectar algo de “frescura” a
la serie, tristemente la innovación comienza y termina aquí mismo.
Se nos
presentan muchos personajes nuevos junto y algunos ya conocidos, lo cual
siempre es bueno para llamar la atención de público nuevo y mantener la de
aquellos que ya somos fans, pero aunque las caras sean nuevas, los conceptos y
situaciones siguen siendo las mismas: Ver a los protagonistas siendo
perseguidos por un robot asesino, simplemente cambiando algunos nombres por
otros y nada más. Los mismos temas filosóficos del filme también son
grotescamente simplificados (sí, filosofía en una película de robots homicidas
¿Ahora entienden porque amo esta serie?), y aunque sí se especula un poco el
dilema entre libre albedrio contra el futuro predestinado, esto se hace de una
manera muy superficial, en ocasiones con poco o ningún sentido.
Debo
confesar que prácticamente todas las escenas de acción sí lograron emocionarme
como pocas películas dentro del género han podido hacer en mucho tiempo, esto
debido a buenos efectos especiales y una dosis de efectos prácticos excelentemente
ejecutados, aunque hay que reconocer que muchas de estas secuencias, sobre todo
cerca del desenlace, sí cruzan la línea de lo ridículo. Y hablando de efectos
especiales graciosos, no estoy seguro a que se deba pero cada que un personaje
simplemente salta, aunque el efecto visual no es precisamente malo, se ve
“raro” y es difícil tomarlo en serio.
Hay algo que
la trama de la cinta arrastra como un lastre que la perjudica en lugar de
ayudarla, y eso es, curiosa y tristemente, el propio Arnold Schwarzenegger. Es
cierto que desde su concepción, Arnold ha sido prácticamente el rostro de la
franquicia, y aunque hacer una historia de Terminator
sin el suena a una blasfemia, la historia de su personajes (o mejor dicho
“personajes”, en plural) ya está terminada. El insistir en utilizar este
personaje es entendible ya que le da continuidad a toda la franquicia, pero la
forma de implementarlo dentro de la trama de Destino Oculto solo provoca muchísimos huecos argumentales.
Hay muchas
otras cosas que en verdad odie dentro de esta película pero no puedo
discutirlas ya que hacerlo sería arruinar algunas sorpresas, aunque una de
ellas es tan estúpida que estoy tentado a hacer el spoiler, digo, no lo voy a
hacer, pero estoy MUY tentado. El problema más grande del filme es que quiere hacer
dos cosas totalmente opuestas al mismo tiempo: Intenta renovar a la franquicia
por completo pero al mismo tiempo no puede (o quiere) separase de su prominente
pasado, por lo que termina haciendo ambas cosas a medias y, como dicen en mi
rancho, “ni picha, ni cacha, ni deja batear”. Terminator: Destino Oculto es una muy buena película de acción, eso
ni siquiera lo duden, pero las incongruencias argumentales y algunos cambios
radicales bien intencionados pero cuestionables hacen que la película no esté a
la altura de algunas de sus predecesoras, solo queda esperar y ver si en el
futuro la serie de verdad se atreverá a innovar. Ni la mejor ni la peor, se
queda justo en el medio: Hay mucho, MUCHO peores pero también hay mucho, MUCHO
mejores.
Terminator:
Destino Oculto: 3/5. Buena.
Mejor que:
Terminator 3: La Rebelión de las Maquinas (2003), Terminator: La Salvación
(2009), Terminator Genesis (2015).
No tan buena
como: Terminator (1984), Terminator 2: El Juicio Final (1991)
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