Sé lo que
van a decir: “ni cuando le dan gusto este mamón está satisfecho”. Esto lo digo
porque Polvo tiene todo lo que busco
en una película de cine mexicano comercial: Buenas actuaciones, una historia
interesante, toques de humor negro y una visión más “artística” sin llegar a
sentirse pretenciosa… y aun con todo eso,
Polvo es extraordinariamente aburrida, lo cual, quiero creer, tiene una
buena razón de ser, pero eso no cambia lo monótona que resulta.
En Polvo veremos a un hombre regresar a su
pequeño pueblo natal para terminar un trabajo relacionado con el narcotráfico.
Después de que un cargamento de cocaína cayera en el remoto y pequeño pueblo de
San Ignacio, “El Chato” (José María Yazpik) es encomendado por su jefe a
recuperar el cargamento, lo cual se le facilitaría ya que “El Chato” conoce muy
bien la zona y a sus habitantes, ya que él es originario del pueblo. “El Chato”
no solo tendrá que lidiar con dolorosos encuentros de su pasado sino que la
tarea también lo hace enfrentarse a las consecuencias de sus propias acciones,
futuras y pasadas.
La historia
de la película puede sonar una muy gastada, el típico cuento de los males del
narcotráfico, y aunque esto es verdad, el ángulo que toma es muy distinto al
acostumbrado. No hay glorificación del narco, balaceras emocionantes o
persecuciones extravagantes porque esa no es la historia que el filme quiere
contar, en su lugar vemos los efectos secundarios aún menos glamorosos, la
persecución del dinero que orilla a una población a dejar de lado la educación,
el deporte y hasta la familia con tal de perseguir el bien monetario, el cual
al final ni siquiera sirve para mejorar la calidad de vida de las personas sino
a la creación de “nuevos ricos”, cuya idea de estabilidad económica y opulencia
se limita a vestir de traje todos los días y a tomar cerveza en copa.
El ritmo de
la trama es muy lento y repetitivo, en ocasiones teniendo muchas escenas en las
que aparentemente nada sucede, pero esto es intencional (creo), ya que esa
misma monotonía y repetición es la que se podría esperar de un pequeño pueblo
en medio de la nada con poco más de 300 habitantes, dándole al filme un aire de
realismo difícil de explicar. Y ya que hablamos de realismo, este también se ve
reflejado en la actuación. Puede sonar demasiado obvio, pero todos los actores
se sienten como verdaderas personas, no caricaturas exageradas de ellas, con
diálogos llenos de pausas, muletillas y modismos que hacen sentir cada
conversación como un intercambio verbal genuino y no como algo salido de un
libreto rebuscado y melodramático.
El nivel
técnico también está muy bien cuidado, con fotografía y cinematografía que
logra retratar de manera muy agradable y convincente la monotonía diaria de un
pueblo pequeño, con paisajes “mundanos” que no son tan bellos como para adornar
una postal, pero que no carecen de belleza propia a su manera.
Sé que no
tiene ningún sentido lo que voy a decir, pero el “problema” de Polvo es que hace un trabajo demasiado
bueno al recrear una atmosfera repetitiva y monótona, lo cual le inyecta a la
producción una dosis de realismo difícil de superar, pero eso no equivale a
tener una experiencia entretenida, lo cual está bien, ya he dicho antes que
reducir al cine a un metro divertimento es menospreciar todas las capacidades
del medio, pero esto evitara que muchos puedan encontrarle valor al filme. Este
no es un caso de “si no te gusta es porque no le entiendes”, ya que parte de su
objetivo es retratar la vida cotidiana sin adornos o exageraciones; los que
saben dirán que es una “comedia costumbrista”, pero yo no lo hare porque yo no
soy de los que saben. Las pequeñas muestras de humor hacen la experiencia más
llevadera, pero estas se convierten también en algo repetitivo y demasiado
esporádico, y aunque se venda así misma como una “comedia”, el filme
definitivamente no lo es. Me alegro de haber visto Polvo por el simple hecho de que es algo verdaderamente diferente a
lo que llega usualmente a cartelera por parte del cine mexicano comercial, por
ser una propuesta con verdadero valor artístico, pero francamente no creo que
el público general pueda apreciarla, y no es cuestión de elitismo o intelectualismo
barato, es porque la cinta, por diseño, es aburrida, y no creo que muchos
quieran ir al cine sabiendo que se van a aburrir. Véanla si quieren
experimentar algo diferente, solo tengan en mente que la dicha experiencia
podría no ser agradable.
Polvo: 2/5.
Meh.
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