Hoy en día
el simple hecho de escuchar que una película es un “remake” o una
reinterpretación de una propiedad intelectual ya conocida es suficiente para
inyectar un poco de desconfianza a un filme. El problema no es tomar una franquicia
popular y tratar de reintroducirla una vez más al público en general, la
verdadera desgracia es que muchas veces a la propiedad en cuestión solo se le da
un retoque de pintura nueva, cambiando poco o nada el material original, lo
cual convierte a la producción en algo completamente redundante, volviéndose
una vil fotocopia; si no me vas a ofrecer algo nuevo y ya tengo la versión
original de la cinta ¿Por qué habría de molestarme en ver una “nueva” versión de
una película que hace exactamente lo mismo que el filme original? También
tenemos el otro extremo de la ecuación, cuando se cambia el concepto original
de manera tan radical que es imposible reconocer los elementos básicos de la
franquicia en primer lugar, convirtiendo al proyecto en un “remake” solo por el
nombre. Lo que intento decir es que una reinterpretación cinematográfica es más
complicada de lo que se podría pensar, ya que se debe buscar un balance entre
elementos nuevos que se agreguen al concepto original y, aunque suene un poco
contradictorio, también es necesario respetar aquellos toques que hicieron a la
franquicia popular en primer lugar. Así pues tenemos una nueva versión de Cazafantasmas, que aunque dista mucho de
ser perfecta, encuentra un agradable punto medio entre lo “nuevo” y lo “clásico”
de la franquicia.
En Cazafantasmas veremos las aventuras de
un grupo de mujeres que usan sus conocimientos científicos para pelear en
contra de lo sobrenatural. Tras un mal entendido, la doctora Erin Gilbert
(Kristen Wiig) es expulsada de la universidad, lo cual la obligara a
reencontrarse con su vieja amiga de la infancia, la doctora Abigail Yates
(Melisa McCarthy) quien en la actualidad se ha dado a la tarea de investigar
extraños sucesos paranormales que se han suscitado por todo Nueva York. Ahora tanto
Erin como Abigail, junto con la ayuda de Jillian Hottzmann (Kate McKinnon) y
Patty Tolan (Leslie Jones) formarán un grupo dedicado a defender a la ciudad de
malvados espíritus del más allá, es decir, se volverán Cazafantasmas.
No es ningún
secreto que Sony, para bien o para mal, ha puesto mucho empeño en promocionar
esta nueva versión de Cazafantasmas
con la esperanza de convertir a la franquicia en un gigante mediático (como lo
fue antes ya hace varios años), pero por suerte se ha logrado evitar algunas de
las trampas de proyectos similares. Sí, Cazafantasmas
tiene todo el potencial de darnos varias secuelas en el cine, pero la
historia en esta (hipotética) primera cinta es completamente redonda y aunque
una escena al final de los créditos muestra claramente las intenciones de
darnos una secuela, la verdad es no sería realmente necesaria. No estoy
diciendo que no quiera ver más de esta interpretación de Cazafantasmas, lo que digo es que la historia del filme está bien
estructurado, con un claro inicio, desarrollo y final que me ha dejado bastante
satisfecho.
Las
actuaciones son un poco difíciles de juzgar, no por su calidad sino que al
tratarse de una comedia, el tipo de humor que maneja cada actriz puede resultar
gracioso (o no) dependiendo completamente del gusto de cada espectador. En este
respecto, aunque no puedo decir que reí a carcajadas TODO el tiempo, cada
personaje tuvo su momento de brillar y ser genuinamente gracioso. Cada
personaje tiene por lo menos un par de líneas que, como mínimo, lograron
hacerme esbozar una sonrisa. En cuanto a la comedia, irónicamente el punto más
débil para mí fue precisamente el nombre más reconocible en la producción.
Melisa McCarthy la comediante menos destacable de la producción, no porque su
actuación sea mala sino porque su personaje es el más “normal” de todo el
reparto, o por lo menos el menos excéntrico del grupo y por lo mismo no resulta
tan memorable como el resto.
Un punto que
si resulta casi irredimible es el antagonista de la película. El villano
verdaderamente es una excusa para que las protagonistas tengan a alguien a
quien enfrentarse, pero sus motivaciones son tan trilladas y su personaje tan
aburrido que se vuelve difícil de aceptar como una verdadera amenaza, por lo
menos hasta el final de la historia, no por volverse más interesante o
innovador, sino porque se decide darle un montón de súper poderes por ninguna
otra razón que para justificar un clímax repleto de escenas de acción. Sé que
es prácticamente “la moda” pero dejemos que Marvel se quede con el monopolio de
villanos planos y aburridos en el cine (con la pequeña gran excepción de Loki,
claro está).
Tal vez la
nostalgia nos ciegue un poco (por lo menos en mi caso) y recordemos a los Cazafantasmas como un gigante mediático de
la infancia, con infinidad de mercancía, juguetes, comics, caricaturas, un tema
musical que se adentra en el cerebro y se reúsa a salir de ahí durante meses y
todo lo que venía de la mano de una película exitosa a mediados de los 80´s y
principios de los 90´s, pero lo cierto es que todo ese imperio se originó de
una excelente película que, antes que cualquier otra cosa, se distinguía como
una comedia y eso es precisamente lo que es la versión del 2016: una divertida
comedia. La pregunta inevitable es ¿Se logra superar a la versión original? Por
supuesto que no, pero tampoco intenta hacerlo ya que, consiente o
inconscientemente, la producción sabe que sería imposible, como tratar de hacer
caer un rayo en el mismo lugar dos veces. Lo que puedo decir es que Cazafantasmas es precisamente una
reinterpretación diferente y no pretende reemplazar a la anterior, aunque mucha
gente lo quiera ver así. Personalmente me quedo con la película original, pero
también reconozco que la nueva película tiene su propio encanto.
Cazafantasmas:
3/5. Buena.
Mejor que:
Cazafantasmas II (1989)
No tan buena
como: Cazafantasmas (1984)