Usualmente
soy demasiado duro a la hora de criticar las producciones del cine mexicano
comercial, lo reconozco, y tal vez lo sea aún más con aquellas que son
proyectos de animación, pero en el caso de estas últimas esa “dureza” (sin
albur) se debe a que casi siempre estas animaciones sí logran mostrar verdadera
pasión y “amor al arte”, devoción que no siempre equivale a un buen producto
final, como es el caso en Día de Muertos,
filme que cuenta con algunos factores a su favor pero también otros tantos que la
hacen ver medio apresurada y tosca.
En Día de Muertos veremos las aventuras de
un grupo de amigos tratando de descubrir el secreto de su pueblo natal. En el
pequeño pueblo de Santa Clara los espíritus de los muertos pueden visitar a los
vivos y convivir directamente entre ellos cada 2 de noviembre. Aunque la joven
y curios Salma (Fernanda Castillo) aún no ha podido contactarse con sus padres
difuntos, una pista la guía a una misteriosa isla a las afueras del pueblo,
donde es probable que encuentre las respuestas que busca. Junto con sus amigos
Jorge (Ala Estrada) y Pedro (Memo Aponte), Salma se embarcara en una aventura
que le revelara su misterioso pasado.
Para bien o
para mal las comparaciones entre Día de
Muertos y otras producciones como Coco
(2017) son inevitables, después de todo ambas tocan temas similares, pero hay
que ser justos, aunque Día de Muertos
ni de cerca está a la altura de una mega producción de Pixar, sería muy injusto
decir que no es más que la versión pirata de Coco. La película va creando su propia mitología, dándonos como
resultado un cuento sencillo pero entretenido en tan solo los primeros 10
minutos del filme, desafortunadamente esos primeros minutos son los mejores en
cuanto al guion, ya que el resto se convierte en un caos que pocas veces tiene
sentido.
La trama
está formada por dos historia diferentes que la producción desesperadamente
trata de unir pero que ambas parecen sacadas de proyectos totalmente distintos,
una de ellas siendo más seria y melodramática, mientras que la otra está más
enfocada a la aventura y la comedia. El problema con las dos historias no es lo
dispar de sus tintes, sino que justo cuando vemos un poco de desarrollo en una
de las dos líneas narrativas, saltamos bruscamente a la otra, proceso que se
repite constantemente y que entorpece el ritmo de ambas tramas. Por si esto
fuera poco, muchos “giros” en la historia salen de la nada, como un pretexto
para darle más “emoción” a la película pero que en realidad no tienen ningún
sentido, como por ejemplo un secreto de salma que, cuando te pones a pensar en
ello, no existe ningún motivo para mantenerse oculto, causando más de un
agujero argumental en el guion.
Los
personajes, a pesar de contar con historias interesantes, no dejan de sentirse
muy planos, con poco o ningún crecimiento ya que, aunque constantemente se hace
alusión a sus respectivos pasados, sus antecedentes nunca se exploran de manera
adecuada. A cada persona se trata de dar personalidad propia, pero incluso esto
nunca queda demasiado claro. Salma no deja de sentirse como la clásica
“princesa Disney” que quiere más en la vida, desafortunadamente esto casi
siempre la hace ver como un personaje caprichoso, grosero y hasta tonto, aunque
eso sí, al menos en su caso ella si “aprende su lección”, terminando un arco de
personaje demasiado sencillo pero adecuado con la historia. Por otra parte,
Jorge es el típico personaje cómico cuya participación se limita a hacer
pésimos chistes sosos que no le harán gracia más que a un público infantil, y
aun con sus intentos de “caer bien”, el personaje resulta casi insoportable
para cualquiera que tenga más de 8 años de edad.
La animación
no es la peor que haya visto, pero hay que reconocer que podría ser mejor. El
movimiento de los personajes es muy rígidos, las texturas planas y la paleta de
colores un tanto opaca para mi gusto (sobre todo en el mundo de los muertos).
La película se atreve a tener algunas “escenas de acción”, pero lo limitado de
la animación las hace ver torpes, aunque esto se trata de mitigar mediante unos
cuantos trucos de edición, y aunque esto sí funciona de vez en cuando, a veces
la edición solo sirve para enfatizar todavía más lo limitado de la animación.
Tal vez
estén esperando a que les diga que odie esta película, pero quizá les sorprenda
escuchar que ese no fue el caso. El filme cuenta con muchas, MUCHAS asperezas
que podrían haberse mejorado con algo más de tiempo y atención, sobre todo en
cuanto al guion se refiere, pero la ambientación, el diseño de personajes e
incluso la propia banda sonora logran denotar un verdadero compromiso por parte
del grupo creativo para darnos un producto de calidad, algo que quizá no se
logre de todo, pero esto, quiero creer, se debe a recursos limitados y no por
falta de atención, como suele ser el caso en muchísimas otras películas
mexicanas. Hay buenos fundamentos para crear una franquicia, lo cual parece la
intención tomando en cuenta los muchos cabos sueltos y una escena post
créditos, por lo que Día de Muertos
podría ser el comienzo de algo mucho mejor, solo espero que si ese es el caso
podamos ver mejor desarrollo de personajes, un ritmo menos accidentado y un
guion más cuidado. Hay potencial aquí, solo queda esperar que no se quede solo
en eso.
Día de
Muertos: 2/5. Meh.
Mejor que:
Ana y Bruno (2017) En cuanto a animación por lo menos. Anna y Bruno tienen un guion mucho más sólido, pero su animación es
todavía más tosca que la de Día de
Muertos
No tan buena
como: Coco (2017), El Libro de la Vida (2014). Lo sé, es una comparación medio
injusta tomando en cuenta que Día de
Muertos no tiene con los mismos recursos, pero aunque aún le falta
muchísimo camino por recorrer, con el empeño adecuado no dudaría que en el
futuro, eventualmente, tendremos una producción de esa altura. Soñar no cuesta
nada…
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