Existen
personajes de ficción que verdaderamente
trascienden tanto el medio como el tiempo mismo en el que vieron la luz por
primera vez, convirtiéndose en residentes permanentes en la imaginación colectiva.
Uno de estos personajes clásicos es sin duda Tarzán, que casi inmediatamente después
sus primeras novelas dio el salto al cine en 1918. Sip, créanlo o no tenemos
casi un siglo de “El Rey de los Monos” en la pantalla grande, y aunque tal vez
el personaje no sea tan popular como lo fuese tiempo atrás, su estatus como “personaje
legendario” es suficiente para mantener vivas sus aventuras, por lo que no es
demasiada sorpresa ver una historia más de él en La Leyenda de Tarzán.
En La Leyenda de Tarzán veremos… pues las
aventuras de Tarzán (duh). Han pasado varios años desde que John Clayton III, antes
conocido como Tarzán (Alexander Skarsgard) se reintegró a la alta sociedad
londinense junto con su ahora esposa Jane Porter Clayton (Margot Robbie). A petición
de un investigador norteamericano, Tarzán deberá volver a la jungla y descubrir
una conspiración que amenaza a toda la población del Congo.
Tengo que
ser sincero, estaba listo para sentarme de mala gana a ver por milésima vez la
historia que todo el mundo sabe sobre “El Señor de la Selva”, algo así como “Tarzán
Begins” ya que parece que últimamente eso es lo único que saben hacer los reboots
en estos días, y aunque si vemos un poco de este origen, lo cierto es que no es
ni de cerca la historia principal, algo que sinceramente se agradece. Vemos los
inicios de Tarzán gracias a una serie de flashbacks que relatan de manera breve
pero efectiva el primer contacto entre Tarzán y Jane, que serán útiles para
todo aquel que no tenga ni idea de quién es Tarzán (asumiendo que tal persona
en verdad exista).
Alexander
Skarsgard da un buen papel como Tarázn, aunque solo sea de manera física. No
creo que alguien pueda negarlo, el actor se ve imponente y provocará muchos
suspiros a algunas (y algunos), definitivamente le queda bien el papel, pero
desafortunadamente no me parece que sea terriblemente carismático. Lo contrario
sucede con Margot Robbie, quien tiene más carisma del que se es humanamente
posible, además lucir como si fuera sacada directamente de la portada de una
revista cada que la cámara se centra en ella, pero desafortunadamente el guion
no le da mucho con lo que pueda trabajar, reduciendo a Jane a la típica “damisela
en desgracia”, a pesar de uno que otro momento donde se intenta romper con ese cliché,
sin tener mucho éxito en ello que digamos. El punto medio, y quien para mi es
quien sostiene la película es Samuel L. Jackson, que si bien tiene un papel
secundario, logra inyectar a la cinta con una dosis de levedad que evita que la
cinta sea innecesariamente seria y oscura.
Sé que es la
queja en la que más comúnmente me refugio, pero dejare de hacerla cuando deje
de ser un elemento tan marcado: La animación por computadora y el uso de la
llamada “green screen” en ocasiones dolorosamente videntes, en especial en
cierta escena de acción sobre un tren, que no deja de ser entretenida y
emocionante pero se ve tan real como una moneda de tres pesos. Por otro lado, y
para contradecirme inmediatamente a mí mismo, creo que algunos podrían ver
demasiado fantasiosos el climax del tercer acto, pero eso no me causo ningún conflicto.
Seamos honestos, Tarzán no es y nunca ha sido demasiado realista que digamos, y
el hecho de que la película no se avergüence de los elementos más fantasiosos
de la misma es algo que por lo menos yo realmente le aplaudo.
La Leyenda de Tarzán es una entretenida aventura que
desgraciadamente se perderá en poco tiempo al tener que luchar en taquilla con súper
producciones mucho más grandes y vistosas, sin embrago, y aunque no es
precisamente lo que podríamos llamar un clásico, La Leyenda de Tarzán nos da una producción que respeta el material
original y al mismo tiempo nos da una visión no tan común de sus personajes.
Tal vez no sea lo suficientemente buena como para salir corriendo a verla en el
cine, pero lo cierto es que es una película que vale la pena ver.
La Leyenda
de Tarzán: 3/5. Buena.
Mejor que:
Tarzán (2013).
No tan buena
como: Tarzán (1999), King Kong (2005). Ya sé que esa última no tiene nada que
ver, pero la estética de ambas cintas es muy similar.
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