El formato
de “found footage” es una técnica muy popular en las películas de terror por
dos motivos: en primer lugar ayuda a una producción a tener un marco narrativo
interesante, uno en el que se pude inyectar cierto nivel de “realismo” de
manera rápida y sencilla; por otro lado, al ser un tipo de filme que (en teoría)
necesita poco equipo de filmación y escaso (o nulo) trabajo de post producción,
hace que el proyecto sea fácil de producir con un bajo presupuesto. Cuando este
formato de “found footage” se utiliza adecuadamente en una película de terror,
el resultado es una entretenida y escalofriante experiencia, dos características
que Terror Profundo definitivamente
no tiene.
En Terror Profundo veremos a un grupo de
amigos tratando de sobrevivir en mar abierto en una zona repleta de tiburones.
Un buzo australiano encuentra una videograbadora en el mar junto con una
tarjeta de memoria que todavía funciona. Al examinar el contenido de la tarjeta
se revela lo que fueron las últimas horas de vida de un trio de amigos que tras
un accidente se ven abandonados a la mitad de la nada, asechando constantemente
por un grupo de tiburones.
La película
en un principio trata de mantener su fachada de “realismo” al presentarse como
un supuesto documental, uno que es muy poco convincente ya que, supuestamente,
vemos el contenido de la grabación original sin ninguna alteración, lo cual es
nada creíble cuando tomamos en cuenta que hacer algo así sería de muy mal gusto
para los familiares de las personas en un grotesco y trágico accidente, como
pretende serlo esta supuesta grabación, no porque el contenido sea demasiado
crudo, violento o perturbador, sino porque en él se puede ver un drama barato
de traiciones y triángulos amorosos que resulta sacado de una mala telenovela.
La primera
mitad del filme nos deja conocer a los protagonistas, o ese sería el caso si hubiera
algo que conocerles. Los tres personajes son extraordinariamente aburridos,
tipos medianamente atractivos cuya primer y ultima característica importante es
que quieren participar en un “reality show”, esto siendo la excusa para grabar
todo a su alrededor y documentar su experiencia. Lo ciento, pero si de verdad
una persona se viera en una situación tan agobiante y desesperada como la que
la película intenta ilustrar, su última preocupación sería tener en la mano una
cámara, ya que sus esfuerzos se encaminarían más a buscar una forma de no ser
comida de tiburones.
La “tragedia”
se anuncia desde que la historia comienza, por lo que ni siquiera puede decirse
que es una sorpresa cuando esto ocurre. Después del accidente en altamar, lo único
que tenemos es una vista en primera persona de tres aburridas y odiosas
personas flotando en el mar, ocasionalmente viendo a un tiburón y… eso es todo,
no hay nada más emocionante o llamativo en esta película. La situación es sin
duda aterradora, pero la forma en que se presenta es sumamente aburrida y
carente de cualquier tipo de emoción o gracia.
Como
siempre, trato de ver un lado positivo a cualquier película. Lo mejor que puedo
decir sobre Terror Profundo es que es
bastante corta, con apenas 80 minutos de duración, minutos que parecen horas a
causa del aburrimiento pero por lo menos no es un suplicio que se extienda más allá
de lo debido. La película no es entretenida, no es creíble y a menos que ya se
tenga alguna fobia relacionada con el mar, no es nada aterradora o emocionante.
No creo que exista una película de “found footage” más aburrida que esta, y eso
incluye todas insípidas secuelas de Actividad
Paranormal que tanto me desagradan.
Terror
Profundo: 1/5. Mala.
No tan buena como: El Arrecife (2003), La Tormenta Perfecta (2000), Miedo Profundo (2016).
Mejor que:
Emoji La Película (2017)
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