Tal vez se
deba a mis siempre bajas expectativas, quizá sea una rara forma de síndrome de Estocolmo
o a lo mejor solo estoy tan cansado que
a estas alturas me importa cada vez menos, el caso es que últimamente parece
que mi tolerancia para el cine mexicano ha
aumentado por lo menos un poco. No se confundan, mi odio casi patológico hacia
el cine nacional sigue intacto, pero ya sea porque en verdad la industria cinematográfica
mexicana ha mejorado (por lo menos un poco) o simplemente he corrido con suerte
de ver cosas “no tan malas” recientemente que empiezo a creer que el cine
mexicano comercial aún puede ser redimido, tal vez de manera muy lenta y con
avances casi imperceptibles, pero va avanzando a final de cuentas, como es el
caso en Me Gusta Pero Me Asusta,
filme de comedia que no me hizo querer saltar del edificio más alto que pudiese
encontrar, y si me conocen saben que ese es un gran alago de mi parte cuando
hablo de cine mexicano.
En Me Gusta Pero Me Asusta veremos la
historia de dos jóvenes y los problemas que enfrentan al iniciar una relación amorosa.
Brayan Rodriguez (Alejandro Speitzer) es un joven sinaloense que, obligado por su estricto padre, se ve
obligado a viajar a la capital para expandir el negocio familiar. Una vez que
llega a la Ciudad de México, Brayan conoce a Claudia (Minnie West), una chica
con la que Brayan rápidamente comienza a enamorarse. Al ser de costumbres y
entornos diferentes, tanto Brayan como Claudia deberán hacer a un lado sus
propios prejuicios para hacer la relación entre ellos funcione.
Comedia romántica
mexicana, en lo personal esas tres palabras juntas son suficientes para hacerme
apretar los dientes tan fuerte que casi me lastimo la mandíbula y aunque Me Gusta Pero Me Asusta no logra
librarse de los mucho, MUCHOS clichés que acompañan a este género, por lo menos
logra encontrar una identidad propia y no simplemente contarnos la misma
historia de siempre con los mismos personajes de diario. Toda la comedia de “malentendidos”
es un juego entre la percepción de los personajes y sus expectativas, algo que
es una constante que no siempre resulta graciosa pero por lo menos no se siente
tan forzada. El hincapié en el juego de las “apariencias” hace que lo que debería
ser un giro de la trama se vuelva tan anunciado y obvio que en realidad no es
nada sorprendente, o por lo menos no tanto como la producción pretende que es,
pero por lo menos es un detalle que no deja de ser gracioso.
Siento que
uno de los grandes problemas del cine nacional contemporáneo, por lo menos en
las supuestas “comedias”, es que los guiones y la forma de escribir a sus
personajes casi siempre se siente como mirreyes escribiendo sobre mirreyes,
algo que también ocurre un poco en Me
Gusta Pero Me Asusta, la pequeña gran diferencia es que los personajes
principales, aunque no dejan de sentirse privilegiados y medio mamones, por lo
menos resultan simpáticos y no tan insufribles, algo que no se extiende a
muchos de los personajes secundarios que van desde la chica histérica y
elitista que solo grita como desquiciada (porque aparentemente toda “comedia”
mexicana necesita tener un personaje así) y el estereotípico mejor amigo gay, ambos
personajes y su tipo de “comedia” tan forzada y obvia me parece tan graciosa
como una visita al dentista, pero por lo menos al tratarse de personajes de
apoyo su participación resulta relativamente breve (aunque no lo suficiente
para mi gusto).
No puedo
decir que Me Gusta Pero Me Asusta me
haya hecho reír demasiado pero por lo menos sí me hizo sonreír de vez en cuando
con su comedia, algo que es bastante raro cuando hablo de cine mexicano. A
pesar de seguir la fórmula más trillada e insufrible conocida por el mundo del
cine, la comedia romántica, la producción logra encontrar un poco de
originalidad al contrastar las perspectivas del “norteño en camionetota” y “la
niña “Bien” capitalina”, ambas identidades reconocibles en el ámbito nacional,
logrando así convertirse en una verdadera comedia mexicana y no una “sitcom”
gringa que casualmente es una producción mexicana, como suele ser el caso del
95% de películas mexicanas que he visto. La única razón por la que no puedo
recomendar este filme es por mi irracional odio al cine nacional, aun cuando la
producción en cuestión no es tan mala que digamos, pero si ustedes no son tan
mamones y malinchistas como yo, Me Gusta
Pero Me Asusta resultara un rato agradable. Me Gusta Pero Me Asusta no es la gran producción que viene a salvar
la comedia mexicana en el cine, pero por lo menos no la hunde más en el mar de
mediocridad que usualmente caracteriza a este tipo de producciones.
Me Gusta
Pero Me Asusta: 3/5. Buena.
Mejor que: El
Que Busca Encuentra (2017), Todos Queremos a Alguien (2017), Que Pena Tu Vida
(2016), Busco Novio Para Mi Mujer (2016), No Manches Frida (2016).
No tan buena
como: El hecho de que no se me ocurra nada en este momento no significa que no
haya alguna comedia mexicana reciente que sea mejor que esta. Esa es mi
historia y me apegaré a ella…
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