¿Se acuerdan
de Zoolander? ¡Volvió! Y no en forma
de fichas… desafortunadamente. Vagamente recuerdo haber visto la primera Zoolander, y aunque no fue una
experiencia que cambio mi vida ni nada por el estilo, sí recuerdo que fue una película
divertida, incluso una de las mejores comedias protagonizadas por Ben Stiller
¿Pero tanto así como para merecer una secuela? No lo creo, pero aquí estamos.
En Zoolander 2 nos reencontramos con el
modelo atolondrado que es Derek Zoolander (Ben Stiller). Tras sufrir algunas
tragedias dentro de su vida personal, Derek Zoolander decide retirarse del mundo
del modelaje y vivir una vida tranquila lejos del ojo público, sin embargo una
serie de asesinatos a figuras del espectáculo obligarán que Zoolander salga de
su retiro para tratar de resolver el misterio y de pasada hasta arreglar su relación
con su propio hijo.
Me gustaría
poder criticar la historia en Zoolander 2,
pero como suele ser el caso en la gran mayoría de comedias de este tipo, la historia
termina siendo casi completamente irrelevante siempre y cuando la comedia sea
buena, desafortunadamente ese no siempre es el caso en esta cinta.
Zoolander 2 sufre de algo que voy a empezar a
llamar “Síndrome de Padre de Familia”,
donde no se hacen chistes sino simples referencias que pueden ser graciosas la
mitad del tiempo y completamente huecas y carentes de humor la otra mitad. El
film se da a la tarea de hacer la mayor cantidad de cameos a todo tipo de
celebridad sin importar que si hacerlo tiene relevancia a la comedia o no, por
lo que se convierte casi un álbum fotográfico de famosos que no aportan
absolutamente nada, ni a la comedia ni a la de por sí ya débil trama.
Pero no todo
está perdido. Es cierto que hay muchísimos chistes “reciclados” de la primera película,
incluyendo (pero definitivamente no limitándose a) la participación de Will
Ferrell que repite su papel de antagonista sin agregar o extraer nada al
personaje, convirtiéndolo en “más de lo mismo”, lo cual es bueno o malo
dependiendo de su percepción de la primera película. La comedia siempre se
reduce a un volado, en el sentido en el que la mitad del tiempo los chisten
logran causar gracia, quizá no para llorar de risa, pero lo suficiente como
para hacer sonreír al espectador por lo menos, mientras que la otra mitad solo
causa confusión y nos hace preguntarnos “¿Se supone que eso es gracioso?”
La pregunta
final que es verdaderamente importante aquí es: ¿Zoolander 2 es una buena comedia? No es ni buena ni mala, sino todo
lo contrario. Cómo ya mencione, la comedia funciona (más o menos) la mitad del tiempo y
aunque la otra mitad no sea tan buena, por lo menos no la encontré ofensiva o
algo así. Lo mejor que puedo decir es que si les gustó Zoolander, muy probablemente disfruten de Zoolander 2, aunque siendo completamente honesto, se siente como
una versión “light” de la primera cinta. Mi recomendación final es que solo
vean esta película si son fans de hueso colorado del personaje o del propio Ben
Stille, para el resto del mundo es mejor volver a ver la primera Zoolander y dejarlo hasta ahí.
Zoolander 2:
2/5. Meh.
Mejor que:
Pixeles (2015)
No tan buena
como: Zoolander (2001), Una Guerra de Película (2008).
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