domingo, 8 de marzo de 2020

Cine Barato: El Hombre Invisible



Uno de los “experimentos” más penosos dentro del cine en los últimos años fue Universal Y su apresurada y mal concebida idea de crear su propio “universo cinematográfico” al más puro estilo Marvel, la cual empezó (y termino) con su versión de La Momia del 2017. Afortunadamente el estudio cinematográfico parece haber aprendido de su error (por ahora), y en lugar de aferrarse a un plan fallido ha decidido cambiar el rumbo, al menos parcialmente ya que, aunque su idea de usar a sus “monstruos clásicos del cine” en versiones actualizadas sigue en pie, por lo menos ahora se están dando a la tarea de darnos buenas  producciones, con historias autocontenidas que se sostienen por su propia cuenta sin necesidad de depender del éxito o fracaso de otros proyectos, siendo El Hombre Invisible (2020) la primera de estas producciones la cual, a pesar de tener uno que otro tropiezo en el camino, termina siendo un filme que sí vale la pena.

En El Hombre Invisible veremos a una mujer siendo acosada por una presencia desconocida. Después de sufrir bajo el yugo de su obsesivo, controlador y violento novio, Cecilia Kass (Elisabeth Moss) logra escapar. Destrozado por el repentino abandono de Cecilia, Adrian Griffin (Oliver Jackson-Cohen), un prominente científico especializado en óptica, comete suicidio. En un principio Cecilia se siente aliviada por el deceso de su abusivo exnovio, sin embargo su actitud cambia cuando comienza a experimentar extraños sucesos a su alrededor que la hacen pensar que Adrian la sigue acosando desde el más allá.

Siempre me quejo de como en ocasiones el mismo título de una película puede ser un gran spoiler, y aunque debatiblemente este sería uno de esos casos, la cinta hace muy buen uso de este recurso. Dentro de la historia se juega con la idea de que la protagonista está sufriendo de un ataque psicótico debido a sus traumas o incluso que es acosada por fuerzas del más allá, aunque tanto el espectador como el personaje saben que, bueno, la identidad del atacante está “escondido” en el título de la propia película. Esto no arruina el “misterio” de la trama sino que nos deja empatizar con la protagonista de manera más profunda, algo que muchas veces resulta muy, MUY incómodo, lo cual no es coincidencia si tomamos en cuenta que gran parte de la cinta toca el tema de relaciones toxicas y abuso conyugal.

Puede que yo no esté calificado para hablar de temas tan delicados, pero me atreveré a hacerlo ya que es una parte importante de este filme. La desesperación y miedo de la protagonista no es solamente debido a los ataque físicos que sufre a manos de una fuerza invisible, sino del daño psicológico sufrido al ser parte de una relación de pareja abusiva, no solo eso, si no la misma impotencia es casi palpable cuando el personaje quiere hablar sobre este sufrimiento, uno del que evidentemente es víctima pero que nadie más a su alrededor puede ver, que aun con buenas intenciones las personas a su alrededor dudan de la veracidad de su testimonio, metáfora que tal vez no sea sutil, pero es muy efectiva al hablar de una relación de abuso, algo que Elisabeth Moss logra plasmar bastante bien con su actuación. Lo “mejor” (si es que puede llamarse como tal) es que la metáfora es bastante directa, sin dar espacio a ambigüedades pero al mismo tiempo sin sentirse condescendiente al hablar de algo tan delicado como la violencia contra la mujer.

Volviendo a temas menos escabrosos, los efectos especiales son algo malos. No me malentiendan, creo que los efectos visuales son efectivos para la historia que se nos está planteando, pero si los sacamos de su contexto empiezan a verse un poquito ridículos. Tal vez solo es mi retorcida y enfermiza mente, pero ver forcejear a actores contra el aire, aun cuando la escena esté bien planteada, siempre tendrá cierto grado de humor involuntario en mi opinión. Algo que tampoco ayuda es la animación por computadora, la cual no es muy abundante pero cada que se ve en pantalla termina pareciendo ridícula, un poquito al menos.

Hay que hacer una distinción importante, El Hombre Invisible NO es una película de terror sino una más cercana al suspenso y thriller. Aunque el mismo nombre de la cinta parezca revelar demasiado (irónicamente), el filme logra darnos algunas sorpresas dentro de su trama, aunque esto viene acompañado de un tercer acto que se extiende un poquito más de lo debido y que hace sentir a la película algo más larga de lo necesario. El filme no solo logra tocar temas difíciles sino que lo hace de forma respetuosa, y aunque “entretenida” es un calificativo que no me atrevería a usar debido a su temática, la historia logra presentarse de manera que el público quede enganchado fácilmente. Haciendo todo lo demás a un lado, El Hombre Invisible logra modernizar una historia clásica de manera interesante, dando como resultado una producción envolvente, y en lo muy personal e irrelevante, el pequeño toque de ciencia ficción le da cierto “extra” que me encanta (ya saben sobre mi amor casi incondicional a ese subgénero). No creo que sea una película revolucionaria o algo así, pero es una que definitivamente vale la pena ver.

El Hombre Invisible: 3/5. Buena.












Mejor que: El Hombre Sin Sombra (2000), La Momia (2017). De nuevo, esa última comparación se debe a lo de “modernizar” un monstruo clásico, lo cual El Hombre Invisible hace mucho, MUCHO mejor.
No tan buena como: El Hombre Invisible (1933). Ok, lo admito, puede verse anticuada en la actualidad pero creo que es buena, aunque admito que parte de esa opinión está dictada por mi snob payaso y mamón no del todo interno.


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