Uno de los
“experimentos” más penosos dentro del cine en los últimos años fue Universal Y
su apresurada y mal concebida idea de crear su propio “universo
cinematográfico” al más puro estilo Marvel, la cual empezó (y termino) con su
versión de La Momia del 2017.
Afortunadamente el estudio cinematográfico parece haber aprendido de su error
(por ahora), y en lugar de aferrarse a un plan fallido ha decidido cambiar el
rumbo, al menos parcialmente ya que, aunque su idea de usar a sus “monstruos clásicos
del cine” en versiones actualizadas sigue en pie, por lo menos ahora se están
dando a la tarea de darnos buenas
producciones, con historias autocontenidas que se sostienen por su
propia cuenta sin necesidad de depender del éxito o fracaso de otros proyectos,
siendo El Hombre Invisible (2020) la
primera de estas producciones la cual, a pesar de tener uno que otro tropiezo
en el camino, termina siendo un filme que sí vale la pena.
En El Hombre Invisible veremos a una mujer
siendo acosada por una presencia desconocida. Después de sufrir bajo el yugo de
su obsesivo, controlador y violento novio, Cecilia Kass (Elisabeth Moss) logra
escapar. Destrozado por el repentino abandono de Cecilia, Adrian Griffin
(Oliver Jackson-Cohen), un prominente científico especializado en óptica,
comete suicidio. En un principio Cecilia se siente aliviada por el deceso de su
abusivo exnovio, sin embargo su actitud cambia cuando comienza a experimentar
extraños sucesos a su alrededor que la hacen pensar que Adrian la sigue
acosando desde el más allá.
Siempre me
quejo de como en ocasiones el mismo título de una película puede ser un gran
spoiler, y aunque debatiblemente este sería uno de esos casos, la cinta hace
muy buen uso de este recurso. Dentro de la historia se juega con la idea de que
la protagonista está sufriendo de un ataque psicótico debido a sus traumas o
incluso que es acosada por fuerzas del más allá, aunque tanto el espectador
como el personaje saben que, bueno, la identidad del atacante está “escondido”
en el título de la propia película. Esto no arruina el “misterio” de la trama
sino que nos deja empatizar con la protagonista de manera más profunda, algo
que muchas veces resulta muy, MUY incómodo, lo cual no es coincidencia si
tomamos en cuenta que gran parte de la cinta toca el tema de relaciones toxicas
y abuso conyugal.
Puede que yo
no esté calificado para hablar de temas tan delicados, pero me atreveré a
hacerlo ya que es una parte importante de este filme. La desesperación y miedo
de la protagonista no es solamente debido a los ataque físicos que sufre a
manos de una fuerza invisible, sino del daño psicológico sufrido al ser parte
de una relación de pareja abusiva, no solo eso, si no la misma impotencia es
casi palpable cuando el personaje quiere hablar sobre este sufrimiento, uno del
que evidentemente es víctima pero que nadie más a su alrededor puede ver, que
aun con buenas intenciones las personas a su alrededor dudan de la veracidad de
su testimonio, metáfora que tal vez no sea sutil, pero es muy efectiva al
hablar de una relación de abuso, algo que Elisabeth Moss logra plasmar bastante
bien con su actuación. Lo “mejor” (si es que puede llamarse como tal) es que la
metáfora es bastante directa, sin dar espacio a ambigüedades pero al mismo
tiempo sin sentirse condescendiente al hablar de algo tan delicado como la
violencia contra la mujer.
Volviendo a
temas menos escabrosos, los efectos especiales son algo malos. No me
malentiendan, creo que los efectos visuales son efectivos para la historia que
se nos está planteando, pero si los sacamos de su contexto empiezan a verse un
poquito ridículos. Tal vez solo es mi retorcida y enfermiza mente, pero ver
forcejear a actores contra el aire, aun cuando la escena esté bien planteada,
siempre tendrá cierto grado de humor involuntario en mi opinión. Algo que
tampoco ayuda es la animación por computadora, la cual no es muy abundante pero
cada que se ve en pantalla termina pareciendo ridícula, un poquito al menos.
Hay que
hacer una distinción importante, El
Hombre Invisible NO es una película de terror sino una más cercana al
suspenso y thriller. Aunque el mismo nombre de la cinta parezca revelar
demasiado (irónicamente), el filme logra darnos algunas sorpresas dentro de su
trama, aunque esto viene acompañado de un tercer acto que se extiende un
poquito más de lo debido y que hace sentir a la película algo más larga de lo
necesario. El filme no solo logra tocar temas difíciles sino que lo hace de
forma respetuosa, y aunque “entretenida” es un calificativo que no me atrevería
a usar debido a su temática, la historia logra presentarse de manera que el
público quede enganchado fácilmente. Haciendo todo lo demás a un lado, El Hombre Invisible logra modernizar una
historia clásica de manera interesante, dando como resultado una producción
envolvente, y en lo muy personal e irrelevante, el pequeño toque de ciencia ficción
le da cierto “extra” que me encanta (ya saben sobre mi amor casi incondicional
a ese subgénero). No creo que sea una película revolucionaria o algo así, pero
es una que definitivamente vale la pena ver.
El Hombre
Invisible: 3/5. Buena.
Mejor que: El
Hombre Sin Sombra (2000), La Momia (2017). De nuevo, esa última comparación se
debe a lo de “modernizar” un monstruo clásico, lo cual El Hombre Invisible hace
mucho, MUCHO mejor.
No tan buena
como: El Hombre Invisible (1933). Ok, lo admito, puede verse anticuada en la
actualidad pero creo que es buena, aunque admito que parte de esa opinión está
dictada por mi snob payaso y mamón no del todo interno.
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