domingo, 8 de marzo de 2020

Cine Barato: Rebelión de los Godínez



Contar una buena historia es difícil, y parte de ello puede ser encontrar el formato correcto en el que se presenta. No se trata de que uno sea mejor que otro, largometraje, cortometraje, mini ficción, “sketch” o lo que sea, cada una tiene sus fortalezas y sus debilidades según como se utilicen. Esto lo digo porque Rebelión de los Godínez termina siendo una mala película, pero con el trabajo adecuado la idea podría funcionar como una serie de cortos de YouTube o algo así, no que el cambio de plataforma la convierta en algo bueno, seguiría siendo basura pero al menos sería más digerible.

En Rebelión de los Godínez veremos las aventuras de un joven que se integra al ámbito laboral. Omar (Gustavo Egelhaaf) es un chico que no quiere vivir el resto de su vida encerrado en una oficina, sin embargo la delicada salud de su abuelo (Alejandro Suárez) lo obliga a entrar a una empresa de tecnología y conseguir un trabajo de escritorio con una paga estable para poder pagar las cuentas. Omar deberá aprender a lidiar con compañeros de trabajo chismosos, jefes prepotentes y colegas perezosos si es que quiere sobrevivir a la “típica” vida de un trabajador de oficina.

La película se siente casi como una serie de sketches que comparten a los mismos personajes pero no necesariamente el mismo hilo narrativo. Cada “segmento” parece tener la única función de contar uno o dos chistes bobos, los cuales muy, MUY de vez en cuando sí resultan graciosos, pero es una estructura a la cual se le dificulta mucho contar una historia coherente.

Los segmentos suelen ser relativamente cortos, lo cual hace que el ritmo de la ya de por si débil trama se sienta muy acelerado, lo cual será bueno o malo dependiendo desde que ángulo decida mirarse. Por un lado, los “chistes” logran contarse de manera rápida y sucesiva, saltando de uno a otro de manera continua y conviniéndolos en algo al menos un poco más ameno, sin necesidad de alargar la broma demasiado (con la excepción de un chiste de lavacarros que repiten como seis veces). Por otro lado, este ritmo acelerado hace que no podamos enfocarnos en los supuestos momentos más “serios”, ya que muchos de los dilemas a los que se enfrentan los personajes se presentan muy rápidamente y que se resuelvan igualmente de manera casi instantánea, haciendo que los supuestos problema graves no lo parezcan en lo absoluto.

Las personalidades y motivaciones de los personajes parecen cambiar de escena a escena, cambios no dictados por los propios personajes sino por aquello que dicte el guion. Tomen por ejemplo al protagonista, cuyos sueños y prioridades cambian constantemente, desde ser una botarga famosa en internet, hasta ser un buen empleado e incluso formar su propia empresa, metas que no logran conectarse muy bien entre sí, por lo menos no en la forma en que se plasman entro de la cinta.

Lo sé ¿Yo hablando mal de una película mexicana? ¡Que novedad! Pero si he de jugar a ser abogado del diablo, aunque debo admitir que no disfrute en lo absoluto del filme, al menos tiene el beneficio de poder decir que no es un remake de otra película u otra asquerosa e insípida comedia romántica de las que infestan al cine mexicano comercial como si fueran un cáncer, digo, no se escapa de tener la subtrama romántica predecible e innecesaria que tanto odio por su falta de creatividad y por ser el perpetuo recordatorio de que moriré solo, pero por lo menos no es el enfoque principal de la historia. Y aquí viene la cantaleta de diario: Siempre respetaré más a una producción que intenta algo novedoso y falla, que una que no se arriesga en lo absoluto y se vuelve “pan con lo mismo”; Rebelión de los Godínez intenta ser una comedia sobre la vida de oficina, fallando tanto en la comedia como en el retrato de la vida de un “Godín”, pero al menos intenta ser original, no lo logra pero la intención vale algo por lo menos. No es lo peor que haya visto pero definitivamente no vale la pena verla.

Rebelión de los Godínez: 1/5. Mala.













Mejor que: Mirreyes vs Godínez (2019)
No tan buena como: Enredos de Oficina (1999). Que no es mexicana, pero considero es la mejor comedia “Godín” que he visto hasta ahora.


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