Reconozco que
en ocasiones no doy el debido respeto al cine nacional y que usualmente pienso
en él como una moneda donde una cara es interesante y la otra
mediocre y simplona, pero las probabilidades dicen que si lanzas una moneda las
suficientes veces puede que en una de ellas aterrice de canto ¿Poco probable? Sí,
pero no imposible. Tiempos Felices es
el canto de esa moneda.
Tiempos Felices nos cuenta la historia de Max Quintana
(Luis Arrieta), un joven que lleva una duradera relación amorosa con Mónica Villalobos
(Cassandra Ciangherotti), sin embargo no todo es miel sobre hojuelas y Max
busca una manera de terminar la relación de la mejor manera posible sin tener éxito
en ello. Cuando Max está listo para rendirse y seguir inconforme con su vida es
contactado por una misteriosa organización que dice ser especialista en “casos”
como el suyo; en su desesperación Max firma un contrato con la agencia y está
listo a cambiar su vida.
Si existe un género “seguro” en el cine, ese debe ser la
comedia romántica en el sentido en que utiliza una fórmula que muy pocas veces
se altera y da como resultado una historia completamente predecible, con situaciones
trilladas y personajes sumamente simples, por suerte Tiempos Felices logra zafarse parcialmente de estos clichés, dándonos
como resultado una producción que utiliza elementos conocidos de una manera
mucho más original que de lo que se nos tiene acostumbrados.
Los personajes principales son mucho más complejos de lo que
podría esperarse y en lugar de tachar una lista de características acostumbradas
en este tipo de historias se toman su tiempo para reflejar una personalidad
propia que dista mucho de ser perfecta, lo cual es ideal para darles
profundidad, en gran parte por las actuaciones de Luis Arrieta y Cassandra
Ciangherotti (salud) que logran representar una relación mucho más “realista”
entre ambos de lo que se ve normalmente en este tipo de producciones. No
existen héroes ni villanos ni el mundo se divide en blanco y negro sino en
tonos grises que lo hacen resaltar de una manera que tal vez no sea del agrado
de todos, pero no por ello menos interesante.
Aun con todo esto la película no carece de fallas. El humor
de la cinta por lo general se siente forzado y en pocas ocasiones es efectivo, sobre
todo cuando hablamos de personajes secundarios que parecen tratar con demasiada
fuerza el ser simpáticos, fallando miserablemente en mi opinión, aunque esto se debe a que, como
ya ha quedado claro en ocasiones anteriores, soy un amargado que está muerto
por dentro y pocas cosas en la vida le causan gracia a estas alturas. La
atmosfera del film intenta despertar un sentimiento de nostalgia pero en su
lugar proyecta una “vibra” hipster que me es completamente insufrible, pero
este punto más que cualquier otro es apreciación completamente personal (que se
jodan los hipsters). A la mitad de la historia la narración se encamina a un
desenlace predecible que alcanza hasta cierto punto, pero por suerte un tercer
acto bastante interesante logra jugar con las expectativas del publico de
manera muy poco común en películas románticas que, de nuevo, puede que
desagrade a algunos pero que inevitablemente dejara un sabor agridulce en la
boca de más de un espectador.
Tiempos Felices no reinventa el género y cae en
algunas de las formulas establecidas por el mismo, pero también logra jugar con
estos elementos para dar como resultado una película entretenida que si bien no
es lo mejor del cine nacional, logra despegarse de ese estigma que usualmente
se asocia al cine mexicano. Tiempos
Felices no es” una buena película para ser mexicana”, es una buena película
y punto (aunque con algunas fallas). No creo que sea necesario salir corriendo
al cine para ver este film, pero si merece por lo menos que se le dé una
oportunidad mientras se encuentre en cartelera.
Tiempos Felices: 3/5. Buena
Mejor que: 50 Sombras de Gray (2015), Cambio de Ruta (2014)
(Lo sé, no es algo muy difícil de lograr en ninguno de los dos ejemplos, pero aun
así…)
No tan buena como: Scott Pilgrim (2010), Resplandor de una
Mente sin Recuerdos (2004) (Puede parecer una comparación extraña, pero la hago
porque comparten temáticas similares en cuanto a relaciones de parejas)
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