Supongo que
era inevitable. Ya le toco a Freddy, Jason, Letherface, Michael Myers, Norman Bates
entre muchos otros iconos del cine de terror que han tenido reinterpretaciones
en la actualidad, así que tarde o temprano le tendría que pasar a Chuky, y
aunque El Muñeco Diabólico cuenta con suficientes que resultan
familiares, más que una regurgitación de lo ya antes visto termina encapsulando
todo lo que representa la franquicia, lo bueno, lo malo, lo feo y lo ridículo.
En El
Muñeco Diabólico veremos a un niño siendo atormentado por un muñeco malvado.
Andy Barclay (Gabriel Bateman) es un niño que ha tenido problemas al adaptarse a
su nuevo departamento debido a sus propias inseguridades y dificultas auditiva.
Para tratar de animar a Andy, su madre Karen (Aubrey Plaza) le consigue el
nuevo juguete de moda Buddi, un robot con una avanzada inteligencia artificial.
Lo que comienza como un sueño hecho realidad para Andy se convierte en una pesadilla
cuando el muñeco, al que ha llamado Chucky (Mark Hamill), comienza a
desarrollar tendencias violentas. A pesar de que nadie lee crea, ahora Andy deberá
detener a Chucky antes de que el muñeco se salga totalmente de control.
Esta nueva versión
El Muñeco Diabólico empieza tropezarse desde el inicio, pero no es enteramente
su culpa. La idea de un “muñeco maligno” trata de actualizarse cambiando el
elemento sobrenatural por uno que se acerca mucho más a la ciencia ficción, y
aunque funcionalmente no hay demasiada diferencia, termina siendo un
recordatorio constante de que el concepto es un producto de su época original,
recordemos que la primera cinta se estrenó en 1988), por lo que la idea puede
resultar demasiado ridícula como para tomarse en serio, o al menos tan en serio
como lo fuese hace treinta años.
Lo anterior
hace que el elemento de horror sea un tanto flojo, pero la misma producción parece
estar consciente de ello por lo que inyecta una dosis de humor cada que tiene
oportunidad. No se confundan, cuando digo humor no me refiero a chistes bobos
(aunque si recurre a ello de vez en cuando), sino a un retorcido y sádico humor
negro que solo será gracioso para personas que compartan su retorcido y un
tanto perturbador sentido del humor, y afortunadamente yo soy una de esas
personas. No quiero arruinar ninguna sorpresa, pero el tipo de humor es de esos
que al mostrarte algo tan grotesco e irreal que es imposible de tomar en serio,
pero no por ello menos violento, hace que no sepas si reír o asustarte o una
rara combinación de las dos.
Algo que
ayuda a esta rara atmosfera son las actuaciones. No soy fan de niños actores,
pero Gabriel Bateman hace un muy buen papel de Andy, dándole el tipo de reacción
adecuado a su personaje dependiendo de la situación en la que se encuentra. Lo
mismo podría decirse de Aubrey Plaza, quien en un principio pensé que no encajaría
bien ya que su trayectoria se inclina mucho más a la comedia, pero esta fusión de
terror y comedia parece quedarle como anillo al dedo, y no lo digo solamente
porque estoy perdidamente enamorado de ella, digo, tiene que ver un poco pero
no es el único factor. La cereza en el pastel es el mismísimo Luke Skywaker,
quien le presta su voz a Chucky; Mark Hamill sigue mostrando sus grandes
capacidades como actor de voz, con un personaje que puede ser juguetón o
aterrador según la situación se lo demande, haciendo el cambio sin ningún esfuerzo.
Hey, no por nada Mark Hamill es el mejor Joker de todos los tiempos (y nada que
digan podrá hacerme cambiar de opinión).
Imagino que esta
versión de EL Muñeco Diabólico dividirá muchísimo a su público. Habrá
quienes piensen que el humor esta muy fuera de lugar, que los efectos
especiales son demasiado exagerados y difíciles de tomar en serio, además de
contar con una historia fácil de predecir, y tendrán razón en esa apreciación,
pero también imagino que habrá muchos otros que aprecien el grotesco sentido
del humor y sus efectos de “gore” prácticos que son un homenaje a los efectos
especiales de antaño, ya saben, antes de que todo se hiciera por computadora, y
yo me encuentro en este segundo tipo de público. Lo mejor que puedo decir es
que le den una oportunidad y la vean ustedes mismos, pero eso sí, aquellos que
quieran ver una película de terror “clásica” será mejor que bajen sus
expectativas, y eso va también para aquellos que busquen una cinta que sea 100%
de humor negro, ya que El Muñeco Diabólico no es ninguna de esas dos
cosas sino una rara combinación de ambas, si esa formula funciona o no, es algo
que cada quien deberá juzgar por su cuenta.
El Muñeco Diabólico:
3/5. Buena.
Mejor que: Chucky:
El Muñeco Diabólico 3 (1991), La Novia de Chucky (1998), El Hijo de Chucky
(2004).
No tan buena
como: Chucky: El Muñeco Diabólico (1988), Chucky: EL Muñeco Diabólico 2 (1990).
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