Sé que voy a
estar adelantándome a la formula usual, pero antes que nada quiero reconocer
que Rompiendo Límites tiene uno de
los mejores trailers que he visto en mucho tiempo, no porque sea espectacular o
particularmente bien filmado, simplemente nos dice todo y nada a la vez sobre
la película, lo cual es una buena forma de llamar la atención del público, pero
por desgracia también nos da una expectativa más alta de lo que el film puede
llegar a ser en realidad.
En Rompiendo Límites, Ari (Adriana Ugarte)
y Navas (Alberto Ammann) son un par de ladrones amantes de la velocidad que están
a punto de retirarse, pero que solo necesitan realizar un último trabajo
(porque no es como si lo de “el último trabajo” no sea el cliché más grande en este
tipo de películas). La pareja de criminales tiene en la mira a Mikel (Álex González),
un ex corredor de autos comprometido con una adinerada joyera , sin embargo la
vida de los tres se complicara cuando entre ellos surge un triangulo amoroso
que, para bien o para mal, cambiara su perspectiva en cuanto a la vida de cada
uno de los involucrados.
El trailer
nos vende una versión española de Rápido
y Furioso, pero la película dista mucho de ser tal cosa. Es cierto que hay
algunas escenas de acción que involucran carreras de autos de lujo, y aunque
estas escenas son filmadas de manera competente, no son realmente tan
emocionantes como la cinta pretende que sean, y a final de cuentas es solo una
manera de mantener la atención del público (específicamente del publico masculino)
en lo que esencialmente es una historia de amor, una bastante mala en mi opinión.
El gran
problema con Rompiendo Límites no es
la historia en sí, que si bien está plagada de formulas y clichés, logra contarla
de manera adecuada; el verdadero problema reside en los personajes principales.
Las actuaciones son decentes, nada horrendo pero tampoco nada que merezca un Oscar,
el problema es que los personajes son seres verdaderamente despreciables que en
cualquier otra película serían los villanos de la película, pero aquí se supone
que son los héroes, aquellos que se supone que el público debe interesarse, y
que por lo menos en mi caso, es imposible hacerlo cuando cada uno es más vil y
horrendo que el anterior.
El problema
no es que los personajes sean “villanos”, muchas películas logran tener a un
personaje antagónico como protagonista (Scarface
por ejemplo o Breaking Bad si
hablamos de televisión) pero en esos casos los personajes tienen una razón para
llevar a cabo cada una de sus acciones. En Rompiendo
Límites cada personaje se mueve a la acción por un solo motivo: la
calentura (o lujuria si quieren ser más finos). Cada personaje cambia su de por
si plana forma de ser cuando conoce a una persona de buen ver del sexo opuesto,
y aparentemente esa es toda la motivación que necesitan para mandar todo lo
demás en sus vidas al demonio… lo cual supongo que hace a la película un poco
más realista, aunque ruego por Cthulhu que no sea el caso. El mensaje que
intenta dar esta película es el típico papelito de galleta de la suerte que
dice “el amor todo lo puede”, pero en realidad lo que dice es “si tu relación no
funciona, no hagas el más mínimo intento por solucionar tus problemas,
simplemente vete con alguien más” y “si eres una persona hermosa físicamente,
no te preocupes por nada, ninguna de tus acciones tendrá consecuencias perjudiciales
para ti. Nunca”.
A los
amantes de las carreras de autos no les puedo recomendar este film, ya que la
poca acción que tiene no es nada del otro mundo y hay más y mejores películas
que se enfocan en ese punto específicamente y si hago demasiado hincapié en
este aspecto es porque, como ya dije, esto es algo que el mismo trailer trata
de vendernos. Mientras tanto, a quienes busquen una película “romántica”, no lo
sé… supongo que la pasaran bien si su idea de romanticismo es ver a dos weyes en
una constante competencia de “a ver quién la tiene más grande” (figurativamente
hablando, por suerte) y que limitan a la mujer a la que aspiran a ser un simple
trofeo para el ganador.
Rompiendo
Límites: 5/10
Mejor que:
Cambio de Ruta (2014). (Ya sé, pero de verdad ese es el punto más bajo al que
puede llegar una película en lo que va este año)
No tan buena
como: Need for Speed – La Película (2014).
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