lunes, 1 de septiembre de 2014

Odio los lunes y los tatuajes


Además de los lunes también odio los tatuajes. Bueno, no es que verdaderamente los odie, después de todo son de esas cosas que no daña a nadie, excepto quizá a quienes deciden ponerse uno, pero simplemente no le encuentro mucho sentido a querer tatuarse en primer lugar.
Sé que hacerse un tatuaje es una decisión totalmente estética sin ningún valor realmente practico, excepto tal vez para los que son miembros de alguna pandilla y los tatuajes son una manera rápida y fácil de reconocer los cadáveres de los integrantes o algo por el estilo, pero fuera de eso ¿Porque querría alguien inyectarse tintas de colores a la piel para hacerse un dibujo (casi) indeleble?
Puede que sea practico tener una ilustración que se ve genial, algo así como usar tu camiseta favorita sin la preocupación de que se despinte o se rompa y mejor aun, nunca tener que lavarla, pero no se ustedes, pero por lo menos a mi no me gustaría tener que usar la misma ropa por el resto de mi vida. Claro, sería genial voltear y ver el dibujo cada que se me diera la gana y sentirse “Bad-Ass”, pero casi seguro que el efecto no sería el mismo después de una o dos semanas.

Pero no todos los tatuajes son visibles para aquellos que los traen. ¿Qué hay de aquellos que se tatúan la espalda o algún otro lugar donde no les da el sol? Imagínense comprar una pintura genial y decidir colgarla en un lugar donde todo el mundo pueda verla excepto el dueño. Simplemente no le veo el sentido, aparte de que parece solo un grito desesperado que dice “todo el mundo voltee a verme porque aparentemente no puedo sobrevivir sin la atención de otro ser humano por menos de un minuto”. Pero también está el otro lado de la misma moneda, aquellos tatuajes pequeños en el hombro o tobillo que se ocultan fácilmente bajo la ropa y que son igualmente inútiles a mi parecer; como en el ejemplo anterior, imaginan comprar un pintura de su agrado pero al llegar a su casa y colgarla en la pared deciden cubrirla con una tela y solo de vez en cuando mostrar la pintura a los demás. Pero como sea, supongo que es solo mi acostumbrada amargura la que habla: malo si sí, malo si no.
Supongo que el gusto por los tatuajes no es más que amor a ese arte, porque me agrade la idea o no, ni siquiera yo puedo negar el valor artístico de un tatuaje… cuando este lo tiene, por que seamos sinceros, por cada tatuaje verdaderamente bien hecho y existen un sin número más que no son más que garabatos pintados en la piel de alguien que, en el momento de tatuarse, le parecía una buena idea sentarse en una silla y dejar que un desconocido le inyectara tinta a la piel.
Simplemente tatuarse es algo que yo nunca haría. En primera porque soy un cobarde que le tiene miedo a las agujas de cualquier tipo; en segunda porque no quiero que una imagen marcada permanentemente en mi piel se vaya deformando gradualmente hasta hacerse irreconocible cuando las carnes se aflojen (más de lo que ya están) y en tercera, no me gustan ese tipo de cosas. Hasta el día de hoy nunca he visto a alguien que se vea bien con su piel adornada por tatuajes.

 
Uh… Y por eso odio los…

 
… Odio los…

 
¿Qué estaba diciendo?

 
Y por eso odio… algo… no me acuerdo lo que era... Y también los lunes.

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