martes, 18 de noviembre de 2014

Cine barato: La Dictadura Perfecta


 
Y aquí estamos otra vez con el cine mexicano, usualmente esperando lo mejor pero preparándome para lo peor, aunque tengo que confesar que esta deprimente actitud de mi parte es dejada a un lado cuando la película en cuestión se trata de una comedia, esto no significa que piense que cualquier comedia mexicana que llegue al cine es algo que valga la pena, simplemente creo el género da la oportunidad de levantar un poco más mis expectativas, por lo menos en la mayoría de los casos. Así pues tenemos La Dictadura Perfecta, una tragicomedia sobre política y su relación con los medios de comunicación (léase “Televisión”) en nuestro país.
La Dictadura Perfecta nos presenta las andanzas de Carlos Rojo (Alfonso Herrera), productor de una importante televisora nacional que tendrá que hacer su mejor esfuerzo para mejorar la imagen del gobernador Carmelo Vargas (Damián Alcázar), quien tras un espectacular escándalo de corrupción, intentará ganarse el favor de los votantes y tener una oportunidad para ganar las siguientes elecciones presidenciales.
Ya sé que dije que la comedia mexicana usualmente sube mis expectativas pero debo confesar que con esta película no fue del todo cierto, al ser una producción dirigida por Luis Estrada. No me mal entienda, creo que los films de Estrada son de lo mejor que tiene para ofrecer el cine nacional, siempre con un característico humor negro en el que se reflejan varios aspectos de la sociedad mexicana actual, el problema (para mí) es que se ha encasillado en una fórmula que a estas alturas Luis Estrada puede hacer hasta dormido. La Ley de Herodes, Un Mundo Maravilloso y El Infierno cuentan exactamente la misma historia: Un ingenuo personaje (siempre interpretado por Damián Alcázar) que intenta resistirse a algún sistema que gobierna México, ya sea político, socioeconómico o del narcotráfico, respectivamente, pero que no solo fracasa en su intento sino que es devorado por el propio sistema, digerido, asimilado e integrado al mismo, volviéndose solo una pieza más de aquello que en un principio repudiaba. Así pues, al entrar a ver La Dictadura Perfecta ya me esperaba ver la historia de un periodista novato que intenta mantener su integridad solo para perder toda noción de moralidad al final, por suerte este no fue el caso, ni de cerca.
El film no tarda ni un segundo en mostrar dos cosas: por un lado una historia de humor negro que es tanto en lo verídico como ridículo (tristemente) en la vida política de nuestro país; por otro lado, el film no tiene ninguna preocupación por callarse ninguna de sus opiniones, o como dicen por ahí, “No tiene pelos en la lengua”, y aunque los lugares y nombres de los personajes son ficticios, se nos dan tantos elementos que es imposible confundir que personaje representa a quien en la vida real. El film, en lugar de mostrarnos el cambio gradual de su protagonista, prefiere entrar de lleno desde el principio y nos enseña a sus personajes, todos ellos con actitudes que rayan en lo grotesco y que me gustaría decir que son caricaturas de personalidades de la vida real, pero más que ello resultan ser un reflejo casi perturbador en su exactitud.
La historia es sumamente entretenida y deprimentemente actual, presentando varios giros inesperados que mantienen al espectador enganchado de principio a fin. Las actuaciones son bastante buenas, sobre todo la de Damián Alcazár, que cuenta con el carisma suficiente para ganarse la simpatía del público a pesar de que su personaje grotesco y obsceno en todo momento, y el hecho de tener a Joaquín Cosío no hace daño tampoco, aunque es un poco triste que ambos actores no interactúen realmente entre sí.
No hay otra forma de decirlo, esta película tiene huevos del tamaño de balones de futbol y nos muestra una realidad de la política nacional con pelos y señales, le arda a quien le arda. La comedía es probablemente el género más difícil realizar, no solo en el cine si no en cualquier medio en general, y aun más difícil el humor negro pero por suerte La Dictadura Perfecta logra hacerlo de manera impresionante. Realmente vale la pena verla en el cine y apoyar al escaso buen cine mexicano. La recomiendo, no por lo controvertida que pueda ser sino porque simplemente es un muy buen film por sus propios méritos.

La Dictadura Perfecta: 8/10

Mejor que: Un Mundo Maravilloso (2006), La Ley de Herodes (1999)
No tan buena como: El Infierno (2010)
 

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