lunes, 10 de noviembre de 2014

Odio los lunes y la piratería


Además de los lunes también odio la piratería ¿Recuerdan toda esa campaña contra la piratería? Esa del “papá pirata” y de “¿Qué le estas enseñando a tus hijos?” cada que veía uno de esos comerciales la respuesta que se formaba en la mente era “Pues les estoy enseñando a ahorrar en aquellas cosas que no son prioritarias ¿Esa es una lección tan mala?” Si yo, como seguramente el resto del mundo, me reía de estos comerciales ¿Por qué digo que odio la piratería entonces? Porque más que el concepto, lo que odio es la forma en que se utiliza actualmente… la piratería quiero decir, no el concepto de piratería. Y para dejarlo en claro, me estoy refiriendo a la piratería dentro de la industria del entretenimiento (solo aclaro, por si acaso).
Para fines legales y por recomendación de mi abogado, no estoy confirmando o negando que alguna vez haya conseguido algún bien o servicio usando la piratería, solo diré que aquel que nunca haya descargado una canción de manera no completamente legal que arroje la primera piedra. Muchas veces la piratería es la única opción para conseguir algo que uno quiere o en el “peor” de los casos es la opción más conveniente.
Hora de una pseudo-lección de historia. Este ejemplo es un tanto obsoleto pero sirve para ilustrar lo que quiero decir: Digamos que hay una particular canción que me gusta, para los más jóvenes podrá ser difícil de creer pero hace muchas lunas si querías una sola canción tenias que comprar el CD completo aunque solo te interesará una sola melodía en él (y ahora que lo pienso ¿Aun hay quien compre CD´s?) un dilema que encontró una rápida solución una vez que la era del internet nos alcanzó, a partir de ese momento podías ir a consultar a un tal señor Google, encontrar tu canción y bajarla, pero una mejor opción era algo llamado Napster (puta madre sí que soy viejo…) cuyo único propósito era ese, la distribución de música. En esos ayeres la industria musical dio el grito en el cielo lo que termino cerrando el servicio de Napster y como todos sabemos ese fue el final definitivo de la piratería en el internet para siempre y por siempre, excepto que no lo fue.
Puede que me equivoque (como casi siempre) pero me atrevo a decir que la piratería siempre existirá sin importar cuánto se quiera luchar contra ella, pero el hecho de que no pueda ser erradicada no significa que tenga que ser la opción más usada para distribuir entretenimiento. Al fin de cuentas la piratería es un “servicio” (por falta de una mejor palabra) para distribuir contenido, y es precisamente eso lo que a muchos se les olvida: si quieres vencer a la competencia, da un mejor servicio y listo. Regresando al ejemplo de Napster, no es coincidencia que su sistema haya sido copiado casi al carbón por iTunes: pones el nombre de la canción y/o artista, le das buscar y listo; cierto que iTunes cobra por descargar la canción que quieres y la piratería es “gratis” pero los pros aplastan contundentemente a los contras. En iTunes puedes comprar canciones individuales a un relativo precio razonable pero con ese precio no solo apoyas al artista si no que tú mismo, como consumidor, te ahorras todas las inconveniencias de la piratería, como descargar virus o conseguir la canción equivocada, etc.

Eso está muy bien y lo que quieran pero aun no respondo a porque digo odiar la piratería. Es fácil, la piratería podría ser una herramienta útil para el entretenimiento pero el uso que la gente le da la ha convertido en “el enemigo” para la propia industria del entretenimiento. Creo que a todos nos gusta la música, el cine y un largo etcétera, pero lo que muchas veces no pensamos es que todo ello no deja de ser un negocio y como en cualquiera de estos casos, si no hay ganancia el negocio quiebra. Otro ejemplo un tanto burdo ¿Recuerdan que hace relativamente poco salió una nueva película de Dragon Ball? Se hizo campaña para que la película se trajera a México, que se reuniera de nuevo el reparto de doblaje original y bla, bla, bla, por obra y gracia de Shen-Long la película se estrena en nuestro país y aunque es cierto que los primeros días era difícil siquiera conseguir un boleto para ir a verla en el cine, no faltaba el wey que decía “¿Pa que voy al cine si ya la descargue/compre pirata?”, la respuesta es lógica pero la diré de cualquier manera: si los fans dicen que quieren ver esa película en el cine pero a la hora del estreno nadie compra boleto, la distribuidora nunca en su vida volverá a hacer caso a esos mismos fans.
No se trata de satanizar a la piratería, sino de usarla apropiadamente. Quizá no debería decirlo, pero debo admitir que me chute toda la nueva temporada de Doctor Who de manera, digamos, no del todo legal, pero eso fue porque esa era la forma más rápida de verla en su momento pero como soy un fan de la serie, tengan por seguro que compraré esa temporada cuando salga en DVD (y cuando este de oferta porque no tengo dinero para gastar a puños), no solo por mis tendencias obsesivas-compulsivas en cuanto a coleccionar chunches, sino porque de esa forma los productores se darán cuenta de que el mercado responde y producirán más capítulos de esa serie, sin mencionar que la versión “original” probablemente vendrá con un montón de extras que la versión pirata no tiene ¡Todo el mundo gana!
Como ya dije, la piratería tiene su lugar y muchas veces uno compra algo pirata porque es la única opción que se tiene ya sea por motivos económicos o geográficos (por ejemplo que ese algo aun no sea distribuido de manera legal en nuestra localidad *Cof* Sin City 2 *Cof*), lo único que digo es que, si te gusta algo, quieres más y tienes la posibilidad de hacerlo, paga por ello, no por cuestiones legales, éticas o morales, paga para que se siga produciendo ese “algo” que disfrutas.
El video no tiene nada que ver pero ¿Que otro contexto podría usar de excusa para ponerlo?
 
Y por eso odio la piratería. Y también los lunes.

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