¿Conocen a
alguien que alguna vez dijera “eso del horario de verano es una buena idea”? Mi
curiosidad es genuina ya que en lo personal no conozco a una sola persona a la
que le agrade el cambio de horario, aunque eso puede deberse a que no conozco a
mucha gente que digamos.
Recuerdo la
primera vez que se empezó a implementar el dichoso horario de verano hace casi
veinte años (maldita sea, sí que soy
viejo…) en 1996. En su momento y porque en ese entonces era más ingenuo e
infantil (sólo ligeramente) de lo que soy ahora, la idea me parecía “curiosa”
por llamarla de alguna manera. En un inicio se nos vendió la idea como una
forma para ahorrar energía eléctrica, aunque en ese entonces eso era lo menos
interesante del asunto para mí, lo que me fascinaba era la idea de cambiar la noción
de las horas, como una forma rudimentaria de viajar por el tiempo (no me
culpen, crecí viendo cosas como Volver al
Futuro y Terminator) pero lo que comenzó
como una idea divertida se convirtió en una historia de terror cuando, al día siguiente
me di cuenta, horrorizado, que me habían robado una hora de mi precioso y
extremadamente valioso sueño.
De ahí en
adelante comenzó la no muy grata tradición de tener que ajustar las horas de
sueño dos veces al año solo porque a algún imbécil le pareció una buena idea.
Como ya mencione, en un principio se nos
dijo que el cambio de horario fomentaría el ahorro de energía eléctrica ya que,
según la lógica, al modificar la hora aprovecharíamos por más tiempo la luz de
Tonatiuh (busquen lo en Google y así podre fingir que este blog tiene un leve
valor educativo) y de esa forma prender menos focos en la casa, lo cual tiene
mucho sentido hasta que te pones a pensar en ello. Cierto, durante la noche
evidentemente utilizamos más electricidad que durante el día, pero no es por la
hora sino porque simplemente esta oscuro ¿Y eso que tiene que ver? Pues como
cualquier persona podría darse cuenta (incluso yo mismo cuando era niño) si
mueves el horario, en la mañana va a estar oscuro y por ende vas a prender la
luz, así que no es que ahorremos luz y aunque así fuera simplemente pasamos de
gastar luz en la noche a gastar luz en la mañana. Aun así se manejan cifras que
quizá verdaderamente muestran una reducción en el consumo de electricidad, pero
sinceramente en lo práctico no veo que haga ninguna diferencia.
En la
actualidad solo sabemos que el primer domingo de abril ya nos cargo el payaso ¿Por
qué? Como diría Chume Torres: “Porque chinga tu madre”. Ya no se habla de los beneficios
de cambio de horario, quizá porque en verdad no existen o quizá porque
simplemente aceptamos esta “tradición” en la larga lista de cosas que hacemos
sin saber realmente el por qué. Pero esta medida ya esta instaurada y no hay
nada que podamos hacer, excepto que eso no es verdad; a solo dos años de
instaurado el cambio de horario, el estado de Sonora dejo de aplicar esta
medida al darse cuenta que era una reverenda jalada (bueno, no sea cual sea la
verdadera causa pero me imagino que era algo más o menos así), incluso a partir
de este año, Quintana Roo también dejara de usar este cambio, solo espero que
sea el inicio que indique que pronto todo el país dejara de hacer el ridículo horario
de verano.
Si el
dichoso horario trae consigo verdaderos beneficios, simplemente no son
demasiado visibles o tal vez soy demasiado tonto como para notarlos. Sea cual
fuere el caso, el único beneficio que verdaderamente puedo sentir respecto al
horario de verano es que al terminar el mismo pasare un par de semanas
durmiendo un poquito más hasta que mi
cuerpo se acostumbre de nuevo al horario, pero justo cuando ya me estoy
acoplando llega abril otra vez y regresamos a la misma cantaleta de todos los
años. Y a todo esto ¿Por qué se llama horario de verano si lo empezamos a utilizar desde la primavera?
Y por eso
odio el horario de verano. Y también los lunes.
No sabría que decirte, ahora en invierno a las 18.00 ya está oscuro oscuro y no disfrutas nada las tardes, no puedes ir al parque con los niños ni salir a tomar nada...
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