lunes, 13 de abril de 2015

Odio los lunes y a los revendedores


Además de los lunes también odio a los revendedores. Es verdad que el fenómeno de los revendedores no es nada nuevo, de hecho si hablamos de conciertos o partidos de futbol la reventa se vuelve un fenómeno común e incluso anticipado, pero es por este contexto (conciertos y futbol) que nunca me había afectado esta práctica gracias a mi casi legendaria política de mantener mi contacto humano en a un mínimo indispensable, pero eso ha ido cambiando últimamente, no porque ahora voy a los estadios o algo así, más bien se debe a que esta práctica se ha hecho mucho más prominente en medios que si me importan un carajo: Comics y videojuegos (mi madures aflora como casi siempre).
Sé que estoy simplificando grotescamente el concepto económico pero así es como mi mentecilla logra entenderlo, la reventa se basa en un concepto muy básico: Oferta y demanda. Explicándolo literalmente con manzanas, digamos que tengo un lote de manzanas y comienzo a venderlas (Oferta), pero estas son las más mejores manzanas de todo el mundo por lo que pronto se corre la voz y todo hombre, mujer y niño en el planeta quieren comprar mis manzanas (Demanda); llega el momento en que no puedo conseguir todas las manzanas que me están pidiendo, por lo que empiezan a escasear y por ello su valor sube. Es aquí donde el revendedor asoma su fea cabeza y al saber que las manzanas escasea y que él mismo se agandalló varias de ellas, empieza a venderlas a un precio mucho mayor del que él las compro, no solo recuperando su inversión inicial sino también generando una ganancia. Esto suena, al menos en teoría, como un buen negocio para todos los involucrados, el revendedor hace un buen negocio y el comprador obtiene el producto que desea. Un crimen sin víctimas, como golpear a alguien en la oscuridad… excepto que aquellos que no puedan pagar el precio inflado que ofrece el revendedor se la pelan y se quedan sin lo que querían comprar.
¿Cómo me afecta a mí esto? Bueno, ya lo mencione ¡pongan atención! Comics y videojuego. Actualmente la industria del comic es, al menos relativamente hablando, bastante fuerte en nuestro país, y con ello se han ido implementando medidas que antes eran ajenas a nuestro país, como por ejemplo las portadas variantes e innumerables # 1 que se nos convence, supuestamente, que son artículos de verdadera colección. Como sea, habrá quienes caigan en ese tipo de trampas y quienes no, pero lo que sí es seguro es que estos supuestos artículos de colección parecen una oportunidad de oro para los revendedores, pero el problema es que, hipotéticamente, si se publican 100 números de mismo comics, un gandalla va y compra 95 de ellos y crea una escases falsa hará que los fans le paguen lo que se le dé la gana por ese “numero de colección”. Exactamente el mismo caso con los amiibos de Nintendo, de los cuales no daré demasiados detalles porque ya je hablado de ellos en múltiples ocasiones, solo sepan que son muñecos/complementos para videojuegos.
Como sea, esta supuesta escases resultaría creíble de no ser porque se pueden encontrar muchísimos de estos artículos en páginas como Mercadolibre o eBay, donde los revendedores piden hasta 5 veces (o más) del valor del producto. Y es aquí lo peor de todo el asunto: este fenómeno no es culpa del revendedor, es de aquellos que se prestan a su juego. No nos confundamos, no estoy defendiendo a los vendedores, lo que digo es que su práctica no deja de ser un negocio y mientras sea un negocio exitoso se seguirá produciendo este tipo de situaciones. La respuesta es bastante simple “¿Quieres venderme algo al triple de su precio? ¡Vete al diablo!”, les aseguro que si todos hiciéramos esto el problema se extinguiría por sí solo. El problema real no es el acaparador culero que hace escasear un producto, es el imbécil que se deja embaucar y paga lo que el revendedor le pide. Mientras haya aquellos a los que les gusta que les vean la cara de idiotas, habrá gente más que dispuesta a hacer precisamente eso.
No voy a mentir, en más de una ocasión he estado tentado en caer en este jugo, sobre todo por mis tendencias de obsesivo-compulsivo en cuanto a mis hobbies, pero me he negado a ser parte de esta trampa porque solo fomentaría  que continuara existiendo… eso y porque soy pobre y no puedo costear los precios que estos culeros quieren manejar. Es como ir a un restaurante y quejarse de que la comida sabe a mierda ¡pero aun así no haces nada y sigues comiendo en ese lugar!
 
Y por eso odio a los revendedores. Y también los lunes.

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