Lo siento pero
soy demasiado sínico, o tal vez mi alma es tan retorcida y pútrida más allá de
lo redimible, pero simplemente desconfió al menos un poco de las aparentes “buenas
intenciones”, aun cuando en verdad no existan motivos ocultos para ellas, es
por eso que, aunque no dudo que el documental El Mayor Regalo tenga la intención de transmitir un buen mensaje,
el hecho de que se me presente a si misma como un trillado dialogo salido de un
libro de superación personal me deja con un mal sabor de boca.
El Mayor Regalo es un documental enfocado a un
concepto: El perdón. La producción nos presenta una serie de entrevistas y anécdotas
alrededor de personas que, a pesar de las dificultades en sus vidas, han
logrado perdonar a aquellos que les han causado algún daño en sus vidas.
Al principio
la producción logra esconder relativamente bien su verdadera naturaleza, la
cual es ser otro documental religioso y aunque esa palabra ni siquiera se
utiliza dentro de la película, el hecho de que “perdón” como concepto se asocie
intrincadamente a un acto de fe religiosa hace que su fachada se derrumbe más o
menos a la mitad de la película.
Algunas de
las anécdotas de que se nos presentan son genuinamente conmovedoras, haciendo
que el “perdón” como concepto se vea como la mejor invención del ser humano
desde la pizza, el problema, por lo menos para mí retorcida mentecilla, es que
la producción pinta al concepto como una solución, una meta final, pero al
hacerlo ignora casi completamente el proceso que se debe (o debería) tomar para
llegar a esa meta.
Otro
problema es que el filme solo nos presenta anécdotas de “gente común y
corriente”, historias bastante humanas, eso que ni qué, pero que carecen de cierta,
digamos “autoridad”. Para hacer un caso más concreto y que no solo apele a la
fe religiosa, bien podría haberse utilizado figuras más concretas, no solamente
a “expertos del perdón”. Podría haberse analizado los efectos psicológicos dentro
de algún individuo que haya sufrido algún evento traumático a manos de alguien
más y el “cambio” en dicha psique al perdonar al agresor o algo así, pero ese
no es el propósito de la producción, la película solo quiere empujar una agenda
religiosa que, aunque no puedo decir que sea mala, parece ser demasiado
ingenua.
El
documental se presenta dentro de un marco narrativo sobre un director de cine
que se encuentra filmando un western, una “trama” que es bastante tonta,
repetitiva y francamente mala, pero su ingenuidad resulta hasta cierto punto “tierna”,
y aunque no quiera aceptarlo, a pesar de utilizar un montón de metáforas y
chistes bastante bobos, sí logro hacerme reír de vez en cuando.
Bueno, veamos
sí la película puede practicar aquello que predica y perdonarme, porque a pesar
de que tiene un buen mensaje, el hecho de manejar un discurso moralista y un
tanto condescendiente, hace que no pueda recomendar ver esta producción. El
documental no hace más que “predicarle al coro”, dándole a su público objetivo,
gente religiosa, específicamente aquella de prácticas judeocristianas, justo lo
que quiere oír, con poca o nula resistencia a sus propios conceptos, lo cual,
en mi opinión, no es la forma en que una idea pueda crecer o ser aceptada por alguien
que no cree ya en ella. No dudo que El
Mayor Regalo en verdad tenga buenas intenciones, pero ya saben lo que
dicen: “El camino hacia el infierno esta pavimentado de buenas intenciones”… y
lo no lo digo de manera teológica, no soy un religioso fundamentalista.
El Mayor
Regalo: 2/5. Meh.
No tan buena
como: El Papa Francisco: Un Hombre de Palabra (2018).
Mejor que: Fátima:
El Último Misterio (2017) Que siendo el pero pedazo de basura religiosa que
haya visto en el cine hasta la fecha ¿Por qué menciono esto cada que tengo la
oportunidad? Porque me gusta pensar en lo enojado que eso pone a los fanáticos religiosos
que odian esa opinión.
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