lunes, 29 de diciembre de 2014

Odio los lunes y la lotería


Además de los lunes también odio la lotería. Lo más fácil  sería decir que odio la lotería porque nunca me he ganado nada, lo cual es verdad, pero si hiciera eso esta resultaría la entrada más corta en la historia del blog pero para bien o para mal existen más razones para odiar la lotería.
Ya sea sorteos o lotería instantánea (de esos boletitos que le rascas y ganas a lo mucho 10 pesos), la razón para jugar es exactamente la misma: Conseguir dinero con un mínimo esfuerzo, lo cual es la mejor idea que he escuchado en mi vida. Es imposible no adorar esa simple noción pero lo que muchos olvidan es que es una cuestión de azar con posibilidades tan ínfimas que resultaría más realista morir al ser golpeado por un rayo mientras estás en tu casa en una tarde soleada. Claro que tal vez sea mi pesimismo de siempre el que habla (como diario), pero honestamente no conozco a nadie, jamás, que siquiera me haya contado que el primo del vecino del peluquero del cuñado  del maestro del amigo de un amigo renuncio a su trabajo porque se saco la lotería.
Por si sola la idea de comprar un boleto de lotería no es mala, si no te sacas nada (sin albur) ni modo y si te ganas algo que mejor. A fin de cuentas si ni juegas no ganas. Pero en esa trillada frase se encuentra precisamente la clave de todo el asunto: “Jugar”. La lotería no es más que un juego de azar, como jugar a los dados, un bolado o encontrar un asiento vacío en el camión, pero se vuelve un problema en el instante en que se pierde de vista el hecho de que se trata de un juego. Muchos compran sus boletos para “el premio mayor” y en cuanto tienen su cachito en la mano (de nuevo, sin albur) ya se encuentran haciendo planes de cómo invertir sus millones en proyectos a corto, mediano y largo plazo, lo cual no significa absolutamente nada cuando al final no se ganan ni un reintegro. Lo único que digo es que, como me enseño Jet Black (el de Cowboy Bebop, no el baterista de The Stranglers) no hay contar huevos sin antes tener las gallinas.
Como diario empezaré a divagar, pero esta vez es relativamente relevante, lo juro por Cthulhu. Hace poco escuchaba el radio mientras manejaba (y creo que es la única forma en que alguien escucha una estación de radios en estos días) , oí un comercial, o mejor dicho “mensaje” tomando en cuenta que es difundido por el gobierno, sobre los “males” que inflige el uso de maquinas tragamonedas, de cómo inducen a los jóvenes a una adicción al juego que a su vez abre las puestas a adicciones como el alcohol o las drogas y como estas maquinas son la raíz de todo los males sociales y que como van a ser la perdición de la civilización tal y como la conocemos ¿¡Y QUIERE ALGUIEN PENSAR EN LOS NIÑOS!? Tanto drama es sumamente gracioso por si solo pero para aumentar la dosis de hilaridad el siguiente comercial que se escucha es sobre el gran sorteo navideño de la lotería nacional. Puede que no sepa de mucho, pero si eso no es hipocresía, entonces no sé que es.
No estoy en contra de que la gente trate de hacerle la luchita por conseguir un dinerito extra, y en muchos casos la lotería, sea cual sea el formato, puede parecer una buena opción para lograrlo, pero lo que en ocasiones se pasa por alto es que se trata de un juego, no de una inversión como tal. Poniéndolo en perspectiva, supongamos que juego al famoso Melate que aparentemente es uno de los sorteos más populares en nuestro país; el sorteo se realiza, según San Google, cada miércoles y domingo, cada boleto tiene un costo mínimo de 15 pesos (mínimo porque puede elegirse hacer más combinaciones de números por un costo adicional). Si las matemáticas no me fallan (y seamos honestos, casi es seguro que fallen porque apesto en matemática) son 2 sorteos por semana, por 4 semanas al mes, con 12 meses por año, a mínimo 15 varos por boleto, eso resulta en un total de $ 1, 440 pesos al año. Cierto, esta cantidad puede resultar relativamente baja, pero son 1,440 pesos que se gastaron en basura, porque estoy casi seguro que de esos 96 sorteos al año, quien participa en todos ellos a lo mucho verá recuperada la mitad de su “inversión” y eso si bien le va.
No soy absolutamente nadie para decirle a alguien en que gastar o no gastar su dinero, de hecho si alguien sabe sobre malgastar su propio dinero en puras estupideces soy yo, pero al menos estoy consciente de ello. Si les gusta jugar a cualquier tipo de lotería, bien por ustedes, creo que tiene un espíritu mucho más optimista y aventurero del que yo jamás tendré, lo único que digo es que no confundan con  “inversión” lo que en realidad solo es un capricho del azar.
Y por eso odio la lotería. Y también los lunes.

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