Otro día,
otro remake innecesario. Me gustaría decirles que ya estoy cansado de esta
nueva maña de El Malvado Imperio Galáctico Disney al recrear sus clásicos
animados en “live action”, pero la verdad es que a veces el resultado es bastante
bueno, y aunque el caso de Aladdin no
es el peor de esta nueva ola de reinterpretaciones, como suele suceder con
todos los remakes de Disney últimamente, me quedo con la versión animada, gracias.
En Aladdin veremos las aventuras de un
joven que se topa con un poderoso objeto mágico. Aladdin (Mena Massoud) es un
joven ladrón en la ciudad de Agrabah que sueña con dejar las calles y llevar
una vida más ostentosa. Aladdin se topa con la oportunidad de volver su sueño
realidad cuando es contactado por el misterioso Jafar (Marwan Kenzari), quien
le encomienda una sencilla tarea: entrar a una cueva y recuperar una vieja lampara
de aceite sin aparente valor.
Tal vez el
ser tan vago con la sinopsis sea innecesario, después de todo esta nueva versión
de Aladdin cuenta exactamente la
misma historia que la película animada de 1992 del mismo nombre, con los mismos
personajes, la misma trama y hasta la misma música. Para darle un poco de variedad
a esta nueva interpretación, la historia se presenta en un orden ligeramente
distinto a la versión original, algo que al principio ayuda agilizando un poco
su ritmo de la trama, lo cual no creo que sea malo, pero sí provoca que la historia
se sienta un poco acelerada con tal de llegar a lo “nuevo” que ofrece la producción.
Aunque la
película nunca se olvida de sus orígenes de cuento de hadas, a la mitad del
segundo acto parce cambiar abruptamente de género y se convierte en una comedia
romántica, específicamente en Hitch, y
no lo digo sólo porque ambas cintas tengan a Will Smith haciéndola de cupido.
Si asumen que lo anterior automáticamente me hizo despreciar el filme, no los
culpo, ya sabrán sobre mi absoluto desprecio por la comedia romántica, pero tal
vez les sorprenda saber que Hitch es
una de las pocas películas de este genero que no me causa nauseas ¿Qué? Que mi corazón
esté podrido no significa que carezca de uno. Curiosamente este ligero cambio
en la trama ayuda a cimentar más firmemente la relación entre Aladdin y la
princesa Jasmine, dibujando más claramente sus personalidades individuales y la
química que existe entre ambos, digo, no deja de ser el típico cuento de dos
personas que se enamoran en menos de veinticuatro horas, pero al menos ahora la
relación se siente ligeramente más creíble.
La música es
la misma que en la versión de 1992, con ligeros cambios que francamente no me
gustan, pero esto se debe en gran parte a que crecí viendo la versión original
hasta memorizar prácticamente cada canción y dialogo del filme, haciendo que los
cambios en la musicalización y en algunas de las letras me suenen muy extrañas,
no es nada drástico y la música sigue siendo movida y pegajosa, pero prefiero
las versiones originales. Lo que me causo algo de confusión es una nueva canción
que prácticamente se vuelve la versión de “Libre Soy” para la princesa Jasmine,
lo cual sí tiene sentido dentro de la trama, pero no dejó de sentirse medio
raro y hasta innecesario.
Como casi
siempre ocurre con estos remakes de cuentos de hadas, todo se reduce a cuestión
de gustos. La historia no cambia, los personajes son los mismos y las escenas,
aunque no son una copia al carbón, tienen el mismo tono, pero sigo prefiriendo
la versión animada, y esta vez no lo digo sólo por nostalgia. Este remake logra
darnos secuencias muy bien ejecutadas, con coreografías bien logradas, creativa
escenografía y vestuario muy llamativo y elegante, PERO el hecho de que la producción
sea en gran parte “live action” limita bastante su creatividad. Lo que trato de
decir es que la animación, tradicional o por computadora, no importa el caso, siempre
tendrá más libertad a la hora de plasmar lo fantástico y maravilloso de un
cuento de hadas, ya que los personajes pueden ser mucho más expresivos, los
escenarios más coloridos y prácticamente no existen limitaciones más allá de la
imaginación a la hora de contarnos una historia utilizando este medio, algo que,
en mi opinión, el “live action” nunca podrá realizar de manera tan efectiva. Al
final del día Aladdin 2019 es una opción más para conocer una historia clásica,
y aunque hace un trabajo decente, no ofrece nada que sea mejor que en la versión
de 1992.
Aladdin:
2/5. Meh.
Mejor que:
Cenicienta (2015), La Bella y la Bestia (2017), Dumbo (2019).
No tan buena
como: Maléfica (2014), El Libro de la Selva (2016)
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