jueves, 16 de mayo de 2019

Cine Barato: Dulce Familia


Ya no sé cómo decirlo sin sonar como disco rayado. A estas alturas vayan a revisar cualquier otra de mis reseñas sobre una mala película mexicana y verán que mis argumentos no han cambiado en lo absoluto, pero en mi defensa, esto se debe a que el cine mexicano no se cansa de cometer los mismos errores una y otra y otra y otra y otra y otra vez. Quejarme del cine mexicano comercial es como discutir con una pared: es inútil, sólo logra exasperarme y me hace ver como un enfermo mental, o por lo menos eso me han dicho las voces y, al igual que ver Dulce Familia es una grotesca pérdida de tiempo.

No estoy de humor para darles una sinopsis concreta sobre la película. Basta decir que trata de una familia donde cada miembro tiene sus propios problemas y parece que todas están compitiendo por ver que personaje es más odioso e insoportable.

Muy, MUY en el fondo de esta producción puedo ver enterrada buenas ideas, temas como la presión social en la vida cotidiana, los irreales estándares de belleza, presión entre mujeres compitiendo en un mismo ámbito laboral o incluso argumentos sobre salud mental, conceptos que la misma producción llega a tocar de manera sumamente superficial, no para explorarlos o desarrollar una historia interesante, sino para contar chistes malos y predecibles, lo cual estaría bien por su propia cuenta, en mi opinión cualquier tema manejado bien puede convertirse en una comedia divertida, pero el problema es el mismo de siempre: El humor simplemente NO da risa.

Las actuaciones son pésimas, exageradas y, como casi siempre, se piensa que el gritar cualquier dialogo automáticamente convierte al personaje en algo gracioso, pero no lo es, por lo menos no en mi opinión. Por si esto fuera poco, todos los personajes son extraordinariamente odiosos y las historias de cada uno de ellos llegan al mismo desenlace, abrazarse entre ellas y decirse lo mucho que se quieren, fingiendo que esto completa arcos de personaje y haciendo pasar la cursilería como un final feliz, pero no es así.

La madre que es cruel y manipuladora con sus hijas sigue siéndolo de principio a fin; la nutrióloga con visibles problemas psicológicos sigue teniéndolos sin mencionarlos o resolverlos; la chiquilla malcriada que sueña con ser gorda no abandona su sueño a pesar de poner en riesgo su salud; la madre que no sabe disciplinar a su hija malcriada sigue sin saber como educar a su niña… pero ¡Hey! Al final todos se abrazan y comen pastel, porque eso es lo que se supone que es un final feliz ¿No?

Podría pasar por alto las malas actuaciones, la vomitiva musicalización, lo despreciable de los personajes o lo burdo de la trama si por lo menos se consiguiera que esta supuesta comedia fuese por lo menos un poco chistosa, pero no lo es nunca. Sí, ya sé, lo digo siempre que puedo: “El humor es subjetivo. Lo que puede ser gracioso para una persona puede no serlo para otra” y sería hipócrita de mi parte negar que un chiste soso no me haga reír de vez en cuando, pero cuando eso es lo único que ofreces en tu “comedia” me parece un insulto, un insulto hacia el propio publico al cual sólo le estas dando chistes reciclados y gastados sin ninguna particularidad o giro que los convierta en algo más que bromas sacadas de un libro de chiste de hace cincuenta años. Lo peor del caso es que hay potencial aquí, tal vez no como para hacer una producción que gané premios internacionales o algo así, pero sí para poder tener un producto final mucho mejor de lo que se termina dándonos. Mediocridad: La soga en el cuello del cine mexicano comercial que se niega a descartar.

Dulce Familia: 0/5. Ofensivamente mala.





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