Creo que ya lo he mencionado antes, pero por más que me
guste ser sorprendido por una película, ya sea por una trama interesante,
buenos efectos especiales o grandes actuaciones, de vez en cuando es agradable
ver producciones que te venden justamente lo que esperabas desde el principio,
como es el caso de Infierno en la
Tormenta, una “típica” cinta de animales asesinos con un toque de película
de desastre que, a pesar de no ofrecer nada nuevo, se dedica a entretener de la
mejor manera que puede con una formula ya bastante conocida.
En Infierno en la
Tormenta veremos a una joven tratando de sobrevivir ante un poderoso
huracán. El estado de Florida se ve azotado por un fuerte huracán, por lo que
gran parte de su población ha sido evacuada de las ciudades, sin embargo al
perder contacto con su padre, la estudiante universitaria Haley Keller (Kaya
Scodelario) decide ir a la casa donde vivió durante su infancia a buscarlo.
Haley encuentra a su padre malherido en el sótano de la casa, el cual
rápidamente empieza a inundarse debido a la tormenta. Como si la situación no
fuera lo suficientemente grave, la casa empieza a ser invadida por cocodrilos
provenientes del pantano cercano, por lo que ahora Haley y su padre deberán
hacer todo lo posible por sobrevivir tanto al huracán como a los peligrosos
animales.
Los primeros veinte minutos de la cinta se dedican a
personificar a su protagonista, dejándonos ver pequeños detalles sobre su vida
y la relación con su familia, lo cual tal vez desagrade a algunos ya que esto
pospone el “plato fuerte” compuesto por cocodrilos asesinos, pero esta
personificación, aun cuando es muy sencilla, al menos logra su cometido de
presentar al personaje como algo más allá de la típica victima bidimensional y
sin personalidad de película de terror, nada profundo o innovador, pero el
gesto se agradece.
Una vez pasado ese ligero “bache” del comienzo, la película
pisa a fondo el acelerador y nunca se detiene. El suspenso es constante, y
siempre que la historia tiene momentos más lentos se arroja una escena de
“acción” con cocodrilos, algunas de ellas llegan a caer en lo ridículo cuando
te pones a pensar en ellas, pero ayudan a mantener el interés del espectador,
una lección que debería enseñarse en escuelas de cine: Si la escena empieza a
tornarse aburrida, agreguen cocodrilos ¡Nuca falla!
Los efectos especiales no son malos, pero tampoco son precisamente
buenos. Los cocodrilos evidentemente están hechos por computadora, lo cual es
de esperarse en la actualidad, pero no evitan verse falsos. Afortunadamente la
película hace un buen uso de sus escenarios, la gran mayoría bastante oscuros,
para disimular un poco sus limitados recursos. Y hablando de efectos
especiales, los elementos de “gore” sí resultan bastante buenos, un tanto
exagerados para mi gusto, pero nunca cruzan la línea de convertirse en
risibles, haciendo que estas escenas sean esa pequeña pizca extra de terror que
adereza el resto de la producción.
Desafortunadamente Infierno
en la Tormenta no puede evitar caer en los conocidos clichés de películas
de terror, principalmente haciendo que sus personajes hagan cosas ilógicas o
innecesariamente peligrosas que no tienen sentido pero que ayudan a que la
cinta se mantenga interesante (de lo contrario terminaría como a los cuarenta
minuto). La película no llega a los extremos de otras cintas de “animales
asesinos” como la infame serie Sharknado,
pero tampoco alcanza a los clásicos del género como Tiburón (que en mi opinión es la regla con la que toda película de
animales asesinos debe ser medida), sentándose cómodamente en un lugar
intermedio, o como dirían en mi rancho: “Ni tanto que queme al santo, ni tan
poco que no lo alumbre”. Creo que si desde un inicio saben que esperar de la
producción, Infierno en la Tormenta
les mantendrá entretenidos por un rato.
Infierno en la Tormenta: 3/5
Mejor que: Megalodón (2018), Gran Terremoto 9 Grados
(2018), El Gran Huracán Categoría 5 (2018).
No tan buena como: Tiburón (1975).
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