No soy fan de la serie Rápidos
y Furiosos, podrían ponerme un arma en la cabeza para obligarme a contarles
las tramas o los nombres de sus personajes y mi mente se quedaría en blanco, en
parte por verdadero desconocimiento y en parte por mi creciente deseo de
volarme los sesos. Tal vez piensen que esto es una clara señal de que odio la
franquicia, pero nada está más alejado de la verdad, ya que aunque no pueda
recordar prácticamente nada sobre estas películas, lo que sí puedo decir es que
son muy entretenidas mientras las vez, las más recientes al menos,
gloriosamente tontas, eso que ni qué, pero entretenidas. Dicho esto, hasta la
fecha no hay entrega más divertida y completamente estúpida que Rápidos y Furiosos: Hobbs & Shawn,
un entretenido viaje siempre y cuando dejes tu cerebro a la entrada del cine.
En Rápidos y
Furiosos: Hobbs & Shawn (que por alguna razón en mi mente sigue sonando
como Calvin y Hobbes) veremos a dos acérrimos enemigos haciendo equipo para
salvar el mundo. Cuando un peligroso virus experimental desaparece
misteriosamente durante una operación secreta en Londres, la CIA y el MI6 deben
hacer equipo, por lo que ambas organizaciones reclutan a los mejores hombres
para el trabajo, el agente del FBI Luke Hobbs (Dwayne Johnson) y el famoso
criminal Deckard Shawn (Jason Statham), quienes deberán enfrentarse a una
poderosa organización secreta con planes de conquista mundial.
Sean sinceros, al oír la descripción anterior ¿No les viene
a la cabeza la trama de una caricatura de acción ochentera o noventera? Es
sorprendente ver como una serie que comenzó tratándose sobre carreras ilegales
de autos ahora es sobre villanos megalómanos súper poderosos utilizando ciborgs
para conquistar el mundo con planes que harían sonrojarse al propio Comandante
Cobra (me refiero a la caricatura G. I. Joe para aquellos que no sepan de lo
que hablo, es decir todos los que leen esto y tienen menos de 20 años). Me
gustaría decirles que la trama mejora durante el transcurso de la película,
pero en realidad nunca lo hace, si acaso cada segundo se vuelve más y más
caricaturesca y ridícula, lo cual suena bastante mal pero no lo es.
El compromiso de la cinta es presentarnos emocionantes escenas
de acción protagonizadas por personajes carismáticos, no darnos una historia
interesante y coherente, y vaya que logra su objetivo. La coreografía y los
efectos especiales son rimbombantes y exagerados, nada fuera de lo común para
esta franquicia, y cada que una secuencia de acción ridícula termina y piensas
que esto no podría ponerse más tonto, viene la siguiente escena diciendo
“sostén mi cerveza” y escala la estupidez a niveles aún más altos.
Claro que la acción es la mitad de la ecuación, la otra son
sus “personajes” que son poco más que figuras de acción que han cobrado vida y
se disfrazan de seres de carne y hueso. Ambos protagonistas tienen una buena
química entre ellos, haciendo que los insultos que se arrojan uno al otro
parezcan diálogos entre dos amigos de toda la vida más que dos enemigos
mortales que no se soportan. Diría que esto rompe con la coherencia de la
trama, pero para que eso fuese cierto la película debería tener coherencia en
primer lugar.
Todo esto suena muy bien, al menos para una mentecilla
sencilla y burda como la mía, pero hay un GRAN problema que definitivamente
afecta bastante a la cinta: Su duración. Cuando la película alcanza un final
entretenido y satisfactorio, por alguna razón decide continuar otros treinta o
cuarenta minutos, implementando parte de ese tiempo en querer darles
profundidad a sus personajes, para lo cual a esas alturas ya es demasiado tarde
para siquiera intentar. El segundo clímax es entretenido, eso no lo puedo
negar, pero la forma en que se presenta es más cansada que entretenida, como
una montaña rusa que sigue su recorrido cuando este dejo de ser divertido hace
dos vueltas.
Me disculpo por siempre usar la misma analogía, pero
seguiré utilizándola hasta que se me ocurra una mejor (spoiler: eso nunca va a
pasar): La serie de Rápidos y Furiosos
es como una enorme y grasienta hamburguesa que con tan solo olfatearla empieza
a taparte las arterias, pero a pesar de saber que te hace mal, a pesar de que
sabes que probablemente lo lamentaras al día siguiente, no puedes evitar
disfrutar cada momento mientras la comes. No sé si Hobbs & Shawn es una comedia que finge ser una película de
acción o una película de acción que pretende ser una comedia, en cualquier caso
resulta muy entretenida, aunque lo sería mucho más si su tercer acto no se
alargara de manera tan innecesaria. Creo que si de antemano están preparados
para ver una de las películas más estúpidas del año, Rápidos y Furiosos: Hobbs & Shawn los hará pasar un buen rato,
no importa si se ríen de ella o con ella.
Rápidos y Furiosos: Hobbs & Shawn: 3/5. Buena.
Mejor que: Rápidos y Furiosos 7 (2015), Rápidos y Furiosos
8 (2017).
No tan buena como: John Wick 3: Parabellum (2018). Que no
tiene nada que ver con la serie, pero al ser ambas películas de acción, creo
que la comparación se vuelve inevitable.
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