lunes, 28 de julio de 2014

Odio los lunes y el alcoholismo


Además de los lunes también odio el alcoholismo. Podría decir que odio cualquier clase de adicción pero eso no está ni cerca de ser verdad tomando en cuenta mis propias adicciones a los videojuegos, los comics y mi propio egocentrismo, entre otras cosas. No soy psicólogo, pero creo que una adicción es bastante fácil de explicar, simplemente haces algo que te hace sentir bien, y sentirse bien es bueno (duh) por lo que repites constantemente ese algo que te brinda bienestar. Tampoco soy médico o químico, pero supongo que algunas adicciones, como a las drogas por ejemplo (y solo algunas, daría más detalles pero me pondría a mi mismo en evidencia), empiezan como una necesidad psicología y poco a poco se convierten en adicciones físicas ¿Por qué todo este choro? Simplemente quiero dejar las cosas claras antes de decir que la única adicción que simplemente no entiendo es la que se refiere a las bebidas alcohólicas.
No es que me ponga en una postura moralista sobre el alcoholismo ni nada por el estilo, cada quien tiene derecho a meterse al cuerpo lo que se le dé la gana, simplemente no entiendo la adicción al alcohol. Y no me malentienda, no es que no me guste beber, claro que me gusta, incluso diría que me encanta, esa euforia liquida o valor en una botella nunca está de más, pero todo tiene (o debería) tener un límite. A lo que me refiero es que no creo que ni la mejor borrachera en el universo conocido valga la pena la resaca del día siguiente.
Cualquiera que haya sufrido de una cruda en su vida sabrá de lo que hablo, que es más o menos como creo que debe sentirse un vampiro (de los de antes, no de las mamadas que pasan por ser un vampiro hoy en día): La luz del sol es irritante y casi sientes como te quema la piel, una sed incontrolable y el deseo de dormir en un ataúd hasta que sea nuevamente noche y hayas descansado lo suficiente como para tener las fuerzas de levantarte de nuevo. Y todo el mundo ha pasado por ello por lo menos una vez en su vida, me atrevería a decir que aquel que nunca haya dicho en voz alta “no lo vuelvo a hacer” a causa de una peda, probablemente nunca ha vivido. Y ya de la cruda moral que usualmente acompaña la resaca mejor ni hablamos.
Es fácil perder el control con el chupe (sin albur) y tal vez sea porque mi resistencia al alcohol sea tan mala como la selección de futbol de Brasil en contra de la Alemana, pero hay un punto donde sé que ya he tenido suficiente: si empiezo a sentir nauseas o comienzo a pensar que abrazar una taza de baño por 30 minutos es una gran inversión de mi tiempo, es momento de parar.
Podría decirse que en esencia no odio el alcohol sino la resaca que esta conlleva, y tal vez sería cierto si no fuera porque es una simple relación de causa y efecto. Es bastante simple, supongo: Odio la cruda, la cruda es causada por beber alcohol ergo si evito beber alcohol evito tener cruda al día siguiente ¿Pero no beber alcohol de vez en cuando? Creo que eso simplemente no podría llamarse vida. A lo que quiero llegar es que, a riesgo de escucharme como comercial mamon auspiciado por el gobierno, beber con medida no tiene absolutamente nada de malo, lo malo es hacerlo con exceso, no porque sea un mal ejemplo para los demás o porque sea malo para la salud, simplemente es porque no quiero tener que vomitar mis entrañas al día siguiente.
Pero lo peor del caso es que el alcoholismo es probablemente le única adicción que es bien vista socialmente, lo cual parece dar un cierto nivel de amnistía a quienes son alcohólicos. Algunos catalogan el alcoholismo como una enfermedad, pero en mi opinión eso no es más que una excusa para que los borrachos puedan lavarse las manos y no hacerse responsables por sus propias acciones. “Bajo el influjo del alcohol”… eso suena casi casi como si la persona estuviera poseída por un espíritu maligno o algo así, siendo que a menos que la botella sea algún ser extraterrestre que fuerce a su víctima a beber su contenido (algo así como un “Facehugger” de Alien), es imposible.
No quiero sonar insensible (no más de lo usual al menos) y entiendo que el alcoholismo puede ser la causa de muchos problemas de salud, pero ese es el punto, es una causa de enfermedad, no una enfermedad por sí misma. No hay nada de malo en que aquellos con este problema busquen ayuda, lo cual debe ser bastante difícil por sí solo, pero que no quieran atribuir todos sus problemas al alcohol. Al final del día quien decide tomar la botella y en qué cantidad empinársela (de nuevo, sin albur) es uno mismo, y el querer pasarle a alguien esa responsabilidad es simplemente estúpido y un tanto infantil.
Y por eso odio el alcoholismo. Y también los lunes.

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