Además de
los lunes también odio los antros. Ya sé lo que están pensando ¿Y tu desde
cuando vas a antros? Pues para sorpresa de absolutamente todo el mundo, debo
decir que por lo menos he ido a un antro una vez en mi vida, y esa ocasión fue
más que suficiente para no querer repetir la experiencia, como diría mi compa
Edgar, nunca más (¿Ven? De vez en cuando puedo hacer chistes más o menos
finos). En esa ocasión no paso nada particularmente malo como para ahuyentarme
perpetuamente de la vida nocturna, simplemente clasifique la experiencia en el
gran archivo mental de “no es lo mío”.
Entiendo el
concepto de los clubes nocturnos, o por lo menos eso creo. Corríjanme si me
equivoco pero según mi entender, este tipo de lugares sirven para convivir con
la gente, tomar todo tipo de bebidas embriagantes y probablemente más que nada
para bailar. Ahora desglosemos esos tres puntos para explicar cuál es mi
problema con cada uno de ellos.
Convivir con
otras personas: Dejando de un lado mi muy conocido intento de mantener la interacción
humana en un mínimo indispensable ¿De verdad los antros son el mejor lugar para
conocer gente nueva y crear amistades? Llámenme anticuado, pero en mi opinión la
convivencia y la forma de hacer amigos es mucho más compleja que gritarse entre
sí y no entender nada de lo que se dicen unos a otros a causa de música ensordecedora,
luces aturdidoras y empujones. He odio muchas veces la frase “nos conocimos en
el antro y de ahí empezamos nuestra relación” ¿Que tan cierto es eso? Puede que
haya sido la primera vez que se vieron, pero no creo que una noche de música y
alcohol sea suficiente para ser la base de una relación sentimental ¿Pero quién
soy yo para juzgar? Cthulhu sabe que he visto noviazgos que empezaron de forma
mucho, mucho peor.
Bebidas
embriagantes: Ok, ahora si están hablando mi idioma ¿A quién no le gusta beber
con los amigos? Podría quejarme del
conocido uso de drogas y alcohol en los centros nocturnos, pero eso no importa,
cada quien mete a su cuerpo lo que se le dé la gana, yo me inyectaría pizza directamente
a las venas si fuera físicamente posible. Tampoco me puedo quejar de los weyes
que salen completamente ebrios del antro y terminan embarrados en una pared o
un poste de luz, en mi opinión eso es darwinismo en su más bella forma ¿Bebidas
adulteradas? ¡Qué más da! Si la piratería es parte de prácticamente cualquier
producto ¿Por qué habría de ser diferente para el chupe? Mi verdadero y único problema
con el alcohol en los antros es el precio. Con lo que compras tres bebidas podrías
comprar una botella completa en cualquier otro lugar. Si solo quiero
emborracharme lo podría hacer en la comodidad de mi hogar por la mitad del
precio que me costaría en un antro, aunque supongo que eso significaría que soy
alcohólico… y horriblemente solitario… y depresivo… y probablemente con
tendencias suicidas… ¡Pero estaría ebrio! Y no hay nada malo en eso, supongo.
Bailar: Lo
admito, simplemente no me puedo quejar de esto bajo ninguna circunstancia. Si
les gusta bailar es muy probable que no exista mejor lugar para hacerlo que en
un antro, ni como negar eso. Simplemente no es lo mío porque cuento con la coordinación
y gracia de una vaca preñada ebria a la hora de bailar, lo que se convierte en
un círculo vicioso: no me gusta bailar porque no sé bailar y no sé bailar
porque no me gusta bailar.
En lo que sí
puedo ver un odio universal de todos los clubes nocturnos, sean aficionados a
la vida nocturna o no, es la repulsión por los cadeneros: el típico wey mamado,
mamon que usa lentes oscuros de noche (que es la cosa más estúpida en la
historia de la raza humana) y que juzga quien es digno de entrar al reino de
las bebidas caras y el baile frenético. Sé que es fácil mentarle la madre a
estos weyes pero la verdad es que solo hacen su trabajo, si yo estuviera en su posición
usaría un sombrero de mago, un bastón y cada que llegará alguien al frente de
la fila gritaría “You should not pass!” Entiendo la función de un cadenero, si
no regulara la entrada de clientes a un establecimiento ya de por si
abarrotado, no solo sería una situación incomoda sino también peligrosa para
todos los involucrados, eso lo entiendo bien, lo que no puedo comprender es la
forma en que se te juzga digno o no de entrar al lugar. No sé nada de
negociosos, pero cuando un cliente llega a tu establecimiento y es seguro que
va a pagarte un bien o servicio, no creo que sea lo más inteligente negarle el
acceso dependiendo de su forma de vestir o si te cae bien o mal ¿No me van a
dejar pasar? ¡Pues púdranse! Me llevare mi dinero a otro lugar. Jódanse, yo me
voy.
Como dije al
principio, los antros simplemente no son lo mío. Cuando alguien habla de “vida
nocturna” todo el mundo piensa en clubes y fiestas, yo pienso en Batman
peleando contra el crimen y si eso no es muestra de mi retorcido estado mental,
entonces no sé que sea.
Y por eso
odio los antros. Y también los lunes.
Amé la frase de ¡la vaca preñada ebria! XD
ResponderBorrarA mí si me gusta "intentar bailar" puesto que no sé, sin embargo concuerdo contigo en todo lo demás, para mí las conversaciones son las que sirven para establecer amistades y relaciones significativas; el alcohol es más caro en los antros y la "selección" para entrar me parece una burla que perpetua los estereotipos y las exclusiones sociales. Así que me uno a ti "odio los antros" =)
Que tanta Verdad dices de los centros nocturnos, no permiten la platica sana, ni beber alcohol en esos lugares es la costoso, pero como dices en tu punto 3 es por el baile, por lo que el 90 % de la gente acude a esos lugares. Yo fui varias veces a esos lugares. En fin hoy no puedo decir que te falto algo por que en los puntos mencionafos estan bien desarrollados. Aprende a bailar y conoce el.otro lado de la botella.... a no moneda. Atte. Wtf pd casi hago un pancho.
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