Estoy consciente
de que soy parte del problema, ya que me la paso hablando de lo asqueroso que
suele ser el cine mexicano actual pero, desgraciadamente, no tengo ni idea de cómo
hacerlo mejorar. Pensaba que el problema era que no contaba con historias originales
y que se limitaba a copiar lo ya antes visto o, en su defecto, que los
proyectos mexicanos en general se producen a la “ahí se va”, mostrando poco o
nulo interés por darnos un producto de verdadera calidad, pero a estas alturas ya
no sé qué pensar, ya que Más Sabe el
Diablo por Viejo SÍ cuenta con una historia “original”, SÍ tiene calidad de
producción y aun así es otro mojón en la creciente pila de mierda que llamamos
cine mexicano.
Ok, la sinopsis
de cajón: Un wey que quiere ser actor
está a punto de conseguir un buen papel para impulsar su carrera pero debido a
una serie de convenientes enredos, lo corren de su casa y además sus documentos
dicen que tiene 79 años en lugar de 30 y cacho. Viendo una oportunidad para
aprovechar su mala suerte, el wey se hace pasar por un anciano y se queda en “La
Casa del Actor”, un asilo para actores de la tercera edad.
Sí esa
premisa les suena siquiera remotamente interesante no los culpo, en un
principio a mí también me lo pareció, pero la trama rápidamente se desmorona al
caer en la comedia simplona, las pésimas actuaciones y, por supuesto, una
pinche subtrama romántica, porque TODA puta película mexicana debe tener una de
esas aparentemente, aunque en este caso la “peculiaridad” de la historia de
amor es que la chica en cuestión tiene gerontofilia… no, no estoy bromeando,
digo, cada quien sus filias, pero la forma en que se presenta esto en la película
no es ni graciosa, ni “enternecedora”, ni siquiera interesante, convirtiéndose rápidamente
en la pila acostumbrada de clichés de TODA PUTA PELÍCULA ROMANTICA.
La película
en ocasiones trata de dar un buen mensaje, el de apreciación por el adulto
mayor (específicamente por actores) e intenta mostrar como la sociedad suele
tratar a este sector de su población como ciudadanos de segunda, pero cada que
la película se acerca a decir algo siquiera remotamente profundo, se interrumpe
a si misma con un mal chiste ¿Y de qué nivel de comedia estamos hablando? Solo
un ejemplo: El protagonista se ve obligado a untarse mierda de perro en el
rostro para ocultar su identidad. Hilarante.
Como siempre
trato de ver por lo menos una cosa buena en una producción, algo bastante difícil
en esta película, pero lo más cercano a algo positivo es la actuación de
Ignacio López Tarso, quien parece ser el único miembro del reparto a quien si
le interesa actuar de verdad, dando comentario valioso e interesante tanto de
la profesión actoral como sobre la vejes, pero por buena que sea su participación,
esto no está ni de cerca de redimir el resto de la película.
Huecos
argumentales a diestra y siniestra, tramas que mágicamente se resuelven solas,
personajes odiosos, edición horrenda que salta de escena a escena sin ton ni
son, banda sonora genérica y patética, comedia barata y pésimas actuaciones son
solo algunos de los elementos que forman parte de Más Sabe el Diablo por Viejo. La película puede que tenga buenas
intenciones e intente darnos algo verdaderamente entretenido, pero eso no es
suficiente para salvar a esta producción, además que, como sabemos, “el camino
al infierno está pavimentado de buenas intenciones”, siendo Más Sabe el Diablo por Viejo una piedra
más en ese camino por el que transita el cine mexicano actual.
Más Sabe el
Diablo por Viejo: 0/5. Ofensivamente mala.
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