Además de
ser todo un clásico por mérito propio, Tiburón
de 1975 es una película verdaderamente importante en la historia del cine;
ayudo a cimentar la carrera del legendario Steven Spielberg, creó el concepto
de “Blockbuster” (la idea de súper producción cinematográfica, no el de tiendas
de video que ya no existen) pero tal vez su aporte más grande haya sido crear
el subgénero de tiburones asesinos del cine… afirmación que digo medio en broma
y medio en serio. Por alguna razón el concepto es muy socorrido en películas de
bajo presupuesto, de esas que están hechas para ser “tan malas que son buena”
(a veces a propósito, a veces por accidente), por lo que me resulta curioso que
Megalodón intente capturar esa magia
del cine “de serie B” con un presupuesto bastante grande, dando como resultado
un “churro” entretenido pero que carece de un encanto propio.
En Megalodón veremos a un grupo de científicos
envueltos en la tradición milenaria de matar tiburones gigantes. Una base
submarina financiada por un excéntrico millonario lanza una expedición a lo más
profundo del mar. Cuando los exploradores quedan atrapados, el rescatista Jonas
Taylor (Jason Statham) encabeza la misión de rescate, sin embargo todo se
vuelve mucho más peligroso de lo esperado cuando un enorme tiburón empieza a
rondar la base submarina, poniendo a todos los tripulantes en un grave peligro.
La película
hace lo que muchas otras producciones están haciendo en la actualidad: hacer
todo lo posible por apelar al gusto del mercado chino, después de todo es uno
de los sectores más redituables para el cine, digo, solo vean cuantos chinos
hay en el mundo, creo que la cifra oficial es tres chingamadrales y medio. Esto hace que algunos
personajes importantes sean interpretados por actores asiáticos, no por buscar
más diversidad o por querer ser políticamente correcta, sino porque, como ya
dije, es una buena forma de apelar al mercado chino. Lo que me causa mucha
gracia es como aun cuando la película tiene un objetivo muy claro, la industria
estadounidense se niega a ceder el protagonismo y tiene como personaje
principal al clásico macho alfa lomo plateado gringo que viene a salvar el día,
es decir, prácticamente el mismo plano y trillado personaje del 99% de películas
de acción, pero lo que sea de cada quien, no es como que una historia sobre un tiburón
gigante necesite algo más complejo que eso.
La película
lanza por la boda cualquier semblante de credibilidad desde un inicio, enfocándose
rápidamente en las secuencias de acción, las cuales van creciendo en escala y ridiculez
conforme avanza la cinta y aunque si logran ser entretenidas, muchas de ellas
se vuelven predecibles y un poco repetitivas. Este enfoque hace que los
momentos más “tranquilos” se sientan un tanto aburridos, haciéndonos esperar ansiosamente
la siguiente estúpida escena que involucré a algún personaje peleando con un tiburón
generado por computadora, algo que por suerte sucede constantemente, pero que
nunca se eleva más allá de esa ridícula noción.
Va a sonar
muy raro pero aunque los efectos especiales no sean espectaculares, siguen
siendo demasiado buenos para este tipo de producciones. Me explico (o al menos
lo intento). Parte de la gracia de las películas de bajo presupuesto es
hacernos reír, casi siempre por accidente, con lo malo de los efectos visuales,
agregando una buena dosis de comedia involuntaria, algo que no existe en Megalodón. No me malentiendan, el tiburón
se sigue viendo tan real como un billete de veinticinco pesos, sobre todo
cuando interactúa con actores, pero carece de ese elemento de “es tan malo que
es bueno” que usualmente adorna a los malos efectos especiales.
No creo que
nadie se sorprenda cuando digo que Megalodón
es una mala película y hasta cierto punto ese es el “encanto” que intenta
alcanzar la producción pero que, por lo menos en mi opinión, nunca logra. Dicho
esto, la película puede ser entretenida bajo las circunstancias adecuadas, es
decir en un cómodo sillón en una sala, con mucho alcohol, comida chatarra a la
mano y rodeado de amistades que estén listas para reírse de algo tan ridículo y
tonto como Megalodón. La película es
un buen rato siempre y cuando sepan de antemano que van a ver un “churro”, pero
aun así no es lo suficientemente entretenida como para tener que verla en la
pantalla grande.
Megalodón:
2/5. Meh.
Mejor que:
Terror Profundo (2016), El Exorcista de Tiburones (2015), El Espanta Tiburones (2004)…
¿Qué? Esa también es de tiburones ¿No? :V
No tan buena
como: Alerta en lo Profundo (1999), La serie Sharknado (2013 - ¿?), Sharktopus
(2010) y mejor ahí le paro porque la cantidad de películas de tiburones es más
extensa que los granos de arena en una playa…
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