Voy a sonar groseramente
condescendiente (por lo menos más de lo usual) pero debo decir que Ana y Bruno no fue de mi agrado. Ya sé
¡Que sorpresa! ¿Yo? ¿Despreciando una película mexicana? ¿Quién lo hubiera
dicho? Sí, sí, sí, hay un precedente muy largo en cuanto a mi desdén por el
cine nacional, pero aun con esto debo darle crédito a Ana y Bruno por intentar cosas nuevas, o por lo menos nuevas en el
cine mexicano, casi ninguna ejecutada con éxito pero el esfuerzo y dedicación ante
el proyecto es evidente, algo que SÍ puedo respetar.
En Ana y Bruno veremos las aventuras de una
niña y su inusual amigo. Ana y su madre llegan a una casa junto al mar para descansar
mientras el padre de Ana va de viaje de trabajo a la capital. La curiosidad de
Ana la lleva a explorar la vieja casa y toparse con una serie de seres
extraños, siendo uno de ellos Bruno, una creatura con la que rápidamente forma
un lazo de amistad. Juntos, Ana y Bruno vivirán una serie de aventuras y descubrirán
un oscuro secreto que esconde la vieja casa.
Sé que la descripción
anterior es demasiado vaga pero debe serlo para no arruinar las distintas
sorpresas que nos da la trama. Curiosamente estas revelaciones se dan rápidamente
y no son tan “sorpresivas”, de hecho muchas de ellas sirven para ir planteando
un giro más grande a la mitad de la historia, uno que resulta un poco obvio
para aquellos que pongan atención (o que han visto demasiadas películas) pero
que está bien planteado e imagino que logrará tomar por sorpresa a más de uno.
Algo que le
debo aplaudir a la producción es que trata de tocar conceptos un tanto oscuros
para un público infantil, es más, me atrevería a decir que se arriesga al
hablar de temas que otras tantas películas mexicanas “serias” no se atreverían ni
a acercarse, sin embargo no creo que lo haga de manera adecuada. Darles todos
los detalles sería (una vez más) arruinar los giros de la trama, pero siento
que trivializa demasiado elementos serios como la salud mental, la perdida, el
duelo… y ya he dicho suficiente. La película trata de presentar estos conceptos
de manera sencilla pero al hacerlo, aun cuando no sea su intención, los banaliza
y les resta muchísima seriedad, algo que tal vez logre confundir a un niño
pequeño sobre estos temas en lugar de explicárselos.
Lo siento de
verdad pero no hay otra forma de decirlo: La animación es pésima. Texturas
demasiado simples, personajes que parecen muñecos de plástico y una paleta de
colores un tanto apagada hacen que el aspecto visual no resulte para nada de mi
agrado. No todo es malo, algunos diseños de los personajes son interesantes
pero ese tratamiento parece ser exclusivo de los personajes secundarios. Los
protagonistas, al menos en mi opinión, son demasiado aburridos visualmente. Ana
parece un muñeco de plástico barato salido de alguna pintura de Margaret Keane
mientras que Bruno es un duendecillo genérico y sin ninguna gracia propia.
A final de
cuentas Ana y Bruno tropieza constantemente
con sus propias ideas, presentándolas de manera un tanto torpe pero esto se
debe en gran medida a que intenta ser algo más que una de tantas películas de
aventuras para niños. Lo he dicho hasta el cansancio, mejor intentar y fallar que
no intentarlo en lo absoluto; la película intenta algo relativamente nuevo y
falla, pero resulta en un buen fundamento para producciones futuras. Una cosa
más, si es que deciden ver Ana y Bruno
deben tomar en cuenta que en muchas ocasiones se torna en una “película de
terror para niños” al estilo de Monster
House o Coraline, aunque no está
ni cerca de ser tan buena como esas películas, sólo tengan en mente que puede
presentar una que otra escena que podría espantar a un niño pequeño, nada
demasiado grafico ni perturbador, pero si podría hacer llorar a uno que otro
chiquillo en el cine.
Ana y Bruno:
2/5. Meh.
Mejor que: Isla
Calaca (2017), La Leyenda del Charro Negro (2018).
No tan buena
como: Ahí Viene Cascarrabias (2018) Ok, lo géneros son completamente distintos
pero ambas producciones son animación hecha en México así que la comparación sí
cuenta… ¿O no?
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