No contentos
con su actual maña de hacer remakes “live action” de sus clásicos animados,
ahora El Malvado Imperio Galáctico Disney nos muestra la combinación de
sus dos peores vicios en la forma de la secuela a un remake “live action” innecesario.
Irónicamente, el éxito de la primera Maléfica
(2014) es, probablemente, el causante de esta nueva ola de remakes de películas
de Disney, y aunque actualmente estoy fastidiado de esta “moda”, esa primera
cinta tuvo éxito por ser una buena película por su propia cuenta, dándole un
giro novedoso a una historia muy gastada, desafiando muchos de los clichés que
aquejan a los cuentos de hadas “tradicionales”, lamentablemente Maléfica: Dueña del Mal es todo lo
contrario, reafirmando estereotipos y con un tono irregular que la vuelve
confusa, sin saber si quiere ser tomada
en serio o no, convirtiéndose accidentalmente en una parodia de sí misma.
En Maléfica: Dueña del Mal veremos a la
famosa Maléfica dando tumbos en una historia que no sabe siquiera si se trata
sobre ella o todos a su alrededor excepto ella. Después de convertirse en la
reina de “El Páramo”, un reino mágico llena de hadas y creaturas legendarias,
la reina Aurora (Elle Fanning) acepta la propuesta de matrimonio del príncipe
Phillip (Harris Dickinson), heredero del reino de Ulstead, lo cual uniría ambas
tierras en armonía. A pesar de oponerse a la unión, Maléfica (Angelina Jolie)
le da su apoyo a su ahijada Aurora, sin embargo las hostilidades y prejuicios
de la reina de Ulstead y madre de Phillip, la reina Ingridth, iniciaran un
conflicto que pondrá en riesgo tanto a su reino como a “El Páramo”.
De antemano
les aviso que esta reseña estará repleta de spoilers, lo cual es lamentable
pero es la única forma que tengo para demostrar lo mala que esta cinta. Como
mencione al principio, el tono del filme es muy disparejo, en ocasiones quiere
ser fantasioso e infantil cual cuento de hadas y en otras serio y sombrío como
alguna historia de fantasía épica, en ocasiones mezclando ambos tonos de forma
torpe. Ejemplo: Durante el clímax vemos lo que, técnicamente, es una cámara de
gas que mata a creaturas mágicas, trampa mortal que es activada mediante un
órgano de iglesia por un personaje sobre actuado y ridículo. No, no es broma:
cámara de gas “musical” ¿Quieren otro ejemplo de este choque de tonos? La
antagonista, que literalmente es la causa de un genocidio sin ninguna señal de
remordimiento, encuentra su castigo de manera “cómica” cuando es transformada
en una cabra, porque ya saben, un mal chiste hace que te olvides de un crimen
de odio, además de un intento de asesinato a su propio esposo ¿Jajaja?
Una de las
grandes fortalezas de la primera Maléfica
fue que su historia se centraba en su personaje principal, dándole un arco de
personaje bien definido y una caracterización muy coherente en cuanto a su
propio contexto, pero en esta secuela ningún personaje se acerca a esto, ni
siquiera la propia Maléfica que se convierte en poco más que un “Deus Ex
Machina” que camina. A pesar de que en la película anterior Maléfica tuvo un
buen desarrollo de personaje, esta secuela hace todo lo que puede para ignorar
o hacer retroceder al personaje y su crecimiento, queriendo convertirla una vez
más en la “villana incomprendida”, para lo cual utiliza excusas ridículas
sacadas de la manga que incluyen, pero no se limitan a: una raza entera de
creaturas igual a ella, una profecía que nunca se había mencionado antes, un
conflicto al que nunca se hizo alusión hasta ahora, etcétera, etcétera. Tal vez
es demasiado obvio, pero hay que decirlo: todos estos problemas en el guion son
causados por querer darle continuación a una historia que ya estaba completa y
que no necesitaba una continuación.
Tal vez
piensen que exagero, y tal vez tengan razón, pero hay una escena en específico
que me recordó a Shrek 2, donde los
personajes están en medio de una cena “familiar” donde la incomodidad es parte
del chiste, la diferencia es que en Sherk
esta escena era una parodia, mientras que en Maléfica, sin alterar en lo más
mínimo el tono de la escena, se pretende que el escenario se tome con toda
seriedad. Así es, llegamos al punto donde una parodia es más coherente y mejor
planteada que el material “serio”.
Maléfica: Dueña del Mal regresa a los vicios de los cuentos
de hadas que su predecesora trató de subvertir. Personajes dispuestos a
traicionar sus seres queridos cuando ven una cara bonita, el clásico final
feliz que termina en boda, la narrativa trillada de “profecías y elegidos”, y
personajes planos sin motivaciones reales cuyas acciones son dictadas por el
guion y no por sus propia personalidad, entre muchas otras cosas. La película
es basura, aunque basura muy pulida y brillante. Los vestuarios son muy
impresionantes y los efectos especiales, aunque nada convincentes, al menos
están bien desarrollados y son entretenidos, pero ya saben lo que dicen:
“Aunque la mona se vista de ceda, mona se queda”. Es cierto que un público
infantil, el público objetivo de la producción, la podrá pasar plenamente ya
que ellos no la verán con los mismos ojos, pero eso no hace que las múltiples
fallas de la cinta dejen de existir. Perdón por ser tan amargado, pero
simplemente no puedo recomendar que vean esto, ni siquiera si son fans de la
película anterior, es más, especialmente si son fans de la película anterior
(yo mismo soy uno).
Maléfica:
Dueña del Mal: 1/5. Mala.
Mejor que:
Blanca Nieves y el Cazador (2012), El Cazador y la Reina del Hielo (2016)
Ninguna de estas son de Disney pero tienen la misma vibra desatinada y ridícula
que Dueña del Mal.
No tan buena como: Maléfica (2014)
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